Inyección

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Sasuke había tenido un terrible resfriado y por consecuente enfermó a Naruto. La diferencia entre ellos como enfermos es que Sasuke era más tolerante a la enfermedad y Naruto se retorcía y gemía porque no soportaba el dolor de cabeza y las flemas.

—De acuerdo. Gracias. Te aviso si mejoramos. —Sasuke colgó el teléfono. Estaba hablando con su padre, quien era médico y evidentemente su médico de cabecera. —Me dijo que nos teníamos que inyectar. Llevamos ya dos semanas así. Así que lo mejor es que nos inyectemos corticoides.

—¡No! Detesto las inyecciones. ¡No lo haré!

Como estaban en la cama, Naruto no dudó en ocultarse en las sábanas, como si eso fuera a ayudarlo a escapar.

—No seas un niño. Si no hacemos esto nunca nos curaremos. —tecleó unas cuantas cosas en su celular. —Listo, ya las pedí. El día de mañana cuando tengas un tiempo libre en el trabajo, irás al médico y harás que te inyecten la ampolleta que te daré. Espero que cuando vaya a recogerte ya no tengas contigo la medicina y si no lo haces también lo sabré.

Naruto solo hizo pucheros.

Al día siguiente en el trabajo. Naruto estaba intentando evitar ir al médico, además de que tenía bastante trabajo, pero también sabía que si no se hacía inyectar Sasuke le metería la medicina por el culo y eso sería peor que la misma inyección.

—Ino... —Se acercó a su compañera de trabajo. —Se que esto es inusual pero... —se comenzaba a poner colorado de la vergüenza. —escuché que sabes inyectar. —le mostró su medicina —¿Puedes ayudarme?

—Claro Naruto. —la chica se rió por el comportamiento del rubio.

Ambos fueron al baño y se aseguraron de que nadie entrará. Sería muy vergonzoso si alguien de la oficina, además de Ino, viera el trasero de Naruto.

Ino terminó su trabajo y como Naruto lo espero, le dolió hasta el alma. Camino con cuidado hasta su asiento e intento ignorar el dolor. Continuó trabajando hasta que comenzó a sentir muchas náuseas.

—Naruto ¿Estas bien? —Shikamaru, quien estaba a su lado, vio como el rubio se recostó sobre la mesa.

—Me siento muy mal... me inyectaron y se supone que me quitaría el resfriado ¡pero me siento peor! Quiero vomitar, me sudan las manos y tengo frío.

—¿Pues que te inyectaron? —Shikamaru se alarmó y llamó a otros compañeros que de igual forma trataban de averiguar que le había pasado a Naruto.

—Corticoides... —Tomó su celular y le escribió a Sasuke.

¿Que me hiciste maldito bastardo?
—¿De que hablas?
—Tu puta medicina me está haciendo daño. Me siento muy mareado.
—Ahh eso. No quise decirte, pero tiene efectos secundarios.
—¿Qué demonios? ¡Me estoy muriendo Uchiha! Tu has tomado de esto y nunca te da así.
—¿Así de grave  te rebotó?
—Imbécil.

Shikamaru no dudo más y se llevó a Naruto a su casa. El rubio afirmaba que el efecto ya le estaba pasando, pero el no dejaría que su amigo se desmayara a mitad de la calle.

—Para la próxima vez, pide receta. Lo que le funcione a Sasuke no significa que te va a funcionar a ti, aunque sea de venta libre. Ponte tu pijama.

—Si, lo siento. Gracias por traerme.

—No te preocupes. Ya me voy o se hará más tarde.

—Gracias de nuevo y te debo una comida.

—La acepto.

Naruto se relajó en su cama y veía la tele. No pasó mucho tiempo para que Sasuke llegara y esté no hizo más que mirarlo mal.

—¡Ves estás vivo! No te paso nada malo y los mocos se fueron.

—Imbécil... ¡Si pero casi muero! ¡No te volveré a hacer caso!

—Como digas, el punto es que te cure y yo también estoy curado. Felices todos.

—Si como a ti no te dio efecto secundario...

—¡Oh vamos! —Se acercó a el y le dio un beso en la frente. —La próxima vez iremos al doctor, pero si lo requieres te harás inyectar.

Naruto terminó la discusión con un puchero.

Vida Cotidiana (Drabbles)Where stories live. Discover now