24

1.6K 113 21
                                    

Al día siguiente llegaron Remus y Peter, y dos días después Sirius. Mi madre me había mandado una carta que decía.

"Elizabeth,
Más te vale portarte bien. No quiero que los Potter me digan nada malo de tí, porque sino, ya sabes que te quitaré la lechuza y a Eros y será la última que vayas a su casa, ¿oíste? Y más te vale no gritar ni meterte en líos. Bastantes son ya los de Hogwarts como para que ahora también se los des a ellos. Te lo advierto, como líes una como la de los Toney no vuelves a Hogwarts.
Helen Pegmunt"

Estaba sentada en mi cama releyendo la carta cuando llaman a la puerta.

—Adelante —

—Hola, ¿te vienes a... ? ¿Estás bien Elizabeth? —dice Sirius sentándose a mi lado y asiento

—¿Y por qué esa cara? —pregunta y niego

—No importa —digo doblando la carta y me la quita

—Dámela Sirius —él la empieza a leer y agacho la cabeza

—Escúchame, no hagas caso. Es una chorrada, no te pongas así por ello. Se tu misma y sonríe, no me gusta verte triste —dice, lo último susurrando y sonrío

—Gracias, pero ella me odia —me vuelvo a sentar y se ríe

—No te odia, esto es odiar —dice y se quita la camiseta

—¿Qué te ha pasado? —pregunto viendo una gran cicatriz en un costado de su pecho y algunas heridas en su tripa que parecen recientes

—Mi madre, la cicatriz me la hizo cuando se enteró de que estaba en Gryffindor y estas son de hace unos días, ese es el pasatiempo de mi madre, torturarme, por eso intento estar lo menos posible en mi casa —lo miro y me levanto para abrazarlo, el también me abraza y sonrío

—Por cierto, ¿Ángela estuvo en tu casa? —pregunta y me rio

—Si... Es una larga historia —digo y se sienta

—Tengo tiempo —dice y lo miro

¿Una merodeadora? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora