LLAMADA ENTRE CONWEY Y HORACIO
Horacio: Buenos días, ¿cómo se encuentra hoy superincandescente?
Jack: Bajad del vehículo.
Horacio: No está en condiciones de pedirnos nada, recuerde que tenemos a Gustabo. –Sabía que lo llevaban ahí dentro y la idea de que acabaran con él le hacía estremecerse.
Jack: Eso lo tengo que comprobar.
Horacio: Más te vale despedirte de él, porque no lo volverás a ver. –Se oyó cómo nombraba a Gustabo.
Gustabo: ¿Superintendente? –Al oír esa voz no pudo evitar sentir tristeza.
Jack: Gustabo, ¿estás bien? ¿Te han hecho algo? –Quería sonar tranquilo pero era muy complicado.
Gustabo: Estoy bien, ¿va a venir a ayudarme?
Jack: Escúchame, pase lo que pase voy a ir a por ti y voy a matar a esos capullos, ¿entendido? –Gustabo intuía que uno de los dos no iba salir de ahí vivo y quería aprovechar es posible última conversación.
Gustabo: Conwey, si no salgo de esta quiero que sepa que usted ha sido una de las mejores personas que he conocido y lamento no haberlo dicho antes perole quiero. –El mayor estaba muy asustado, nunca le había llamado así, siempre era o superintendente o alguna de sus variantes graciosas que se había inventado.
Jack: Yo ta-. –Antes de que pudiera terminar la frase, Horacio le interrumpió.
Horacio: ¡Qué conmovedor! Ahora escuche atentamente porque solo se lo diré una vez. Nosotros nos vamos a ir y ustedes también, olvidará que esta conversación ha sido realizada y, por supuesto, no nos seguirán ni nos dispararán, de lo contrario, su querido Gustabo está muerto. –Conwey no tenía otra opción, era eso o la muerte del pequeño.
Jack: Llevadme a mí.
Horacio: Así acabaría su sufrimiento y, siendo honestos, me gusta verlo sufrir.
Jack: Tú no eres así, Gustabo es tu mejor amigo desde hace mucho. –Estaba intentando ablandar a Horacio, pero un paso en falso y todo acabaría.
Horacio: Era. Las personas cambian, él lo hizo y yo también.
Jack: Él no ha cambiado, sigue siendo el mismo capullo de siempre, que se mete en problemas con sus amigos y luego piden ayuda.
Horacio: Pues ese capullo decidió dejarnos solos.
Jack: ¿A qué te refieres?
Horacio: A que teníamos un plan perfecto, nadie saldría herido y tendríamos dinero, pero él prefirió quedarse con usted y esta es nuestra venganza.
Jack: ¿Habéis montado todo esto por dinero de mierda?
Horacio: Sí, y para daros una lección y demostraros que no somos unos capullos que no valen para nada.
Jack: ¿Enserio te estás jugando la vida de tu mejor amigo por algo que podías pedir? –Si lo hubieran necesitado, el propio superintendente les hubiera dado dinero.
Horacio: Sí, y ahora nos vas a dejar irnos de aquí. –A Conwey se le había ocurrido una idea maestra que podría funcionar perfectamente.
Jack: No tan rápido. –Tomó a Volkov y lo apuntó con su pistola en la cabeza.- Si quieres jugar sucio, juguemos. –Horacio, al ver la situación se puso nervioso, no había contado con el pequeño detalle de que su enamorado estaría ahí.
Horacio: Él no tiene nada que ver con esto.
Jack: Gustabo tampoco, si tú lo sueltas, yo también.
Horacio: ¡Usted no lo entiende! ¡No sabe nada!
Jack: Escúchame, sé que has matado a uno de los míos, por lo que no hay posibilidades de que salgáis impunes de eso, pero no os caerá perpetua ni os fusilaré, aunque me muera de ganas por hacerlo, ¿qué te parece?
Horacio: Eso no soluciona nada de lo que yo quiero.
Jack: Te pagaré un sueldo vitalicio cuando salgas.
Horacio: Seguro que me está mintiendo, usted no haría eso.
Jack: Tú tampoco eras capaz de quedarte negociando hasta que apunté a Volkov, todos cedemos alguna vez por amor. –Horacio permaneció callado unos segundos, Conwey tenía razón y, en el fondo, no quería matar a Gustabo, habían compartido muchas cosas juntos después de todo, pero no cedería tan pronto.
Horacio: Antes quiero pedirle algunas cosas.
Jack: Habla.
Horacio: Quiero que Segismundo y Emilio tengan una condena diferente, ellos solo seguían órdenes.
Jack: De acuerdo.
Horacio: Quiero que suelte al comisario bombón a la vez que yo suelte a Gustabo, si se retrasa un segundo morirá.
Jack: Bien, ¿algo más?
Horacio: Quiero que me invite a la boda.
Jack: ¿Qué boda?
Horacio: A la suya con Gustabo. –Eso les tomó por sorpresa tanto a Conwey como a Gustabo.
Jack: Antes tiene que aceptar casarse conmigo. –Desde lejos se oyó un estruendoso sí quiero perteneciente al menor, cosa que hizo sonreír al mayor.
Horacio: Ya lo ha oído, ¿entonces me invitará?
Jack: Claro.
Horacio: Bien, voy a colgar y a contar hasta tres, cuando termine los dos soltamos a nuestros respectivos rehenes. –Conwey afirmó y la llamada finalizó.
FIN LLAMADA ENTRE CONWEY Y HORACIO
A lo lejos se escuchó la cuenta atrás. Cuando acabó ambos soltaron a los rehenes, pero antes de que pudieran echar a andar, unos disparos se lo impidieron. Horacio había olvidado que estaba compinchado con una de las mafias más peligrosas de la cuidad, cuyo objetivo era acabar con el superintendente y hacerse con la ciudad como si de un reino se tratara.
Horacio detuvo enseguida a Gustabo para que no le dieran. En cambio, Conwey estaba confundido, no sabía por qué estaban disparando ni quiénes eran los que disparaban, pero dudaba que fuera obra de Horacio.
Volkov: Conwey, Horacio me ha mandado un mensaje, dice que estaba compinchado con ellos, son de una mafia que quiere acabar contigo. –Estaba claro que los causantes de los disparos no estaban de acuerdo con lo que Horacio había hecho, y estaban dispuestos a llevarse por delante a todos los presentes. Era una guerra a vida o muerte, y Conwey lo sabía.
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Lo que veo en tus ojos - Intendenteplay
RomanceEn un mundo de caos y estrés siempre hay alguien que te puede sacar una sonrisa, incluso solo con verlo a los ojos.