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-¡Llévenla a su habitación!- ordenó Mónica, puesto que el color de la piel de Akira estaba volviendo a su normalidad, significando que la cura estaba funcionando-¡Necesita descansar!-.

Los guardias miraban confundidos, puesto que debían seguir ordenes solamente de los royals y para ellos, Mónica representaba una completa extraña.

-¡Ya la escucharon!- dijo Samuel- ¿Ella estará bien, Mónica? ¿Verdad?- preguntó preocupado.

-Lo estará, ahora- miró entre el montón de personas buscando una melena castaña entre la multitud, sin perder su porte, luego de haberse quitado los tacones, corrió con rapidez, abriéndose pasó entre la gente, lanzándose sobre la escurridiza chica.

-¡Mónica!- gritó Rubén, pues aquel acto le había asustado un poco, no entendía que estaba pasando, a la vez se sentía preocupado por Akira pero al mismo tiempo aliviado por que la cura había hecho efecto.

Observaron como se levantaba, acomodando un poco su vestido, antes de tomar con fuerza el cabello de Valentina, quien solo soltó un grito de dolor, puesto que Mónica la llevaba con ella de aquella forma. La pelinegra estaba sumamente molesta pero su elegante caminar hacia que la gente se alejará de ella, Mónica imponía bastante.

Estando cerca de los príncipes, lanzó a la chica al suelo, justo a los pies de Mathias, quien permanecía en silencio completo.

-Ahora, Valentina- habló firmemente- Me dirás quien te ordenó poner ese veneno en la copa de Akira, esa la opción buena claro-.

-¿Cómo estás tan segura de que fui yo?- escupió la castaña, poniéndose de pie lentamente.

-Tú fuiste quien sirvió y entregó las copas a los príncipes-.

-Habla Valentina- ordenó Samuel, él también se sentía molesto, puesto que Akira era como su mejor amiga y le importaba demasiado su bienestar.

La joven ocultó sus manos detrás de su espalda-De mi boca no saldrá absolutamente na...- Mónica introdujo una pequeña pastilla rosada en su boca, haciendo que la tragara rápidamente-¡¿Qué hiciste, maldita?!- gritó, aun sin mover sus manos, puesto que sostenía con fuerza el cuchillo que se escondía en el resorte de su falda.

-Poción de la verdad- respondió Mónica, orgullosa de su creación.

-Ahora responde, Valentina- Rubén, quien había permanecido en silencio, pues aun se sentía preocupado por Akira pero a la vez se sentía aliviado de saber que estaría bien- ¿Quién te ordenó poner el veneno?-.

-El veneno no era para la señorita Akira- dijo Valentina, su mandíbula temblaba, puesto que intentaba mantener la boca cerrada- El veneno... ¡Argh!- se quejó.

-Si intentas oponerte al efecto de la pastilla te explotará la lengua- Valentina abrió los ojos atónita, estaba comenzando a asustarse- Solo aviso- dijo Mónica.

-El veneno era...- agachó la mirada, sacando lentamente el cuchillo de su espalda-¡Tú debiste haberlo tomado!- gritó, lanzándose sobre Rubén, intentando herirlo con aquella "arma".

-¡Rubén!- gritó Samuel-¡Guardias!- estaba asustado, pero debía tener cuidado o el castaño podría salir herido.

-¡Tú no debes estar con él!- gritaba Valentina- ¡YO DEBO CASARME CON SAMUEL!- sus lagrimas caían con intensidad- ¡YO LO AMO!- decía desesperada.

Levantó el cuchillo por sobre su cabeza, apretándolo con ambas manos, dispuesta a asesinarlo frente a todos, pero...

-¡Raúl!-Gritó Luzu asustado pues el príncipe de Aris había intervenido, se había lanzado donde Rubén para detener el ataque, el cuchillo había sido detenido por su mano, la cual había comenzando a sangrar.

-¡Auron!- Rubén estaba asustado, pues la sangre había caído sobre él. Los guardias habían alejado a la chica de los príncipes.

Y a pesar de la herida, Auron sonreía pues se sentía aliviado de ver que su hermano a estaba a salvo.

-Deténganse- ordenó Samuel, dirigiéndose a los guardias que habían atrapado a Valentina- Nos dirás quién te ordenó poner el veneno-.

-Lo siento- Susurró Valentina antes de mirar al príncipe Mathias- Lo siento su alteza, le he fallado- todos miraron al joven, su rostro detonaba furia y confusión, pero Rubén logró encontrar una chispa de miedo en sus ojos- El príncipe Mathias me mandó a ello, Samuel perdóname, yo...- fue interrumpida.

-Encierren la- ordenó el azabache- Guardias, detengan a Mathias-.

El príncipe intento alejarse, pero aquellos fuertes hombros lo detenían- ¡Está mintiendo!- gritó desesperado.

-Es imposible que mienta, Mathias- dijo Mónica- El efecto de esa poción dura mínimo 3 horas-.

-¿Tienes mas de esa poción?- preguntó Rubén mientras ayudaba a Auron a ponerse pie, Luzu se acercó preocupado, llevándoselo de inmediato.

-Siempre cargó un par extra conmigo- respondió la pelinegra.

-¡Aléjate de mi!- intentó luchar, negándose a tomar aquella píldora rosada, pero le fue imposible.

Mathias intentaba huir, pudo sentir un leve cosquilleo en su lengua, la poción estaba haciendo efecto.

Rubén se acercó temeroso a su hermano, sabia lo que quería preguntarle pero le asustaba la respuesta.

-Mathias- dijo suavemente- ¿Cómo acabe en el océano?- preguntó, sentía que sus lagrimas saldrían de sus ojos en cualquier momento.

Al ver que no tenía otra opción, le miró directo a los lejos- Yo te lance del barco por que yo quería ser el rey- Samuel se acercó a él rápidamente al ver como comenzaba a llorar- Te odio, Rubén- soltó- Ojalá hubieras muerto en el océano y no hubieses terminado en esa asquerosa isla-.

-¡Llevenselo!- ordenó Samuel, quien abrazaba con fuerza a su novio.

Rubén estaba destrozado, pues después de aquellas palabras, las imagen de como caía dormido junto a Mathias luego de cenar regresaban con claridad, sin duda aquella noche era la peor de su vida. Y por primera vez, deseo haberse quedado en la isla para evitar ese dolor en su pecho.

Uis...

||Valiente|| Karmaland 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora