Pasados los acontecimientos que se llevaron a Sicherheit, gran Liebeehass, hermano, guerrero, tío y amigo. Luego de un día caótico, en la tarde del día siguiente, se llevó a cabo una pequeña reunión a la cual solo asistieron las personas más allegadas a Sicherheit, no era una reunión habitual con toda la población Liebeehass, sino una pequeña como a él le hubiera gustado que sea, con su querida cuñada, y gran amiga, la Reina Carineks. Paula, quien es considerada de la familia desde hace tiempo y finalmente, sus sobrinos, incluyendo al confundido Imni, que en ese momento, solo se sentía como Martín, un joven de tan solo 20 años que cambió sin opción, la calidez de su hogar por un reino en donde el conflicto entre la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, prevalecía sin parar desde la existencia de la humanidad.
A orillas del océano de energía que existía en la dimensión celestial, un océano de agua cristalina que a su vez era energía que daba vida a cada animal marino de la dimensión así como el plano en el que se encontraban, caminaban detrás de la Reina, los hermanos Mansalmansk, y a lo lejos el Príncipe Geheimnisse.
—Querido amigo, deseo que descanses en paz y que la luz guíe tu alma y energía a un lugar mejor. —Solloza Carineks invocando un símbolo al cielo de la dimensión, un símbolo extraño que pertenecía a la familia Mansalmansk, un símbolo en forma de Jazmín. Una flor humana que yacía en la tierra, cuyo significado era el poder.
—Que la luz te acompañe y te guíe. —Recitan todos juntos, menos Martín quien se encontraba muy pensativo.
Martín no conocía a Sicherheit, sus recuerdos sobre él no eran claros, por lo que era lógico que no sintiera tristeza. Lo único que abundaba en su mente era que toda su vida en la tierra siempre ha sido una mentira y el saber por qué había borrado su memoria era una pregunta que buscaba su respuesta. Quizás solo él puede encontrar eso que tanto buscaba, lo que tanto anhelaba, solo él puede recuperar lo que le pertenecía y que a su vez su versión pasada no quería.
A su vez, Imni seguía pensando en sus grandes amigos, a quienes extrañaba a más no poder y a los que deseaba ver con tanto anhelo, la idea de volver a la tierra lo carcomía llevándolo a pensar en cómo escapar de la dimensión solo por un día.
—Si existiera forma de salir del reino, debería tener acceso, soy de la realeza, se supone que puedo entrar y salir cuando quiera. Volver a la tierra me haría tan bien y tengo que poder salir y respirar—Pensó Imni cerrando sus ojos y sonriendo.
Delante de Imni se encontraba Oliver, su hermano pequeño, quien se acercó a conversar y comenzó a caminar a la par de su hermano mayor.
— ¿En qué piensas? ¿A qué se debe esa sonrisa, hermano? —Expresó Oliver palmando su espalda y sonriéndole de oreja a oreja, como siempre, en los peores momentos, Oliver tan alegre por fuera aunque su tristeza le duela por dentro.
—No creo que deba explicártelo, Oliver, tú puedes leer mi mente mientras yo me encuentre sin poderes. — Expresa Martín.
—En eso tienes razón, pero no soy el único que puede leer tu mente mientras no tienes tus poderes que nos bloquean. —Murmuró Oliver— Ya sabes a que y a quien me refiero.
— ¿Lo que me quieres decir es que ella me ha leído la mente todo este tiempo? —pregunta Martín refiriéndose a su madre, que a su vez se encontraba un poco lejos de ellos.
—Creo que deberías de darle una oportunidad, sé que no sientes que ella sea tu madre, pero deberías confiar en ella, ustedes eran muy unidos antes de marcharte—Expresa Oliver. —Solo debes hablar con ella, sea lo que sea, te entenderá. Nos vemos luego, hermano. Sabes que te quiero mucho, tengo que buscar a Ferdinand. —Expresa Oliver con un abrazo y posteriormente elevándose para volar hacía el reino junto con Pau y Nat quienes también debían marcharse para seguir realizando sus tareas.
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Oscuridad, tiempo, luz, destiempo © [EN CURSO]
FantascienzaMartín, un adolescente común y corriente, con el correr de los días tiene un sueño que lo conduciría a su origen, su especie; los Liebeehas, seres ancestrales que no sólo protegen la Tierra, sino a cada humano que la habita. Nacidos del amor de los...