TREINTA Y SIETE

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Camila POV.

Nuestra aventura en los Alpes Suizos y Sant Moritz había terminado, tengo que decir que aquello había sido una gran aventura y me había encantado de verdad.

Me costará trabajo olvidar que alguna vez esquié en la nieve, fui en una moto de nieve como copiloto en una divertida carrera por ver quien pagaba la cena; que no le había salido muy barata que digamos a Louis y Harry, e hicimos tantas cosas que en mi vida pensaría que haría, sin desmeritar las noches con Lauren que, sin duda, eran una de las mejores partes del día, pues podía estar con mi novia sin que nadie nos interrumpiera.

Sin duda aquella había sido una semana que permanecería en mis recuerdos por un largo tiempo.

Pero debíamos dejar las cordilleras nevadas para partir a nuestro próximo destino. Italia

Un lugar más cálido, sin duda, pero creo que, de todos nuestros destinos, Italia era el punto intermedio entre un clima frío y cálido.

Lauren lo había propuesto cuando estábamos decidiendo los destinos, pues decía que necesitábamos ir parando en un destino cada vez más cálido que el anterior para evitar enfermarnos por los cambiantes climas de los lugares que visitaríamos.

El viaje hacia Italia no fue tan largo como el que nos llevó a Suiza, y en unas horas, estábamos aterrizando en la pista privada del Aeropuerto Internacional Marco Polo.

La idea de venir a Venecia era, obviamente, recorrer las famosas calles que en realidad eran ríos, ver algunos lugares turísticos y probar la comida del lugar; y lo más emocionante para todo el grupo, el Festival internacional de Venecia

—Señoritas— nos indicó el conductor del coche en el que íbamos Lauren y yo, que habíamos llegado al hotel en el que nos quedaríamos los siguientes tres días. El nos abrió la puerta, y mi novia salió primero porque era su lado, yo fui después y cuando vi aquel lugar me quedé impresionada.

No era un hotel de lujo como yo pensé que sería, sorprendente, la estructura del lugar era más contemporánea, al igual que todo aquí. Los edificios pueblerinos tenían una riqueza arquitectónica impresionante, y era hermosa a la vista.

Aún así, el hotel por dentro era como entrar a un edificio de las grandes colonias altas de Europa. La sofisticidad era algo notorio pero sin que pareciese saturado, en general era un lugar muy bonito.

No tomamos demasiado tiempo en el hotel, honestamente, solo tiramos nuestras cosas y decidimos salir a recorrer el lugar; creo que al final, a todos nos daba curiosidad el cambio que traía Venecia con respecto a todo.

Hicimos una caminata todos juntos, anduvimos por algunas banquetas en las que pasábamos al lado de aquellos caminos llenos de agua. Tomamos algunas fotos y también subimos en un par de lanchas para recorrer mas lugares.

Después de un rato, decidimos detenernos en un muelle a las orillas de la ciudad. El sol brillaba y el agua se veía un poco más turquesa que la que había entre los edificios más céntricos; habían algunos barcos que iban de un lado a otro y unos que estaban parados a las orillas. Muchas personas iban y venían, tomando fotos y mirando aquel paisaje.

Cuando decidí acercarme a la orilla, noté a Vero sentarse en el límite del muelle, dejando sus pies colgados y mirando al agua. Admito que esa actitud suya al principio era gracioso, pues Vero parecía ser una chica a la que nada la intimidaba, o al menos, jamás se dejaba ver frágil.

Pero hoy era diferente, ella parecía agena al viaje, lo cual me parecía raro, pues ella había sido la que le había reclamado a Lauren en primer lugar por no tomarla en cuenta; pensé al principio que era solo algo del momento, que quizás se podía sentir mal de salud o algo mínimo, pero no parecía así

Encuentro No Deseado (E2) -- CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora