Coraline y la segunda puerta

6. El circo de ratones

Sean y Bug entonces se miraron, no sabían que hacer. El gato había comentado que había otras puertas, así que, si Sean quería escapar entonces debía encontrar al menos una.

—Deberíamos buscar arriba —susurro Bug —en el circo.

—¿Qué circo? —pregunto el niño.

A pasos lentos, el gran danés comenzó a guiarle.

—Hay que tener cuidado —dijo— los ratones son espías de la bruja, no dejes que te vean, porque te capturaran... debes subir.

—¿No vienes conmigo?

Bug negó.

—No puedo entrar ahí... cuando entres, ponte el traje. Así pensaran que eres uno de ellos.

Y con eso, Bug corrió hacia la parte vacía del mundo, desapareció como si de neblina se tratara.

Sean no entendía a que se refería con "el traje". Ahora mas que nada estaba aterrado, estaba solo, y Bug, quien era un perro cobarde, le había dado las indicaciones tan seriamente, que lo único que consiguió fue atemorizar al chico. El rubio emprendió a caminar, apretaba la muñeca con fuerza en sus manos, le hacia sentir cerca a su madre.

Sean subió las escaleras del lugar, se dio la vuelta y observo la luna. Era un enorme botón, opaco y parecía estar descamándose. Volvió su vista hacia la puerta frente a él, su mamá en algún punto de su vida le había hablado sobre un tal Bobinsky, un tipo raro y alto de enorme bigote negro; esa era su casa. Sean entonces empujo la puerta, había una carpa de circo pequeña, unos cañones con la pintura cayéndose y una gallina descompuesta, el lugar olía a rancio y Sean se sentio ligeramente observado en cuanto su puso un pie dentro. La puerta tras él se cerró sola.

‹‹Ponte el traje, rápido›› escucho Sean venir de alguna parte. ‹‹Dentro de la carpa ¡corre! ›› el rubicundo avanzo a toda velocidad y se arrojó deslizándose dentro del mini circo, ahí apenas y alumbraban algunas luces, pero le permitieron ver el traje. Sean se cerro la cremallera de la sudadera y metió dentro de esta a la muñeca. Comenzó a oír chillidos, y podía oír entonces como un montón de roedores se acercaban al lugar. Se puso el traje sin rechistar. El ropaje de un cirquero, le quedaba grande, por lo que tuvo que acomodarse las mangas, tomo la última prenda que se hallaba en el suelo, un sombrero grande y se lo coloco en la cabeza. Las luces del circo se encendieron y de repente se veía más hermoso. El tiempo había vuelto a cambiar.

El terror se esfumo en un instante, los roedores ahora se veían tiernos y redondos, tenían tiernos trajes rojos y le observaban como si quisieran algo, uno de ellos se acercó entonces. Sean sintió la necesidad de tomarlo con su mano, así que se agacho y dejo la palma abierta en el suelo en donde el ratón se subió, lo elevo a la altura de su rostro y entonces el ratoncito saco una trompeta de su saco.

‹‹Tu, tu, ru, ru, ru... tu, tu›› tocó. El resto de los ratones comenzaron a tocar también, el ratón de la mano de Sean salto y guio al resto, saltaban y tocaba; se habían puesto en una hilera como en un desfile, se detuvieron y voltearon a ver a Sean. ‹‹Síguelos, te mostraran la puerta›› dijo la voz.

Sean fingió tener una flauta y les siguió al ritmo de la música. No quería aceptarlo, pero se estaba divirtiendo, al salir de la carpa se dio cuenta de todo seguía siendo bello. Sonrió. Quizá no era tan malo. La música era divertida. Sean rio con fuerza y continúo bailando hasta que los roedores le guiaron hacia un anaquel de la cocina. De repente el mundo se transformó otra vez, todo era oscuro y feo... y los ratones, otra vez eran ratas.

Una rata grande saco una llave de su arruinado traje y se la extendió. Sean la tomo, dudoso, observo de cerca el anaquel, la cerradura tenía la misma forma de la llave, Sean abrió el pequeño armario, y a la vista, tuvo el colorido portal por el que había entrado antes por la puerta secreta.

-----------------------------------------------------------------------------------------------

¡Volví! lamento la tardanza, no he tenido inspiración para escribir últimamente. realmente espero que les haya gustado el capitulo.

¡Nos vemos en el siguiente episodio!