8. Paul

34 1 0
                                    

Me obligué a dejar de mirarla por un segundo, y tomé rápidamente una hoja de recetario medico y una lapicera de mi maletín. Escribí en el papel, mi amigo me miraba curioso yo escribía atento, tratando de que mi letra sea lo más entendible posible.

Me paré y caminé de forma elegante hacia ella tratando de ocultar cualquier signo de nerviosismo, le entregué el papel y le dije: "Señorita se le cayó este papel". Ella me miró sorprendida, confusa y algo intrigada. Tomó el papel, lo abrió, lo observó unos segundos y río nerviosamente diciendo "Ah claro, gracias por devolvermelo"... Volví a mi asiento con la esperanza de que cuando volviera a su casa me llamara.

Solo espero no asustarla, aunque sonrió cuando me agradeció. Eso debe significar algo.

Ojos memorablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora