Interrupciones

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La biblioteca del instituto de Konoha estaba dividida en tres salas. En el centro, se encontraban todos los libros acomodados en estantes que formaban varios pasillos y se conectaba, por medio de entradas en forma de arcos, con las otras dos habitaciones . Estás estaban ocupadas por varias mesas largas y unas cuantas más pequeñas, todas con sus respectivas sillas. La sala de la derecha, era usada por aquellos que querían estudiar, está parte solía estar sumida en un silencio interminable. La sala de la izquierda, era la parte a donde iban aquellos que tenían que realizar trabajos prácticos, leer o que se sentían más cómodos estudiando en un lugar más bullicioso ya que ahí no estaba prohibido hablar, aunque no se podía hacer demasiado ruido.

Ese día en particular, la sala de la izquierda estaba más ruidoso que de costumbre, tanto que la bibliotecaria y sus ayudantes ya habían llamado la atención de varias personas pero nada de lo que hacían parecía funcionar. Al cabo de un rato, habían abandonado el vano intento de hacer que todo regresará a la anterior calma, la cual, de un momento a otro, se había visto afectada cuando dos personas entraron a las instalaciones.

Los rumores empezaron a fluir como el agua, intentando indagar la razón por la que esos dos alumnos terminaron encontrándose tantas veces en un solo día. Y así, la mayoría de los estudiantes terminaron por olvidar a que habían ido ahí para poner más atención a una de las mesas más pequeñas y alejadas de todas las otras, dónde Sasuke y Naruto se encontraban sentados uno al frente del otro, más concentrados en sus estudios, que en quienes los rodeaban.

El par se había puesto a estudiar apenas se había sentado. Sasuke, recordando la época en que su hermano lo ayudaba con sus estudios, le había explicado a Naruto de que iban los ejercicios de la forma más simple que podía. Luego, ambos se ponían a resolver los problemas que habian sido dado en clases o que estaban en el libro y cuando terminaban los comparaban, o si el rubio no entendía cómo hacerlo, el Uchiha le explicaba paso a paso todo el procedimiento.

En ese momento, Sasuke, quien ya había terminado de hacer los ejercicios del tema que le acababa de enseñar a Naruto, estaba tan concentrado intentando resolver uno de los problemas que le habían dado en su última clase de matemáticas, que no se dió cuenta que alguien se acercaba a la mesa, hasta que esa persona habló.

— H..hola  Sasuke — saludó una suave voz de mujer. El aludido levantó la vista de su cuaderno para encontrarse frente a una de sus compañeras de clase. No eran amigos y ligeramente podía considerarla una conocida. Uchiha solo sabía que era una de las tutoras voluntarias de matemáticas que había en su año y nada más.

— Hola — le respondió sin saber qué era lo que la chica quería. Pudo ver que detrás de la morocha habían otras dos muchachas más, cada una con libros en sus manos. No reconoció a ninguna, así que supuso que eran de un curso más chico— ¿Se te ofrece algo? — preguntó ante el mutismo de la chica. Esperaba que pronto se fueran y los dejaran nuevamente solos.

— ¿Viniste a estudiar? — sus mejillas se tiñeron aún más de rojo al hacer la pregunta. El pelinegro respiro hondo, intuyendo la razón de su presencia ahí.

— Sí— le respondió como toda la paciencia que podía reunir ¿Por qué otra razón estaría sino con esos cuadernos, libros y la calculadora sobre la mesa?

— Oh. Qué bien ¿Estás con matemáticas verdad? — dijo luego de darle una rápida mirada a los libros que había sobre la mesa y tratando de ignorar el hecho de que Namikaze se encontraba a sólo un escaso metro de distancia.

— ¿Qué quieren? — preguntó ya cansado Sasuke. Su tono de voz no dejaba lugar a dudas de que no estaba a gusto con la presencia de ellas ahí.

— Oh. Este… — la chica había estado nerviosa y eso solo se agravaba con las respuestas tan cortante que le daba el Uchiha. Sin embargo, no estaba sorprendida. Al ser de la misma generación del chico, sabía que esos rumores sobre que no era algo fácil lograr una conversión con él, si no estabas en su grupo de amigos, eran verdad. Y eso, lejos de alejar a la gente, los atraía aún más. Principalmente a las mujeres, que veían en él a un chico, además de guapo y adinerado, con nobles sentimientos que se escondían muy en el fondo — Me preguntaba si … me podrías ayudar …

Sé mi novio (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora