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Al llegar a el lugar donde vivía Kibutsuji, o más bien donde se escondía, obligó a la niña a sentarse frente a el

Kibutsuji: Durante el camino te lo dije, debes obedecerme, hacerme caso en todo lo que te diga sin objeciones, y si te llamo quiero que vengas a donde estoy de inmediato. Si no haces lo que te diga voy a castigarte- Habló mirándola

Ella era solo una niña, pero pareció entenderle por que tenía cara de terror, tampoco era tan bruta como para no entender lo que el mayor estaba diciendo, aunque claramente Kibutsuji no iba a repetir lo que había dicho si ella no hubiese entendido, así lo dejaría pero para su suerte ella entendió cada una de las palabras dichas por el.

Kibutsuji se levantó de el sillón sin decir nada y ella se quedó mirando a todos lados, sin saber que hacer hasta que Kibutsuji se devolvió únicamente para alzarla, bruscamente de el sillón. Ella solo se cuestionaba ¿qué había hecho de malo para merecerse esto? Y también se culpaba por haber aceptado venir con este hombre.

De igual manera aquel pensamiento se le pasó rápido al recordar que se iba a quedar sola si no venia con el, y era lo que menos quería, no sabía como estar sola pero claro, no conocía a Muzan Kibutsuji, no conocía las cosas que había hecho, no sabía que era el quien había matado a su familia, no conocía en el lío que se había metido al tocar su mano.

Ella estaba aterrada, el lugar le daba miedo y el silencio de ese hombre también, no sabía que decir y le daba miedo hablar, pero no sería tan tonta, puede que Kibutsuji la castigue pero no se iba a dejar dominar por alguien que recién conocía, ese era su pensamiento de el momento claro, no conocía ni sabía que tenía al mismísimo diablo frente a ella.

No sabía a dónde la estaba llevando Kibutsuji, hasta que abrió una habitación la cual era pequeña pero se veía acogedora, tenía una cama y nada más, Muzan la arrastró dentro de esa habitación y la dejó ahí

Kibutsuji: Quiero que te quedes aquí y que no salgas a menos de que yo te lo ordene. Puedes ponerte a pintar las paredes, lo que sea que te distraiga pero no hables, no grites ni hagas ruido mientas estés aquí- dijo mirándola amenazante

Muzan no la estaba encerrando ahí por gusto, la estaba encerrando ahí por los demonios, Las lunas superiores y los otros, su sangre era muy valiosa y esa niña le pertenecía a él. Ella solo asintió con su cabeza y Muzan salió de el cuarto cerrandolo con seguro.

Ella se puso a recorrer la habitación con una sonrisa, organizó un poco la pequeña cama, llevando las sábanas que estaban en el suelo hacia la esquina donde se sentía más cómoda. La habitación no tenía muchas cosas así que solo la dejó así

人類 Jinrui - Muzan Kibutsuji.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora