KHAIR
-¡Te ves espectacular!-Chilló mi madre, tenía los ojos llorosos y con una mano se tapaba la boca, como si no pudiera creer que su hija menor fuera la invitada especial de Vivienne Westwood, la famosa diseñadora de alta costura de Inglaterra-¿Podrían retocarle el maquillaje? Lo tiene corrido-Dijo mi madre mirando a la muchacha que era ayudante de la esteticista que por alguna razón había salido del camarín, quizás por el hecho de que mi madre no dejaba de sermonearle lo que estaba bien o mal.
La chiquilla regordeta la miró con cara de pocos amigos, y apretando los dientes se acercó con polvo compacto en mano para sellarme el supuesto corrido maquillaje. Le sonreí a modo de disculpa, mi madre era la mujer más perfeccionista del mundo. ¡Se fijaba en todo!
Estábamos en el camarín más grande de la empresa de moda de Vivienne, me encontraba de píe en un especie de rotador, el cual daba vueltas y tenía mejor periferia para repasar los detalles de mi vestimenta, maquillaje y peinado. Aun no podía mirarme al espejo, llevábamos horas en este lugar, me agobiaba la idea de tener que hablar con miles de personas de alta clase que juzgaban absolutamente todo.
-¿Vendrá Kendra al desfile?-Pregunté mirando a la mujer que me trajo al mundo, la cual estaba mirándose al gran espejo, que abarcaba casi toda una pared del camarín, se retocaba el labial carmesí que adoraba tanto, más que a sus dos hijas.
Se encogió de hombros.
-No lo sé, ni me interesa saberlo
Pasándose las manos por el vestido rosa chicle que llevaba puesto, le resaltaba sus ojos caramelos. Irina Foster, era hermosa. Llevaba el cabello negro corto al estilo punk, y su figura era esbelta y agraciada. Lo único que restaba y le hacía perder su encanto, era su personalidad demandante y perfeccionista que irritaba a todo ser que pisaba este mundo.
-¿Si quiera le avisaste que hoy me presentaría?-Dije con los dientes apretados
¿Cómo no tenía un poco de consideración?
Kendra, mi hermana mayor lo era todo para mí. Por problemas en casa se tuvo que ir a Malibu, no sabía su ubicación, siempre que hablábamos por celular y le preguntaba me cambiaba el tema. Era frustrante, y decepcionante a la vez, aun así nos contábamos todo pero me conformaba con saber que estaba bien y haciendo lo que a ella le gustaba, analizar a los animales y escribir respecto a eso.
-No la necesitamos aquí, haría sus comentarios poco coherentes. Lo sabes, mi amor-Masculló, acercándose con una sonrisa de oreja a oreja-Nadie la necesita-Dijo con sarcasmo
Me di media vuelta, quería terminar luego con esto. Me gustaba muchísimo la idea de que Vivienne me invitara, me sentía halagada, pero con mi madre aquí era un martirio. Y el hecho de que no estuviera Kendra para alentarme lo hacía peor.
-Estamos listas señorita Foster, puede mirarse-Dijo la pasante regordeta, en sus ojos se podía ver el anhelo y la admiración por el resultado. Sonreí para mis adentros, me alegraba que las personas amaran su trabajo.
Al voltearme me encontré con mi reflejo y la inseguridad me invadió, mi físico no era despampanante como el de mi madre ni mi hermana, yo era más bien...rellenita a pesar de las dietas estrictas que tenía Irina, las caderas no me bajaban, solo provocaba que se notaran más cuando bajaba de peso. El vestido negro, largo terminaba en O, era ajustado, demasiado para mi gusto.
El peinado constaba de una coleta alta, tenía el cabello negro largo, lo que convenía ya que la coleta caía recta y no había necesidad de usar extensiones, por otra parte el maquillaje era sutil; un leve gloss tornasol se podía notar en los labios. Solo el vestido tenía que resaltar, me gire de costado y la espalda estaba descubierta hasta las caderas, formando una V. Puse las manos en mis caderas, estaban demasiado anchas. <<Necesito bajarlas>>.
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ABEL.
Teen FictionDictador de reglas, no sabe cómo resistirse. Él con un pasado oscuro. Ella con una vida resuelta. ¿Qué harías si te enamoras del enemigo de tu padre? Una chica inocente y curiosa. Un mafioso irresistible e inapropiado. Una historia de amor y pasión...