Lo que Volkov llevaba en su mano era el teléfono de Gustabo atravesado por una bala, no cabía duda de que era el de él porque tenía unas características pegatinas en la parte trasera.
Por un momento Conwey pensó que su corazón le iba a jugar una mala pasada pero consiguió calmarse a tiempo. Volkov ya intuía por qué siempre el superintendente cuidaba de ese pequeño revoltoso pero no era momento de preguntar sobre eso.
Volkov: Lo vamos a encontrar. –A pesar de necesitar esas palabras, Conwey no dijo nada, dentro sentía un profundo odio hacia los que le hicieron eso, porque sabía perfectamente quienes habían sido y un movimiento en falso podrían hacer que lo perdiera definitivamente.
Mientras en la comisaría organizaban un operativo, Gustabo se encontraba andando por uno de los barrios más peligrosos de la ciudad con 400 gramos de droga metido en el estómago, Horacio le obligó a tragárselo para asegurarse de que cumpliera su misión pues si una bolsa llegaba a explotarle dentro moriría casi instantáneamente.
Llegó al lugar acordado y espero hasta que un hombre enmascarado se acercó a él.
¿?: ¿Tienes mi mercancía? –El hombre parecía nervioso, incluso diría que era nuevo haciendo estas cosas, pero Gustabo solo asintió.
¿?: Bien, ven conmigo. –Le llevó a un cuarto y lo cerró dejando al menor dentro.
¿?: Cuando lo tengas todo fuera llama. –Sin más se quedó allí vigilando la puerta mientras un confundido Gustabo trataba de hacer lo que Emilio le había dicho.
FLASHBACK
Emilio: No pienses que sacarte todo esto te resultará fácil joto, tal vez pases horas y solo saques una pinche bolsa así que recuerda lo que te voy a decir, seguro que el superprepotente ya te trabajó el behind así que solo tienes que relajarlo y empujar.
Segismundo: Tú como si estuvieras en el baño de tu casa.
Horacio: Y si te dejas algo ahí dentro ten claro que morirás.
Gustabo asintió mientras comenzaba a tragarse una a una esa especie de bolsas, además no entendía por qué siempre le decían que había tenido algo con el superintendente, ellos sabían de los sentimientos de Gustabo hacia él pero ni siquiera se había declarado y muchos menos esperaba que le correspondiera.
FIN FLASHBACK
El menor suspiró intentando relajarse para hacer su labor lo antes posible. Se bajó los pantalones y la ropa interior dejándolos a un lado y se agachó, respiró una vez más y comenzó a empujar deseando que la espera no fuera muy larga.
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Habían pasado dos horas aproximadamente desde que entró en esa sala para sacar las bolsas y apenas llevaba la mitad. Alguna vez había roto a llorar por el dolor y por la frustración que le estaba causando todo lo que le estaba pasando, aún no se creía lo que le estaban haciendo sus amigos.
Mientras, Conwey estaba en su despacho revisando las cámaras para tratar de encontrar algún vehículo que les diera alguna pista pero ellos habían sido más listos a las desconectaron minutos antes de que ocurriera el terrible suceso. Se echaba la culpa a sí mismo por no haberlo protegido aunque tampoco sabía cómo podía haberlo hecho. Quizá no le debió de quitar una pistola hace unas semanas o debió llevárselo con él al atraco. Miles de posibilidades le rondaban la cabeza y cada vez se sentía peor. El sonido de la puerta le interrumpió y vio entrar a Volkov en sus despacho.
Jack: Te tengo dicho que llames a la puta puerta antes de entrar maldito otaku.
Volkov: No lo pagues conmigo, todos estamos haciendo lo que podemos.
Jack: ¿A qué coño vienes?
Volkov: A decirte que te vayas a casa.
Jack: Estoy bien, no necesito irme a casa.
Volkov: Sí lo necesitas, tu corazón debe estar muy alterado y si la palmas nunca encontrarás a Gustabo. –El comisario tenía razón, hacía tiempo que le dolía el pecho pero se negaba a irse sin haber encontrado nada. Conway suspiró y se levantó de su asiento cogiendo su chaqueta.
Jack: Si encontráis algo llámame, da igual la hora.
Volkov: Por supuesto, superintendente.
Salió de la comisaría y subió en su coche camino a su casa. Cuando llegó se tomó unas pastillas que le había dado el médico la última vez que tuvo que ir al hospital, luego se sentó en el sofá, que aún olía al menor, parecía mentira que sólo unas horas antes estaba durmiendo ahí. Poco a poco su pecho empezó a doler menos y el sueño se apoderó de Conwey hasta que se quedó dormido en ese mismo sofá.
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Hola :)
Me paso por aquí para daros las gracias a todos los que estáis leyendo la historia, la verdad no esperaba que tanta gente fuera a leerla.
¡MUCHAS GRACIAS!
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Lo que veo en tus ojos - Intendenteplay
RomantizmEn un mundo de caos y estrés siempre hay alguien que te puede sacar una sonrisa, incluso solo con verlo a los ojos.