27. Borracho y loco

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Me acerqué al lugar en donde había dejado mis cosas y las tomé. Busqué a Sandra con la mirada y despacio me acerqué a ella.

— Sandra, necesito hablar contigo — le dije. Ella me miró.

— Luego continuamos muchachas — les dijo a las modelos que me echaron una devoradora mirada, como si yo fuera algo de comida. Aunque si lo soy, en este momento me siento como un yogurt vencido — ¿Qué sucede pequeño?

— Sandy, renuncio — solté lo que tenía pensado sin ninguna traba. Sus ojos se abrieron bien.

— ¿Qué? Pero, ¿Por qué? ¡No puedes renunciar! ¡Eres el mejor ayudante que he tenido en años, Finn! — me dijo.

— Lo sé, lo sé, no hay nadie como yo. Pero es lo mejor para mí, antes de que tu hija me vuelva completamente loco.

— ¿Quieres que la rete un poco? — preguntó.

— No, no. Eso no cambiaría mi problema —dije. Me acerqué a ella y besé su mejilla —Eres la mejor jefa que un chico como yo podía tener.

Sus ojos se humedecieron y me miró con tristeza.

— Y tú eres el mejor ayudante del mundo —me dijo y acaricio mi mejilla maternalmente.

¿Hace cuanto que no recibo una caricia así? Tal vez de mi nana, pero no se siente parecido a la caricia de una madre. Eso debe sentir _______ cada vez que su madre la acaricia o la mima.

— Adiós Sandy — dije por lo bajo.

— Toma — sacó de su bolsillo un sobre con dinero — Esto es tu sueldo del mes.

— No, no lo quiero…

— ¿Cómo que no Finn? Por favor, déjame pagarte…

— No podría cobrarle al mejor trabajo de mi vida.

— Por favor, por lo menos dame ese gusto. Ya que no te quedas, déjame pagarte el mes.

— Pero aún no termina el mes…

— Tómalo, y no acepto un no — sentenció. Suspiré y tomé el sobre. Ella se acercó a mí y me abrazó — ¿Vendrás a visitarme?

— Cada vez que pueda — le dije.

Se alejó y sonrió.

— Ya puedes irte.

Sonreí y me di vuelta para irme a quién sabe donde a despejar un poco mi cabeza y mis problemas. Mejor dicho mi problema con nombre y apellido, _______ Carter.

Salí de las oficinas sobre Betty y comencé a andar sin rumbo alguno. Hasta que sin darme cuenta estacioné frente al bar de Susan.

La última vez que vine aquí fue cuando esa… esa condenada se me puso a bailar sensualmente y provocar a todos los borrachos del lugar. Me bajé de la moto y caminando despacio entré.

Para la temprana hora que era, el lugar ya estaba infestado. Este era un lugar perfecto para desahogar culpas, dolores y problemas. Y no había nadie mejor que Susan para hablarlo. Ella no ponía un límite para tomar. Ella te dejaba tomar hasta que se te diera la gana, y por ese motivo era el bar más visitado de todos. Sonando los huesos de mis manos me senté en la barra. Susan me miró algo sorprendida.

— Vaya, vaya — dijo y sonrió — Hace bastante que no te veía por estos lados, Finn ¿Qué te ha pasado?

— Sírveme un vaso de vodka — le dije. Ella asintió.

Puso el vaso frente a mí y lo llenó hasta el tope. Mi celular comenzó a sonar. Busqué en mi bolsillo y miré la pantalla. _______ llamando.

Vacilé algunos segundos en contestar, pero fue más fuerte que yo y terminé por atender.

Peligrosa Obsesión {F. W. y tú} // TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora