CAPITULO V

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Me desperté gracias a la maldita alarma que no paraba de sonar, abrí lentamente los ojos mientras me desparramaba por la cama intentado estirarme, la leve punzada en la cabeza me recordó la noche anterior. Luego de haber pillado a Tara en el baño vomitando, nos tuvimos que devolver en taxi al apartamento.

Nota mental:

NO salir con Tara más de fiesta.

Luego de varios intentos terminé levantándome, me lavé la cara, los dientes, y me hice una coleta.

Salí de la habitación con el pijama puesto, el día estaba estupendo para pasarlo fuera, encontré una nota de Tara en la encimera de la cocina.

Bostecé, y tomé la notita con una caligrafía prolija.

Tuve que ir al hospital, hay de todo para desayunar y unas pastillas para el dolor de cabeza. Besos.

Al lado de la notita estaban las pequeñas pastillas blancas, del mueble cogí un vaso y lo llené de agua en el lavabo. Mientras me las tomaba, miré la hora en el reloj en forma de una bola de billar que se encontraba en el costado de unos de los muebles del living, 7:30 am.

Había tiempo de sobra para alistarme, tenía que estar en la empresa Management Inc a las 9:00 am. Era una empresa reconocida de maquillaje y exportaciones, aún no podía creer que Abel fuera el dueño de ella. Y pensar que tenía que lidiar con él hacía que mi cabeza doliera más.

Refunfuñando, me preparé unas tostadas con huevo y café.

Tome desayuno en silencio, apreciando y saboreando la soledad. Me gustaba estar sola y cómoda.

El sonido del móvil me sobresaltó, sin mirar quien era, cogí el aparato de la mesa y me lo lleve a la oreja.

-¿Diga?-dije masticando la tostada que aún tenía en la boca.

-Khair-la voz de mi padre se hizo presente-¿Qué tal todo por allá?

Lleve la taza de café a mis labios y bebí un sorbo.

-Todo bien.

Se escuchaban murmullos y el sonido de los autos en las avenidas a través de la línea, papá debería estar aún de viaje.

-Me alegro-su voz sonaba algo queda. Fruncí el ceño, quizás algo había ocurrido...-¿Cuándo estas de vuelta?

¡Ni siquiera llevaba una semana! Me pare aún con el móvil en la oreja, tomé la taza casi vacía de café y el plato de las tostadas, los llevé al lavabo.

-En unas semanas...-dije mirando un punto fijo de la cocina-Tres para ser exactos-añadí.

Un silencio se hizo presente, y solo se escuchaban los bullicios de donde quiera que estuviera papá. ¿Por qué nunca me decía a dónde iba?

-Te extraño, cualquier cosa solo avísame-dijo, podría jurar que tenía el ceño fruncido con los ojos llenos de preocupación.

Antes de poder responder se cortó la llamada. Miré extrañada el celular. Quizás había mala conexión.

Suspiré y rápidamente me fui a duchar. Tenía cada minuto cronometrado para llegar a tiempo a la empresa. Cuando terminé de vestirme con mi falda negra tubo, blusa color vino tinto junto a un blazer negro salí del apartamento, al llegar al recibidor vi a Marie que estaba tras el mostrador, tenía la mirada en el móvil, la elevó y dejó el aparato a un lado, sonriendo.

-Hola señorita Foster-suponía que era así de amigables con todos, le sonreí de vuelta.

-Hola Marie

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