Habían pasado seis meses desde que Gustabo y Conwey se habían comprometido, y por fin había llegado el día que tanto ansiaban. Todos sus amigos estaban ahí, observando cómo Conwey se ponía nervioso ante la espera. Volkov estaba a su lado intentando calmarlo, cosa que no funcionó. Horacio estaba con Gustabo esperando a que les dieran la señal para poder salir.
Pasados unos minutos, un chico entró en la sala y les dijo que ya podían salir. Había llegado el momento. Como Gustabo no tenía familia que le pudiera acompañar hasta el altar, decidió que Horacio lo hiciera, este accedió gustoso.
Conwey, nervioso a más no poder, comenzó a pensar que quizá el menor se estaba arrepintiendo, pero esos pensamientos desaparecieron de su cabeza cuando lo vio caminar hacia él del brazo de Horacio. Se sentía realmente feliz, era el mejor día de su miserable vida, y no lo podía negar.
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La ceremonia transcurrió muy tranquila, los votos de ambos emocionaron a todos los invitados, sobre todo los del mayor, que nunca se había abierto tanto delante de tanta de gente, pero por Gustabo haría lo que fuera. Los padrinos, Volkov y Horacio, también dieron unas palabras hacia los novios, con las que incluso Conwey acabó emocionado. A la hora de tirar el pequeño ramo que Gustabo portaba, todos los invitados se pusieron formando un grupo esperando el lanzamiento, cosa que nunca llegó, puesto que el menor se lo entregó en mano a Horacio, el cual estaba un poco confundido, pero cuando se dio la vuelta y vio a Volkov hincando rodilla con una cajita en la mano, lo entendió todo, pero eso ya es otra historia.
Durante el banquete, todos estuvieron pasándoselo bien, riendo, contando anécdotas y, en definitiva, siendo felices y disfrutando del momento. Algunos ya estaban pasados de copas, pero poco les importaba, todo estaba bien.
Los novios, algo cansados, fueron a la habitación que habían reservado para ese día, pudiendo estar por fin solos en ese maravilloso día. Ninguno de los dos decía nada, solo se miraban a los ojos sonriendo, habían conseguido su mayor sueño, estar juntos.
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Los años pasaron y nuestros dos protagonistas seguían felices y juntos, habían adoptado a un perro y a un gato, y estaban pensando en adoptar a un niño o a una niña.
Horacio salió de la federal unos años antes por buen comportamiento y Volkov iba a visitarle casi todos los días, incluso ya estaban viviendo juntos y organizando su boda.
Sus amigos y compañeros seguían como siempre, algunos metiéndose en líos y otros sacándoles de ellos, pero estaban todos muy unidos. Desde que esa mafia había desaparecido, la cuidad estaba mucho más tranquila y nuestro supervergaardiente ya no estaba tan preocupado por lo que le pasara a Gustabo, aunque siempre decía que sí para poder pasar más tiempo con él. Y vaya que sí lo pasaba, iban a estar toda la vida la juntos, y solo acababan de empezar.
Fin
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Muchas gracias a todos los que habéis leído, de verdad, espero que os haya gustado y os haya divertido casi tanto como a mí escribirla. Espero que nos leamos pronto <3
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Lo que veo en tus ojos - Intendenteplay
Roman d'amourEn un mundo de caos y estrés siempre hay alguien que te puede sacar una sonrisa, incluso solo con verlo a los ojos.