4° Crisálida

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La llave

Temores, grandes temores.

Lo tenía todo al alcance de la mano, con sólo estirar mi brazo podía correr las nubes a un lado y bañarme en la luz de la luna.
No sé qué ha pasado, ni cómo ha sucedido, pero en un abrir y cerrar de ojos me veo atada de manos y pies en una fosa, en lo más profundo de mi ser.
Amigos ahora, enemigos después. He apartado a todo el mundo, alejando a todo aquel que se ha querido quedar conmigo. Ya no me fio de nadie que quiera tener la puerta abierta a mi interior.
Una sola decisión. He creado una llave hecha de hueso y cubierta de piel. Me he abierto el pecho y sacado mi corazón.

Lo he metido en una caja y le he dicho adiós.

Aprender y superar

Al aprender lo que es estar sola, y no sola por elección, te das cuenta de algo muy importante; rendirse no es una opción.

Las personas van y vienen como si de las mareas de agua salada se tratasen, las promesas casi siempre serán vacías y caerán en un pozo sin fondo, las mentiras dolerán, pero dolerán más si vienen de las personas que quieres; como cuchillos clavados en la espalda...

Todo pasa por algo y no por nada. Fallar es lección de vida.
Cada paso es una oportunidad.
Rendirse no es una opción.

Cocktails

Una tarde de otoño en la terraza de un bar. Tú, yo y una copa de margarita. Las gotas de lluvia posadas en el cristal de la ventana surgiendo carreras amistosas. Las hojas desterradas de los árboles cabalgando el viento que sopla frío, húmedo.
Acariciaste mi mejilla, con suavidad extrema, peinaste mi cabello con tus dedos y simplemente me enamoré de tus ojos, me enamoré de tu sonrisa, me enamoré de tu cuerpo, de tu aura. Me enamoré de tu alma.

Microcuento N°4

-Vayamos de viaje.

-Viajar... ¿Eres consciente de lo que eso supondrá para nosotros?

-No.

-Será el principio de algo que no conocemos, ¿Sabremos superarlo?

-Seamos valientes.

Enredaderas

Es curioso ver cómo has crecido, cómo he crecido. No hablo de primaveras, no hablo de arrugas en el rostro, ni mucho menos de canas, hablo de lo bonita que se ve tu alma cuando se encuentra en con la mía. Una fusión de colores y chispas de alegría que no queman.

Recuerdo tu rostro la primera vez que te dije "te quiero", después de haber compartido copas, besos y nuestros cuerpos. Valiente por el momento miré tus ojos medio cerrados, relajados. Qué rápido se abrieron cuando pronuncié las palabras y qué fuerte me abrazaste después. No compartimos la noche aquel día, pero compartimos nuestros corazones y nuestras almas se enredaron como una enredadera a un árbol. Sin apretar, sin ahogar.

MariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora