Capitulo 4

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"Veo que no es tan malo como pensaba, y comportándose tan bien, realmente me impresiono mucho y por alguna extraña razón esperaba que fuera nuevamente lunes, aliste mis cosas, tomé mi taxi, eran raras las veces que estaba de buen humor, y hoy era ese día".
-Buenos días señor Wayne.
-Señorita Roth- me dijo sin voltear a verme, se veía ojeando cada papel, sin revisarlo.
-Necesito que arregles esto, a mas tardar en la tarde- me dijo. -Si, señor Wayne- le contesté, se me hizo extraño su comportamiento. No me había dirigido la mirada en ningún instante. El no es así.
-Muchas gracias por llevarme a mi casa el viernes- le dije sin saber porqué lo hice pero con la intención de que me mirara.

No lo hizo.
-Olvidelo Roth, fue parte del trabajo, aparte no dejaría que te fueras sola a esas horas- sus palabras hicieron que me sintiera tonta "trabajo" claro trabajo, "¿Cómo se te ocurre?", "Solo fue cortes Rachel" "¿Qué esperabas, que con esa cena y esa plática cambiaría algo?, por supuesto que no.

Que vergüenza.

-Bueno, me retiro- me fui apresuradamente sin que dijera algo más, pero por dentro me sentía algo decepcionada sin saber porqué le tomaba tanta importancia.

Me sente en mi área de trabajo pensativa, "vamos Rachel deja de pensar en eso, deja de tomarle importancia".
-Señorita.
"¿Pero por qué acepto mi cena?"
-Señorita.
"Que extraño es"
-¡Señorita!
"¿Qué?"
-Se encuentra el señor Wayne.

¡Rayos!, de tanto estar divagando con mi jefe no me di cuenta del sujeto que se encontraba enfrente mío, estaba algo confuso, y a mí parecer burlón, no enojado como cualquiera estaría por ser ignorado.
-Lo..lo lamento, en un momento por favor- le dije apresuradamente.
-No se preocupe señorita, usted es nueva?, no la había visto por aquí- mencionó.
-Si así es, soy Rachel la nueva secretaria del señor Wayne.
-Yo me llamo Jonathan, amigo de Damian- estiró su mano y le respondí por cortesía.
-Un gusto, me dijo que pasará- le dije, el me sonrió.
-Gracias, espero verla de vuelta Rachel- asentí mientras se desaparecía sin tomarle importancia a lo que dijo y seguí con mi trabajo.
...

-¿Qué pasó Wayne, nueva asistente?- el idiota de Kent se había sentado como si fuera su casa, se hecho viéndome con una sonrisa, sabía lo que pensaba.
-¿Acaso crees que me gustan ese tipo de mujeres?- le dije.
-Pues viendo con lo que te metes, no, pero pues no estaría mal, se ve que no es como demás con las que estás, aparte es muy bonita.
-Deja de decir tonterías, ¿A qué veniste?
- Oh vamos, no me vas a negar que es una hermosa mujer, pero bueno si tú no quieres, yo...
-¡No!- por alguna extraña razón me levanté asustandolo un poco.
-Entonces no te interesa, ¿Cierto?- volvió a sonreír, sin duda me sacaba de mis casillas.
-Te conozco Kent, pero como dijiste, no es esa ...clase de mujeres- mencioné con dificultad.
-Vaya estoy impresionado, ¿Porque no la invitas a salir?
-Estas loco ¿Sabes cuantos años tiene?, es una niña para mí- le dije histerico.
-No exageres Wayne, aparte sera un buen logro para que busques algo más serio, algo que te borre ese carácter tan pésimo que te cargas.
-Ya lárgate Kent.
-Bien, solo vine a invitarte a mi cumpleaños, será en dos semanas, te aviso desde antes para que me vayas comprando mi regalo.
-¿En serio crees que iré?
-Claro, no habrá nada de familia, sólo amigos, puedes invitar a Rachel- río y lo fulmine con la mirada.
-Bien, ya me voy, nos veremos pronto, ah, recuerda en invitarla a salir, a menos que quieres que yo lo haga, sabes que a mí no me importa la edad, me veo tan joven como tú, y eso que soy mayor que tú, aunque sea por un año- me dijo mientras se iba riendo, maldito, le encantaba molestarme, y no dudaba en sus palabras, cuando decía algo lo hacía, no es que me importará lo que hiciera, pero cuando dijo el nombre de Rachel, mi cuerpo se acelero, sabía que no era así Rachel por lo poco que la conocía, nunca se me lanzó, como otras solían hacerlo a la primera oportunidad, no me coqueteaba, se defendía decentemente, y creo eso era lo peor, su indiferencia y labor en el trabajo hacía que me inquietara, tal vez es así porqué soy su jefe solamente, agh deja de pensar en eso, no permitiré que ella arruiné mis pensamientos y concentración, para acabarla el maldito de Kent tenía que arruinar más las cosas con sus comentarios, era el único amigo real que tenía a pesar de que fuera diferente a mí, pero me conocía bastante bien, que me hacía dudar en cuestión a banalidades como las emociones o cambios de humor que muy pocas veces se veían. Y hoy lo había demostrado.

