cinco.

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Los pasillos de la academia se encontraban completamente desolados, siendo visibles de vez en cuando uno que otro docente transitando por el establecimiento.

JungKook recorrió el extenso camino rumbo a la oficina del director en compañía de la chica que asumía él, era la delegada, quién a cada instante revisaba su uniforme escolar para cerciorarse de que se apreciará lo más pulcro posible, y pasaba repetidas veces las yemas de los dedos por su cabeza, para acomodar los rebeldes cabellos que se zafaban de la apretada coleta que traía.

— ¿De casualidad, conoces el motivo por el cual el director solicita mi presencia? — rompió el silencio al ladear su cabeza en busca de una explicación a su inquietante pregunta.

— No — lo miró de soslayo —. Yo sólo sigo las indicaciones que la directiva ordena —aclaró, sin despegar su vista de enfrente mientras se encogía de hombros, provocando que JungKook regresara su vista hacia las diferentes aulas de clases que pasaban.

Nadie volvió a pronunciar una palabra, ya que ninguno de los dos se conocía o siquiera era consciente de la existencia del otro hasta ese momento.

Después de un largo y silencioso recorrido por la institución, finalmente se ubicaban en las afueras de la oficina en tanto esperaban la autorización para ingresar. Al obtenerla, ambos se adentraron por la ancha puerta corrediza fabricada de cristal templado, dejando a la vista la elegante y majestuosa oficina del superior.

— Muchas gracias jovencita, puede retirarse. — la chica hizo una leve reverencia y salió nuevamente a concluir sus demás obligaciones.

JungKook se mantuvo en silencio al observar con suma curiosidad el interior del lugar, notando la secuencia de placas y medallas labradas que estaban cuidadosamente alineados sobre la blanquecina repisa. Sus ojos hicieron un rápido escaneo por el amplio despacho, sin embargo, su trayectoria ocular se vio detenida al encontrarse con otro par de iris.

TaeHyung estaba sentado en un cómodo sillón de la esquina con una pequeña libreta de anotaciones descansando en su antebrazo derecho, sus dedos jugaban con su bolígrafo que anteriormente estaba ocupando.

— Buenas tardes joven Han. — NamJoon acomodó correctamente sus delgados anteojos en el puente de su nariz.

— Buenas tardes — la inseguridad destiló en su tono de voz — ¿Está todo en orden?

— Junto con el joven Kim, hemos estado evaluando los informes de desempeño académico de los estudiantes — dijo sin contestar de manera directa a la pregunta del pelinegro —. Señor Han, ¿es usted consiente de que si no mejora sus calificaciones, la directiva puede retirarle su beca? — hizo una pausa y se frotó la frente — En caso de que llegara a suceder, usted ya no podría ser coronado como consejero real.

La seriedad en su semblante era perceptible en cada uno de los poros de NamJoon, al mismo tiempo que le dedicaba miradas cargadas de advertencia al chico parado frente a él.

JungKook sintió como la desdicha se apoderaba de todo su cuerpo. El simple hecho de pensar que no podría brindarle un futuro prometedor a su familia, le causaba un inmenso malestar en su interior. Si bien, no era el estudiante estrella de la escuela, tampoco era un irresponsable. Entregaba a tiempo cada una de las tareas que le encomendaban, aun si no era precisamente su actividad favorita del día.

— Ayer Madam Cristal me recomendó que fueras expulsado — la expresión de desconcierto hizo presencia en el rostro del pelinegro, ¿acaso tan descuidado había sido? — No puedo culparla, sólo van un par de días, pero creo que jamás he visto un alumno tan desastroso en estos pasillos.

— Entiendo. — tragó duro y agachó la cabeza, incapaz de mantener el contacto visual con el director.

TaeHyung apretó sus uñas contra las palmas de sus manos, dejando en estas unas notorias marcas enrojecidas en forma de línea. La molestia en su interior creció con cada segundo que era señalado por las manecillas del reloj de pared.

𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚 𝐑𝐞𝐚𝐥 │➶𝐭𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora