Edwalls - Ninnock 1980
Desperté sintiéndome más relajado, ya no tenía esa fuerte tensión detrás de mi cabeza, mis extremidades volvían a formar parte de todo mi cuerpo, mis manos se sentían mucho más seguras, claramente debajo de la tela de los guantes. A mi lado estaba Harry, aun dormido, cubierto por finas sabanas de la cintura para abajo, miré sus pecas, la forma en que cubrían gran parte de sus hombros y espalda, ¿Podía tocar su abdomen?, ¿A parte de sus manos podía tocarle alguna otra parte del cuerpo con mis manos propias sin causarle daño alguno?, él irradiaba vida por todo su cuerpo, no solo las manos. Lo estuve mirando por un largo tiempo, admirándolo un poco, yo podía hacerme creer a mí mismo que hacíamos la combinación perfecta, pero prefería ser realista, tener claro que él era bastante guapo, y yo era yo, una belleza diferente tal vez.
— Buen día. — más ronco de lo normal.
— Buen día. — respondí.
— ¿Me estabas mirando? — él sabía que lo había estado mirando, solo quería que yo lo dijera.
— Claro que me iba a enamorar de ti rápido, Harry el "vampiro guapetón". — bromeé. El rió.
— Quizás para mí no fue tan rápido. — la verdad las cosas si habían pasado muy rápido, es decir, yo nunca me había enamorado ni había sentido la necesidad de tener una pareja, de repente todo cambió de manera muy veloz.
— ¿A qué te refieres? — se acomodó en el mismo lugar, nos mirábamos frente a frente.
— ¿Ya es hora de decir mi secreto? — lo miré extrañado, me tenía muy curioso.
— No respondas una pregunta con otra pregunta, tonto. — lo hice reír de nuevo. — ¿Qué secreto? — me analizó, pensando si decirlo o no, igual no importaba si él quería hacerlo o no, tenía que contármelo ahora, así tuviese que limitarme a usar una poción de sinceridad.
— No fue tan rápido para mí, yo ya te había visto antes. — eso era muy poco probable. — el día que la pelota te golpeó no fue el primer día que te vi, yo sabía que eras un brujo. — la incredulidad crecía dentro de mí, no entendía hacia qué dirección iba la historia.
— ¿Cómo lo sabías?
— Te vi un día con Chloe cerca del río, creo que fue hace más de un año, tu cabello azul me dio curiosidad, yo solía ir a los límites del río también pero jamás los había visto a ustedes, me quedé mirándolos pensando que podían ser brujas. — me sorprendía muchísimo saber que Harry ya sabía de mi existencia cuando nos conocimos oficialmente. No sentía que él me hubiese mentido o algo, solo me sorprendía. — volví varias veces, ustedes estaban allí casi todas las tardes, quería saludarlos, a ti más que todo, de ahí nació mi curiosidad por las brujas. Dejé de ir al río. El día que te vi, tu cabello, supe que eras tú. No podías ser alguien más. — terminó su relato.
— ¿Por qué no me habías contado nada de eso? — le interrogué.
— No sé, no creí que fuese importante. — lo miré en silencio. — era vergonzoso decirte, "Hola, eres el chico al que he espiado desde hace tiempo, mucho gusto".
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Sangre y diamantes: El primer brujo
Fantasy"Exhalaba el humo y seguía admirando la belleza de la naturaleza, ¿por qué tenía que ser prohibida para mí?, ¿por qué yo tenía que ser una máquina de destrucción total?". A sus dieciséis años Marcus Bloodie, el primer brujo de toda la hist...