"Vuelve a mí, Incluso si este mundo desaparece.
Aunque deba esperar mil vidas, lo haré, sólo por ti.
Esta es mi eterna promesa, la cual ni el ser más poderoso logrará quebrantar.
Renace, amor".
Te amo, Jinyoung".
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- Jaebeom...
- Reencarna, por favor...
- Jae...
- Prometo que te encontraré, mi amor.
- Es-Esperaré...
"Vuelve a mí, Incluso si este mundo desaparece.
Aunque deba esperar mil vidas, lo haré, sólo por ti.
Esta es mi eterna promesa, la cual ni el ser más poderoso logrará quebrantar.
Renace, amor".
Te amo, Jinyoung".
Aquella promesa ardía dentro del abatido corazón, cada vez que sació la oscuridad interna. Los amantes jamás fueron suficientes para callar aquel sentimiento guardado por tanto tiempo, siglos de vacío, desolador, sin encontrar a la persona que amaba. Hubo momentos en que la tristeza se apoderó de su mente, anheló erradicar cualquier vestigio del castaño príncipe, sin embargo, todo fue en vano, pues el amor no era fácil de suprimir.
Ahora, se hallaba entre dos cuerpos extraños- Mierda...- farfulló, entre dientes. Aquella noche de alcohol en la que, una vez más, deseó borrar a Jinyoung, de su mente y corazón, finalizó en candente sexo. No podía seguir así, Jackson iba a crear un escándalo desproporcionado; Jaebeom transgredió, nuevamente, la regla de Wang: "No follar a los colaboradores de la empresa".
A hurtadillas alcanzó las prendas que vistió esa noche, dejando en la penumbra a dos cuerpos tendidos en la mullida cama; escapó como si fuera un miserable delincuente, pero no podía hacer más, puesto que los usó para saciar su apetito sexual y frustración.
En aquel nuevo mundo, los humanos compensaban los propios deseos egoístas y pensó que nada de malo había en ello, ya que jamás hizo promesas a esos amantes casuales.
Rabia, desamor, tristeza e intolerancia, todo junto, se apoderaron del gumiho.
En la actualidad era un poderoso de CEO de un gran conglomerado empresarial; uno de los tantos papeles que desempeñó, a lo largo del tiempo.
- ¡¿Dónde estás, hijo de puta?!
- Ten cuidado ¡¿Sabes con quién hablas, perro pulgoso?!
- ¡Te digo cómo se me da la gana! ¡¿Por qué follaste a los secretarios?! ¡¿Sabes los malabares que Mark hace para conseguir personal?!
- Pues, contrata feos y ya ¡¿Qué jodida mierda quieres?!
- Están despedidos ¡¿Lo sabes?! Puto cabrón...
- Dime, Jackson ¿A qué debo tu "adorable" llamada?
- Arribarán empleados nuevos a la compañía y te necesito aquí.
- ¿Es necesario? Odio esa mierda.
- Sí, además vendrá el secretario que contraté y te advierto ¡Ni siquiera lo mires! Está fuera de tu jodida liga ¡¿Está claro?!
- No me interesan los humanos.
- Bueno, Jinnie resultó un chico adorable y lo protegeré.
- ¿Jinnie? ¡Qué nombre tan patético! Tengo cosas que hacer. Adiós, pulgoso.
- Si fallas a esto, te cortaré las putas colas ¡¿Entendido?!
Guardó su móvil en el bolsillo del pantalón. Definitivamente, Wang era un dolor en el trasero.
Caminaría por el solitario sendero a casa; quizás, el efecto de la luna calmaría su corazón- Por favor...-musitó, mientras las ráfagas de viento acariciaron la blanquecina piel.
