46. ¿Qué somos?

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Ella colgó el teléfono y se quedó de pie dándome la espalda. Esperé a que girara pero no lo hizo. Me senté en la cama.

— Oye, ¿Por qué no me miras? — le pregunté. Lentamente se giró a verme, con los brazos sobre su pecho... cubriéndose – Oh, ¿ahora te pintó la vergüenza?

— No seas tonto... claro que tengo vergüenza... no es algo que haga siempre —me dijo.

— Eres la criatura más hermosa que vi en mi vida.

— Mentira — me contradijo.

— ¿Quieres que te lo demuestre? — le pregunté. Ella rió y se acercó a la cama, para acercarse a mí y depositar un dulce beso sobre mis labios.

— No, porque sé exactamente qué clase de demostración está pasando por tu perversa mente en estos momentos... ahora debemos levantarnos y bañarnos, y...

— ¿Bañarnos juntos? — la detuve. Ella arqueó una ceja y se puso de pie.

— No, claro que no — me dijo.

— ¿Por qué no? — pregunté como un niño pequeño.

— Porque no — contestó — Es tarde Finn... por tu culpa ya no fuimos a la escuela...

— ¿Por mi culpa? Disculpa cariño, pero eras tú la que no quería parar anoche.

Hizo un gesto de indignación.

— ¡Claro que quería parar!

— ¿Segura? — dije con tono seductor.

— Bueno, en realidad... no. Pero ese no es el tema ahora, lo que importa ahora es que tú te bañas en este baño y yo voy al de abajo — me dijo.

— No, no, no espera — dije y me puse de pie.

Ella tapó sus ojos rápidamente y giró dándome la espalda.

— ¡Cúbrete! — chilló. No pude evitar soltar una sonora carcajada.

— Mmm, me parece que de verdad el día te vuelve tímidona — dije mientras me acercaba más a ella.

— ¡No te me acerques! — me advirtió. Sonreí y me acerqué más hasta tener su espalda contra mi pecho. Ella se paró erguidamente.

— ¿Por qué?

— Finn... no seas atrevido — susurró un tanto agitada.

— ¿Vas a dejar que me bañe contigo? — le pregunté y acerqué mi boca a su nuca, para comenzar a besarla tiernamente.

— N... no — dijo con un poco de dificultad.

— Por favor — rogué y coloqué mis manos en su cintura para acercarla más a mí.

— No y es mi última palabra Wolfhard — dijo firmé y se alejó para comenzar a bajar las escaleras.

— ¡Esta bien! Tú te lo pierdes — le dije y me volví a acostar en la cama pesadamente.

— ¡Levántate y entra a ese baño! ¿Me escuchaste? — me habló desde abajo.

— No, no quiero — dije como un niño de 5 años.

— Será mejor que lo hagas cariño — me dijo y sonreí ante su forma burlona de llamarme así.

— ¿Qué pasa si no lo hago?

— Habra consecuencias...

— ¿Y cuáles son las consecuencias?

— No voy a besarte más, por el resto del día – me dijo.

Peligrosa Obsesión {F. W. y tú} // TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora