Robo en el Hotel

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"Cuando se trata de llevar anotaciones de mis aventuras, hacerlas de noche sería lo ideal. El paisaje en este pueblo es pintoresco y encantador, pero definitivamente el calor que hace no es para llevar gabardina."

Era un día soleado, y el viaje de Doppler iba de acuerdo a lo planeado, aún no era medio día pero ya se encontraba en el pueblo donde haría escala. Su destino final ya estaba muy cerca.

Los mosquitos le desesperaban un poco, al igual que la fuerte sensación de calor que se sentía a medida que se acercaba el mediodía, pero su optimismo mantenía su mente lo suficientemente distraída en las curiosidades de su parada como para lamentarse.

El hotel era bastante simple, pareciendo más una posada que aquellos lujosos hoteles en los cuales se hospedó antaño en Europa. Pero su habitación era sin duda más cómoda y espaciosa que el asiento de un hidroplano o el camarote de un barco camaronero.

Doppler bajó a la recepción del hotel puesto que debía reabastecerse antes de partir a Bogotá el día siguiente.

- Señor, necesito que me traiga un par de cosas a la habitación – Dijo Doppler sin descubrirse el rostro

- Algunas de estas cosas son bastante extrañas, pero veré que puedo hacer. Quizá en la droguería se encuentren – Dijo el recepcionista antes de mandar a llamar a su ayudante - ¡Rodrigo, deja de holgazanear y ayuda al estimado... caballero con esta lista!

- Si señor Mendoza – Dijo el joven Rodrigo con un tono energético mientras corría desde el lobby

- ¿Es urgente que consiga todo en esta lista? – preguntó Rodrigo

- Si, y sería bueno que estuviesen en mi habitación antes del anochecer. Realmente necesito esas cosas – Dijo Doppler

Doppler volvió a su habitación y se dispuso a sacar un cuaderno de anotaciones y un par de recipientes de vidrio. Luego volvió a coger la pluma para seguir anotando en su diario de viaje.

"Haber llegado acá en tan poco tiempo debería de considerarse una hazaña, pero he invertido bastante dinero para dejar atrás a mis perseguidores.

Hubiese preferido seguir de largo hasta la ciudad, pero el tren de pasajeros no pasará hasta mañana. Más me vale desempacar algunas cosas y acomodarme por hoy a dormir en una cama que no está en movimiento.

Desde la ventana de mi habitación se alcanza a ver el rio por el cual he llegado, pero en cuanto caiga el sol me dispondré a rociar la esencia que Rodrigo traerá. Seguro con eso me libro de los insectos durante un par de horas.

Quizá debería revisar que libros traje conmigo y sentarme a leer mientras llega Rodrigo, pero es difícil apartarme de esta vista. Basta con ver el curioso aspecto de aquel huésped que recién llega al hotel para distraerse.

Pero lo mejor que puedo hacer es cambiar de actividad, leeré"

Doppler recibió un rato después el encargo en la puerta de su habitación y se dispuso a leer una novela policiaca, pero su tranquilidad fue interrumpida por quejas estrepitosas en la recepción, por lo cual vistió su gabardina y su sombrero para poder averiguar que sucedía allá abajo.

- Señor Mendoza, exijo que encuentren mis joyas hurtadas y sea castigado el ladrón – Dijo una señora escandalosa con ciertos aires de superioridad.

- Madame LaCroix, no hay nada que nosotros podamos hacer hasta que llegue la policía – dijo el señor Mendoza, el recepcionista.

Con el fin de saber cuánto podría tardar este espectáculo, Doppler se dirigió hacia donde se encontraba Rodrigo para preguntarle sobre el caso

Detective DopplerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora