29. Indiferencia

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No podía creer lo que Charli me estaba diciendo. Jack no pudo haber hecho una estupidez como esa.

— Si, ya tenemos una parejita formada, ¿no son lindos? — me preguntó ella.

— Tengo que hablar con Jack, estoy completamente seguro de que tú me estas mintiendo.

— No, no te estoy mintiendo, ¿Por qué lo haría?

— Porque eres... una...

— ¿Una qué, tonto? Yo no soy nada, y si no me crees llámalo y verás que tengo razón.

— ¡Eso mismo haré!

— ¡Perfecto! ¡Adiós!

— ¡Adiós! ¡Y no llegues muy tarde! — le seguí gritando.

— ¡Está bien! ¡Cuídate! — utilizó el mismo tono que yo.

Colgó el teléfono y no pude evitar reír. Charli siempre encontraba la forma de hacerme reír, hasta en el momento menos pensado.

Como dije que iba a hacerlo, llamé a Jack y lo llené de preguntas. Al final, lo que mi loca prima dijo era verdad. Uno de mis mejores amigos estaba de novio.

¿Entienden eso? ¡DE NOVIO! Y es más, de novio con un angelito diabólico. Pobre de él, el mini infierno que le espera.

Al día siguiente me levanté con tiempo de sobra para ducharme y desayunar. El maldito lunes ya había llegado, y con el un nuevo comienzo de semana.

Salí de mi departamento y me estaba por prender un cigarrillo. Pero me detuve al recordarla.

— No vuelvan a fumar sin antes haber desayunado...

Como si ella estuviera por ahí, guardé el cigarrillo en la caja y me subí a mi moto para llegar al purgatorio, o sea, a la escuela. Divisé a mis amigos y me acerqué a ellos.

— ¿Cómo están? — les pregunté.

— Mejor que tú — dijo Asher.

— ¿Por qué? — dije sin entender.

— Por tu cara — me dijo Jack — Tienes cara de estar muy perturbado...

— No, estoy bien. No tengo nada — dije.

Aunque ellos tenían razón, ayer había estado demasiado preocupado y pensando demasiado en ______. Tal vez yo no me sentía tan así, pero mi rostro demostraba lo contrario.

Divisamos cómo dos chicas llegaban a las risas. Eran Caro y Charli. Los ojos de Jack se iluminaron y su cara de baboso apareció de inmediato. La diminuta de anteojos y ojos verdes se sonrojo un poco al verlo. ¡Oh Dios santo, esto era demasiado cursi!

Grazer se acercó a ella y la besó cortamente en los labios.

— Buen día bonita — la saludó.

— Buenos días bonito — le dijo dulce.

— ¿Ya dejaron la cursilería? — les pregunté. Charli rió divertida.

— Te mata la envidia — me dijo mi prima.

— Si, no sabes, estoy muriendo — dije irónico.

Todos rieron y comenzamos a caminar para entrar. Miré para mis costados y me faltaba la morena. Me faltaba ella...

Llegamos al salón. Caro se fue para su clase avanzada y nosotros cuatro entramos a nuestra clase. Nos acomodamos y luego de unos minutos el profesor entró. El profesor de estadística era el hombre más sucio y ordinario que alguna vez yo haya visto en mi vida. De verdad era repugnante. La clase comenzó y traté de concentrar mi atención en otra cosa. No estaba ______ para molestarla, así que me quedaba Charli para hacerlo. Pero no era lo mismo molestar a mi prima, que molestar a ______.

Peligrosa Obsesión {F. W. y tú} // TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora