Reúne al grupo, es hora de hablar

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   Por supuesto que no tengo miedo.

   Por supuesto que no todo está bien

   pero yo sé que torpemente fluyo,

   vuelo junto a ese viento negro.

                                                             BTS

La voz alegre y entretenida del locutor en la radio inundaba la planta baja del hogar de los Uchiha. Tal vez, el hecho de que lograba crear una atmósfera tranquila y reconfortante era la razón del porque la señora Uchiha, cada domingo, se encargara de sincronizar la frecuencia 39.1 a pesar de que realmente nadie parecía escuchar lo que se decía.

En la cocina, sentados frente a un desayunador para seis personas, se encontraban Sasuke y su madre empezando su mañana como cada fin de semana en que solo ellos dos se encontraban presentes en esa gran casa, o más bien, mansión.

El hogar Uchiha era una vivienda de estilo europeo, rodeado por un gran parque, que había perdurado en el tiempo y pasado por varios dueños hasta que llegó a ser de propiedad de los padres de Sasuke.

Mikoto Uchiha se había encargado de remodelar todo el interior, logrando que por dentro la elegancia resaltara en cada lugar y combinara perfectamente con el estilo añejo de la fachada exterior, cuyas paredes eran de piedra. La casa era de dos plantas, tenía cuatro habitaciones, una de ellas con baño privado y dos con uno compartido. Entre las comodidades más destacadas con las que contaba se podía mencionar un estudio, desde donde el señor Uchiha trabajaba cuando estaba en la casa, una gran biblioteca, un gimnasio y una gran piscina.

— ¿A qué hora regresarás? — preguntó Mikoto mientras depositaba tranquilamente su taza de café sobre su correspondiente plato.

La señora Uchiha aún llevaba puesta su pijama y, sobre este, un ligero salto de cama de color morado. Sus negros ojos, tan parecidos a los de sus hijos, estaban cubiertos por unos lentes de lectura, cuyas patas se perdían entre sus oscuros cabellos que estaban recogidos en un moño un poco descuidado, dejando escapar unos cuantos mechones. Frente a ella, junto a su taza de café, estaba su laptop cuya pantalla mostraba la ventana abierta de su página privada de facebook

— A la noche. Seguramente a las 9 o 10— le respondió Sasuke sin dejar de untar queso en su tostada.

Mikoto asintió al mismo tiempo que elevaba los ojos y le daba una larga mirada a su hijo, quien aún seguía con su pijama de camiseta azul y un pantalón corto de unos tonos más oscuros.

Con amargura reprimió un suspiro.

Desde que ella y su esposo habían tocado el tema del matrimonio con Sasuke este había estado actuando más frío de lo normal.

Lo entendía. Era su madre después de todo ¿Cómo no darse cuenta que a Sasuke le había disgustado de sobre manera la propuesta?

Pero como era una madre, también era una esposa y conocía todos los motivos que habían llevado a su marido a considerar una propuesta así.

¿Podría obligar a Sasuke a casarse? O ¿Podría soportar ver como el imperio Uchiha, ese por el cual había luchado tanto por construir junto a Fugaku, se desmoronaba poco a poco?

No sabía que hacer ¿Ponerse del lado de su hijo o del de su esposo?

Suspiró abatida por sus pensamientos que solo hacían que sus conflictos internos se agravaran. Más tarde tendría que hablar con Fugaku y decidir que hacer de una vez.

Sé mi novio (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora