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Samuel

Caminé, caminé y caminé. Hasta que al fin los encontré, ambos charlaban y reían a las afueras del castillo.

-¡Alex! ¡Frank!- llame su atención y me miraron.

-Samuel, me alegra verle- habló Frank- ¿Necesita algo? Justo estábamos por ir al pueblo a comprar nuestros disfraces- Alex asintió.

-¡Es perfecto!- dije emocionado- ¿Creen poder ayudarme con Rubius? Aún me necesitan en la organización, pero quiero que Rubius se presente en el baile, ¿pueden llevarlo con ustedes a comprar un disfraz?-.

Ambos se miraron- No necesitas pedirlo dos veces, hombre. Para eso somos tus amigos- sonreí.

-Muchas gracias, chicos-.

Rubén

Revisaba el armario para buscar ropa que usar, era una mañana fresca, pero tampoco tendría nada que hacer, hasta que tocaron la puerta.

-¡Un momento!- exclamé tal como Auron me había enseñado, me coloqué rápidamente un sudadera blanca, me dirigí a abrir, contuve la respiración un poco...

-Frank, Alex, me alegra verlos- salude amablemente, tal como Auron me había señalado que hiciera.

-Hombre, a nosotros también, Rubius- dijo Frank tan alegre cómo siempre que lo veía.

-¿Qué les trae por aquí?-

-Samuel nos ha pedido que te lleváramos con nosotros a comprar un disfraz- les miré, sentí mis mejillas arder un poco con solo escuchar su nombre, ambos se miraron y rieron un poco- Qué sabemos que te gusta, Rubius, pero no es para que lo demuestres tan así- dijo Alex, soltando una carcajada.

-Venga, hombre, vamos, que no tenemos toda la tarde- me tomaron de los brazos, llevándome con ellos.

-Pero yo no tengo dinero para comprarme un disfraz- me detuve, ambos se giraron hacia mi.

-Samuel lo pagará, él no los dijo, no te preocupes por eso- me llevaban a rastras, una puerta de abrió justo delante de nosotros, bloqueándonos el paso, de la habitación, salió un chico alto, cabello negro y algo largo, pero no tanto como el mío, su ojos eran marrones, su rostro era algo redondo, realmente se parece mucho a mi. Nos miró y rodó los ojos, pasando al lado de nosotros.

Seguimos caminando y sentí cómo me miraba, era incómodo, el ambiente está muy tenso.

-¿Quién era ese?- susurré.

-Mathias, el hermano mayor de Akira, fue nombrado heredero al trono de Argath cuando su hermano murió - susurró Frank.

-Dicen que es un tipo de la mierda- susurro Alex y solté una leve risa, igual que ellos.

Continuamos caminando, hasta llegar al establo, Frank y sacó a 3 caballos. Uno para cada uno.

-Eh...- les miré- Yo no sé andar a caballo-.

-Lo siento, Rubén, olvidaba eso- se disculpó, bajo del caballo para guardarlo.

-Sube conmigo, Rubius- Me dijo Alex, dirigiéndose a mi sobre el bello caballo blanco, me dijo cómo hacerlo y fue cuidando exactamente mis pasos.

Me coloqué detrás de él, justo cuando Frank salió y subió rápidamente a su caballo marrón.

-¿Cómo sabes que me llamo Rubén?- pregunté curioso- Solo Samuel y Auron lo saben- pensé.

-Pues justo ellos me lo dijeron- respondió sin mirarme- Vamos, no perdamos tiempo- su caballo comenzó a andar.

-Agárrate bien, Rubén- dijo Alex juguetón, tomé sus hombros y el caballo comenzó a correr tras de Frank, al principio me asuste pero resultó ser increíble.

Samuel

Miraba por mi ventana como Rubén, Frank y Alex se iban, sonreí recordando sus palabras.

A mi también me gustas, ¿vale?

No sé que tienes, Rubén, pero hay algo en ti que me hace olvidar todo y solo pensar en ti.

Me giré, viendo mi disfraz. Un traje que representaba un lobo, un lobo audaz, buscando aventuras y siguiendo su corazón. Estaba orgulloso de ese traje pero...

Al lado, se encontraba un smoking blanco, el smoking que se supone que usaré en mi boda con Akira.

Solo espero que Auron y Luzu regresen a tiempo para cancelar la boda, si todo sale como lo planeamos, hoy mismo podría declararle mi amor a Rubén.

Sentí mis mejillas arder y ese cosquilleo en el estomago- Como un niño pequeño...- susurré.

Me senté en mi escritorio, de alguna forma u otra, debo sacar mis sentimientos, así que me dispuse a escribir un poco.

Para Rubén

Se llama amor

y se produce
cada vez que hablas
y salen arcoíris.
Cuando los ojos te brillan
y la sonrisa te sale sola.

Deja que fluya.
Podrás equivocarte,
pero nunca podrás
para la primavera.
Ni sus reacciones alérgicas...

Se llama amor
y no pretende enamorarte.
Pretender joderte si es preciso.
A él le da igual.

Deja que fluya.
Deja que se equivoque,
deja que acierte.

Y de apellido

Un día llega alguien que te demuestra que todo lo anterior fue una mierda. Y tú mereces superar todo eso. Da igual el momento y el lugar. Sucede.

Aparece alguien al que no le importa ese grano que te ha salido en el cuello ni esa mancha en el pantalón. Hace que te gusten las aceitunas, aunque siempre las hubieras odiado, y que te atrevas a hacer cosas que siempre has temido. Quien suma y no resta; quien demuestra y no solo habla; quien, simplemente, está ahí pese a tus jodidos defectos.

Sé que en ocasiones pensarás que esas cosas no te van a pasar a ti y que eso solo ocurre en los libros y películas.

Sucederá. Aparecerá de repente sin avisar y romperá todo los esquemas de tu vida. Se llama amor y de apellido de tu vida. No lo dejes ir.

Con todo el Amor del mundo, Samuel de Luque.

Tocaron la puerta- Adelante- una de las chicas del servicio del castillo, abrió y cerró con cuidado de no hacer mucho ruido.

-Su majestad- habló y se inclinó un poco hacia adelante- Su padre me envía a buscarlo, me ha dicho que vaya a su oficina-.

-En un momento voy, gracias- la chica salió rápidamente, tomé mi pequeña corona y la coloqué en mi cabeza, era algo incomoda usarla, así que la evitaba la mayor parte del tiempo, cosa que le molestaba a mi padre, por eso dejo usarla frente a él.

Narrador

Samuel salió de su habitación a buscar a su padre.

Por otro lado, el rey Enrique entraba al dormitorio del príncipe, en busca de él. Pero al no encontrarlo, decidió husmear, encontrando la carta que escribió para su enamorado.

El rey se enfureció, se sentía ofendido y confundido.

Rubén, ese nombre. Ese chico...

Rápidamente, tachoneo el nombre de Rubén para escribir el de su preciada hija, escondió la carta en su bolsillo...

Rubén

Salió de la habitación para evitar ser descubierto y se dirigió a la suya.

Rubén

Rubén

Rubén

Los poemas son del tercer libro de David Calvo Agea "Celopan" llamado "Eres el príncipe de todos mis Palacios":)

||Valiente|| Karmaland 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora