Capítulo 10

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Tras aquellos disparos, Conwey estaba tirado en el suelo y sus agentes se acercaban despacio por si aún estaban los mafiosos, pero el superintendente había abatido a todos. Algunos de esos agentes revisaron el perímetro para controlar la zona, otros estaban recogiendo a Conwey del suelo y subiéndolo con cuidado en un patrulla para dirigirse al hospital, no sabían si saldría de esa, pero tenía pulso, leve, pero tenía.

En cuestión de minutos ya estaban entrando por la puerta del hospital con él en brazos y, al igual que a Gustabo, lo llevaron al quirófano para operarle. Su operación duró un par de horas, tenían que sacarle todas las balas y curar y cerrar las heridas.

Lo llevaron a una habitación compartida en las que las camas tenían cortinillas para mantener la privacidad de los pacientes, por lo que, si despertaba, nadie sabría que él estaba allí ni sabría con quién estaba. En el pasillo de esa habitación estaban varios agentes y los tres amigos de Gustabo. Todos estaban decaídos, hay posibilidades de que no salieran y eso les mataba por dentro. Los médicos tampoco podían darles muchas explicaciones porque no podían asegurar que se fueran a despertar después de sus respectivas operaciones.

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Dos días pasaron y ninguno despertaba, aunque sus constantes vitales parecían encontrarse bien. En ningún momento les dejaron solos, siempre había alguien en la puerta, por si la buena noticia sucedía, pero no podían estar todos ahí, debían descansar y volver a sus trabajos.

En este momento los dos que estaban en el hospital eran Volkov y Horacio, no estaban manteniendo ningún tipo de conversación, pero el silencio no era incómodo.

Desde fuera, pudieron escuchar un pitido constante y vieron a un médico y algunos enfermeros entrar en esa habitación. No querían pensar que uno de los dos podía haberse ido definitivamente pero la tensión se notaba en el ambiente.

Minutos más tarde, uno de los enfermeros salió de la habitación llamando la atención de los dos que estaban sentados en el pasillo. Llevaba una leve sonrisa en la boca, lo que los tranquilizó un poco.

Horacio: ¿Tiene buenas noticias, enfermero? –Estaba tan nervioso que agarró la pierna del comisario.

Enfermero: Ya lo creo, Gustabo ha despertado. –Horacio empezó a dar saltos de alegría y abrazó a Volkov, lo que hico que el comisario se ruborizara levemente.

Horacio: ¿Podemos pasar a verlo?

Enfermero: Claro, pero no hagan mucho escándalo, aún está conmocionado. –Ambos entraron y se dirigieron a la camilla donde estaba Gustabo, este estaba tumbado bocarriba con los ojos abiertos y observando a su alrededor.

Horacio: ¡Gustabo! –Corrió a abrazar a su amigo.

Gustabo: ¡Horacio! –Correspondió el abrazo un poco adolorido.

Horacio: Lo siento por lo que te hice, no sabía lo que hacía. –Había comenzado a llorar mientras se lamentaba.

Gustabo: No pasa nada.

Volkov: ¿Cómo te encuentras?

Gustabo: Supongo que bien. –A pesar de que estaba vivo tenía cara de estar desanimado.

Volkov: Me alegro.

Gustabo: Volkov, ¿puedo preguntarle algo?

Volkov: Claro, ¿sucede algo?

Gustabo: ¿Dónde está Conwey? –Esa pregunta llevaba en su cabeza desde que había despertado, sabía que había escuchado disparos antes de desmayarse, pero no sabía todavía de quién eran.

Volkov: Está en esa camilla. –Señaló a la camilla que se encontraba en su lado y que estaba con las cortinas cerradas.- Aún no ha despertado pero dicen que está estable.

La mirada de Gustabo se animó un poco a pesar de que seguía triste, pero saber que no estaba muerto era lo que necesitaba, podía ser un auténtico hijo de puta con él pero le quería, incluso si hubiera muerto le seguiría queriendo.

El médico les dijo a los acompañantes que dejaran descansar a Gustabo, los dolores no se iban a ir de un día para otro y debía mantenerse calmado para que las heridas cicatrizaran lo más rápido posible.

Ambos se despidieron del herido y salieron del hospital mientras que él se quedó mirando la camilla de su compañero de habitación hasta quedarse dormido.

Lo que veo en tus ojos - IntendenteplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora