Capitulo 1

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Despertar a las 5 de la mañana con la luz del bombillo pegando a mi ventana se había vuelto algo habitual, no era que me molestara, aunque, si me hacía recordar que era hora de irme a estudiar, lo cual disfrutaba algunas veces y otras no.

Abren la puerta de mi habitación...

– Amelia, será que te puedes parar ya de la cama – A veces odiaba a mi hermana, era una chiquilla de 14 años muy caprichosa que se creía de 30. – Si, ya voy. Deberías dejar de gritar todas las mañanas, para eso tengo un despertador. – Mi hermana me torció los ojos y se fue.

Sali de mi habitación y escuche gritos que venían de la cocina.

–¡Basta! Me haces daño. ­–me acerque rápidamente al reconocer la voz de mi mama, era el otra vez. Saul era una persona muy violenta, y cuando estaba en desacuerdo con algo reaccionaba de esa manera y mi madre siempre tenía que soportar ese tipo de abuso.

–Déjala. ¡Idiota! Llamare a la policía si no la sueltas. – Le hable fuertemente a Saul, él y yo no nos llevábamos bien. Me miro con todo el odio que le salía del corazón, pero no iba a permitir este tipo de actitudes, no mientras yo este, no con mi hermana en casa.

–¿No te ha enseñado tu mama que no te metas en conversaciones de adultos? – hablo su esposo con cinismo mientras la soltaba violentamente.

–¿A ti no te enseñaron que a las mujeres no se les pega? ¡Guache! –Respondí ofendida por su actitud.

–Amelia ya, no te preocupes, ve y alístate que vas a llegar tarde– mi madre hablo como si no pasara nada.

–Pero...

–Ve y alístate, ya te hable­– El me miro con cara de triunfo y me resigne a salir de la cocina e ir a alistarme. Siempre pasaba la misma situación, la golpea, trato de ayudar, pero siempre lo defiende, Creo que no volveré a meterme en eso, por más que me duela que le hagan daño, ella sola es la que debe darse su lugar.

Termine de alistarme y ellos seguían en su discusión, pero ya en su cuarto. No me despedí de nadie, solo salí y tomé rumbo hacia al instituto. Decidí ir caminando, siempre lo hacía cuando pasaban este tipo de situaciones, así despejaba mi mente, me puse a pensar que ya solo me faltaba un año para salir, estábamos en proceso de elegir que queríamos estudiar y por cual universidad optaríamos, me daba un poco de emoción por fin culminar esta etapa de mi vida, salir de mi casa y ya no vivir con mi padrastro, sería lo mejor y me ayudaba a resistir un poco más.

Al llegar al instituto me tope con mi director de salón, que a su vez se acercó a mí, siempre estaba muy bien vestido, aparentaba tener entre 40 a 45 años. Es físico e ingeniero, le gustaba hablar mucho sobre teorías conspirativas y como los zombis dominaran el mundo, también tenía la costumbre de ser muy entusiasta. Se acerco a mi.

– Señorita Amelia, ¿Cómo esta? – ni siquiera me dejo contestar. – Espero que este muy bien, necesito que se dirija al salón E30. Cada estudiante hablara con la psicóloga antes de empezar con el proceso de inscripción y recomendación para la universidad que elijan.

– ¿Por qué con el psicólogo? – me sentí un poco incomoda al pensar que me tocaría hablar sobre mi desgracia de familia.

– Necesitamos ver las condiciones de cada estudiante, sus capacidades y como ayudar en el caso de que haya alguna problemática. – bueno, al menos no es tan malo.

– Está bien profesor, ya me dirijo. – el profesor me hizo una seña de nos vemos luego.

Me dirigí al salón, al llegar respiré profundamente antes de entrar, abrí la puerta y encontré una mujer joven sentada en el escritorio del profesor, me miro.

En medio de los UniversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora