Mi pequeña demonio. (Damirae)

Capítulo 1

—Señorita Rachel Roth, por favor venga conmigo- la demonesa la siguió, llegaron al último despacho en la parte más alta del edificio, a vista se veía el mas amplio, tenía  grandes piezas y pinturas en la pared, no era necesario preguntar quien estaba allí, por fin se vería la cara con Damian Wayne.
La señora que lo acompañaba la dejo en la puerta y se retiró, dedicándole una pobre sonrisa disfrazada de miedo
Y sin decir más Rachel tocó la puerta, no quería admitirlo pero por dentro sentía nervios que le habían pegado sus amigos al contarle como solía ser su futuro jefe. Pero vamos, Rachel ha lidiado con peores cosas, "Su padre", " sus demonios ", era fuerte y no iba a permitir que alguien pusiera sus nervios de punta y sus emocionad explotar aunque ya sin provocar alguna catástrofe. Exhaló.

—Adelante- una voz gruesa y bastante varonil escuchó, causando una sensación extraña en Rachel, pasó y se quedo parada a unos cuantos metros donde se encontraba Damian quien no se había tomado la molestia de verla y solo se dedicaba a ver unos documentos, el hombre vestía un traje negro, su cabello era negro peinado a un lado, no evito pensar que era un hombre bastante interesante físicamente, bueno, que podía esperar, es el hijo de Batman y en esa forma en que lo veía se parecían bastante ya que si llego a conocer al hombre murciélago, pero pronto acomodó sus pensamientos, esperó pero Damian seguía en lo suyo eso la molesto un poco y dio otro paso para ver sí así respondía. Pero no fue así.
No podía estar así nada más, para qué quería que se presentará si la iba a ignorar "tranquila Rachel" se decía así misma. "Haz algo".
—Mi nombre es Rach….
—Ya lo sé- y por fin el pelinegro se digno a mirarla, nunca la había visto, tenía unos ojos violetas encendidos que jamás en su vida había visto, llamando su atención, sabía su historia, que era, y que había pasado con ella, simplemente era información que el tenia que saber,dudaba de las capacidades de la chica y únicamente aceptó que trabajará en la empresa por su hermano Dick quien también era dueño de la empresa pero nunca quiso hacerse cargo prefiriendo pasar tiempo con su familia que era algo bastante ridículo y tonto para su hermano menor.
Ella también lo miró fijamente, lo que mas resaltaba en el adulto eran esos ojos esmeraldas que tan pronto como la vieron se alejaron para que nuevamente mirará los papeles. Inconscientemente nuevamente observo su rostro, no era tan grande pero ya había pasado la mayoría de las etapas de su vida y pesé a eso no aparentaba la edad que tenía.

—Sin currículum, ni referencias, más que la del tonto de mi hermano- dijo con veneno en su voz.
—Lo sé, pero he tomado cursos en la torre, administración, informática, matemáticas, idiomas, lo necesario para el puesto que me dará- dijo serena.
—¿Si sabes que serás mi asistente verdad?- elevó un poco su voz, al parecer la chica no se había dado cuenta con el ogro al que se iba a enfrentar. Esta vez el nuevamente había clavado sus ojos en ella, quería provocarle miedo. Miedo que increíblemente no vio, para el tan sólo bastaba una mirada y una elevación de voz para que cualquiera temblará en frente de él.

—Sí, lo sé- dijo sin quitar la mirada. Fruncio el ceño.

La chica y su contestación tan tranquila lo estaba enojando de sobremanera, ¿Porqué no se va?, ¿Porqué no tiene miedo?, ¿Porqué no puedo leer sus gestos?….
—Bien señorita Roth, cada que se dirija a mí, será como señor Wayne, ¿Quedo claro?
—Si señor Wayne- al parecer la amatista se dio cuenta rápidamente de las intenciones de su jefe, estaba queriéndola hacer enojar, quería que le dijera para que el la atacará, pero ella no hacia nada, respondía como una "buena" empleada, incluso por dentro dibujaba una sonrisa y se divertía, tal vez Damian estaba acostumbrado a humillar a sus empleados pero con ella no, no se lo iba a permitir, si, era un hombre diez años mayor que ella, pero eso no significa que no tuviera carácter, al contrario se consideraba bastante madura y  de alguna manera se sentía bien teniendo esta corta conversación, ya no eran nervios, ahora era un reto en el cual Damian Wayne conocería a una joven que no caería tan fácil a sus provocaciones.