....
-Hola Rachel- desde lejos una voz femenina interrumpió a la amatista.
-Hola- contestó secamente.
-Sabes hace tiempo quería hablarte, pero te vi bastante ocupada, así que me presento soy Emma. Y trabajo en el área de administración.
-Un placer- se sintió un poco contenta por el saludo.
-Mira se que es lunes pero, unos colegas y yo haremos un convivio, ¿Quieres venir?, será hoy
-Mmmm... es que es lunes y...
-Oh vamos, solo será un rato, aparte sera para que te conozcan, casi no hablas,o más bien no hemos tenido oportunidad, despejate un poco de el guapísimo del señor Wayne.
Intento no sonrojarse por el comentario, pero realmente le costaba hacer amigos, sobre todo ser social, y alguien que no tuviera algún superpoder le estaba dando la oportunidad de conocer ese lado humano que no conocía a la perfección. De todas formas no perdía nada.
-Bueno, está bien, iré- dijo no muy segura.
-Genial, nos iremos saliendo de aquí. Nos vemos Rachel- mencionó la pelinegra.

Las horas pasaron, Rachel decidió no despedirse de Damian puesto que tenía bastante trabajo y pidió no ser molestado, incluso negó la ayuda de Rachel, quien amablemente se ofreció a pesar del convivio. Así que se marchó junto con su compañera Emma quien les presento a varios empleados de la empresa, se impresiono mucho pues llevaba unos meses y no había articulado palabra con ninguno.
Viajaron por unos 20 minutos hasta llegar a un lujoso restaurante, a Rachel no le molestó pues ganaba suficiente dinero, lo único que le incómodo al entrar fue el ambiente oscuro y con varias mesas pequeñas y barras alrededor. No conocía muy bien de lugares, pero se dio cuenta que no era un lugar para platicar gustosamente.
-Rachel siéntate- Mack, quien se encargaba de finanzas le ofreció un asiento a la demonesa.
-¿Quieres algo de tomar? ¿Una cerveza, tequila, refresco?, yo invito- le sonrió.
-Solo refresco- contesto.
"Que rayos hago aquí" trago saliva. Sus compañeros empezaron a hablar, ni siquiera sabía cómo lo lograban debido a la fuerte musica, Emma parecía haberla olvidado en la próxima horas, se había tomado tantos tragos que apenas y podía moverse en la pista. Quiso llamar su atención, quería irse, pero no lograba que viniera. El reloj marcaba las 12 muy tarde para que un taxi pasará por ella, pensó en decirle a Mack pero igual estaba algo ebrio no tanto como los demás, aparte de que bailaba sin parar y no parecía salir de allí, terminó su quinto refresco que le había dado Mack y se levantó, pero una fuerza en su cuerpo hizo que nuevamente se sentara.
"¿Qué rayos?"...
Su cabeza empezó a dolerle y sus ojos empezaron a nublarse levemente, lucho contra su cuerpo para poder pararse pero no podía, miro a todos lados buscando a Emma asustada, pero no lograba dar con ella, tomó su bolso y como pudo se recargo en las paredes entre tanta gente para salir. Fue hasta que llegó a la puerta, camino apoyándose en las paredes sin percatarse de unas miradas que la seguían, viéndola tan débil. Su vista empezó a jugarle más chueco, quería tirarse, no sabía lo que pasaba.
Se asusto.
No podía más.
Unas voces provenientes de atrás la alertaron.
Pero sus piernas ya no soportaron más, y cayó al suelo. Solo pudo notar varias siluetas de personas alrededor suyo antes de perder el conocimiento.

Mi pequeña demonio. (Damirae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora