Fetiche Oscuro © [PAUSADA]

♟UN♟

"ＨＯＧＡＲ, ＤＵＬＣＥ ＨＯＧＡＲ."

PUEBLO DE HOLLOW HILLS.

CAROLINE.

Nos mudaremos.

Hace tres años mi padre había tomado la decisión de que era momento de comenzar de cero, apellido nuevo, familia nueva, historia nueva y en un lugar completamente desconocido y lejos de nuestros orígenes. Un lugar donde nadie supiera lo que nos había ocurrido ni preguntaran porque nos había ocurrido. Y que mejor que que el pueblo de Hollow Hills donde todos conocen a todos y alguien nuevo es muy poco común.

Claro que,

Nosotros fuimos ese poco común.

Luego de unos años agotadores mi padre tomó las riendas de nuestra familia y para salvar lo poco que quedaba de nuestro legado nos obligó a mis hermanos y a mi a venir aquí. Aun no se si fue por nuestro bien o por el de ella, pero aquí estamos ahora.

Sobrellevándolo.

Este pueblo tiene sus encantos, sin embargo también tiene fallas. Es un lugar pequeño, tranquilo y muy diferente a Francia, donde habíamos nacido y crecido la gran parte de nuestras vidas. A diferencia de nuestra antigua casa, esta es más pequeña y cálida, para no decir que vacía. Al principio fue difícil adaptarnos, pero no me quejo... Cuando las fallas de este pequeño pueblo comenzaron a salir, lo volvió un poco entretenido y apaciguó la atención sobre nosotros.

—Deberías salir de casa de vez en cuando. — Le reproché a Nicolas quien estaba apunto de encerrarse en su habitación de nuevo. — Allá afuera no es tan malo como parece.

Bufó y asomó la cabeza por la puerta.

— Si lo hago, — Se defendió mirándome incrédulo — Solo que no contigo, hermanita.

Abrí mi boca dramáticamente y él rió.

A veces podíamos llegar a ser demasiado infantiles pero es divertido e inevitable. Además de que es una de las pocas cosas que trae alegría a este oscuro lugar.

—Claro, como ya creciste te da vergüenza admitir que tienes una hermana mayor.

Suspiré exageradamente. — Lo comprendo, ya no es como antes, estas creciendo y yo...

—Caroline, somos gemelos.

Refutó interrumpiendo mi pequeña escena.

—Mellizos. — Le corregí arrogante. — No es tan difícil recordar esa palabra, hermanito.

—Como sea. — Se encogió de hombros. — además te recuerdo que solo fueron dos minutos de diferencia, no fue la gran cosa.