Edwalls - Ninnock 1980
— ¡Marcus!, nos dirás ahora mismo dónde te habías metido ayer.
Escuché la tormentosa voz de Chloe Bloodie, su insoportable tono me extrajo abruptamente del sueño mientras ella entraba a mi habitación sin siquiera tocar la puerta, Priscila iba detrás de ella, las dos llevaban puestos sus vestidos y se veían fatales, ninguna de las dos usaba maquillaje así que no había nada regado por sus rostros, lucían un poco hinchadas, al parecer Priscila había pasado la noche en mi casa.
— No grites. — dije sentándome en la cama. Probablemente luciendo desaliñado, lo reconfortante era saber que no era la persona que tenía el peor aspecto en la habitación. — ¿podrían cerrar la puerta?, gracias.
— Vamos Marcus. — rogó Priscila después de hacer caso omiso a mi petición. — ¿Dónde estabas ayer? — sí quería contarles, seguramente iba a hacerlo, no había razones para ocultarle las cosas a ellas dos.
— Apuesto a que estaba con el vampiro. — Chloe sonreía, lo que me hizo reír. Mi inoportuna risa nerviosa era siempre un signo de afirmación, no sabía ocultar las cosas cuando me las preguntaban a la cara. — no puede ser.
Debido a la insistencia de Chloe en cuanto a que debía contarle lo que había pasado, les conté, narré con mucho detalle todo lo que pasó desde que lo vi entre algunos árboles hasta el momento en el que nos tocamos las manos mutuamente, el momento en el que la vida y la muerte jugaron entre nuestras manos. La historia trascendía de cualquier ámbito amoroso, era una situación distinta para mí, y para mi naturaleza. Lo que más me importaba eran las diferencias que teníamos, lo desconocido, las posibilidades que siempre estuvieron allí y que yo no conocía hasta ese momento.
— Déjame entender, ¿no se besaron en ningún momento? — preguntó Priscila sin entender. Me pareció fuera de lugar que eso fuera lo que más les interesara de mi relato, pero no me sorprendió.
— No lo sé Priscila, no lo sé, no creo que la respiración boca a boca debajo del agua sea un beso. — tal vez sí, tal vez no. No conozco bien la definición de un beso, pensaba que un beso estaba formado por el contacto y la voluntad.
En mi mente se estaba dando una especie de festival, habían un montón de explosiones, recuerdos, mis sentidos entraron en un estado de encantamiento y comencé a revivir los estímulos, el tacto entre nuestras pieles húmedas debajo del agua, nuestros labios juntos sin algún interés sexual o de contacto lujurioso, las manos con dedos entrelazados, el contacto que tuve con una mano ajena después de tantos años llenos de miedo a la cercanía. Tal vez la magia no eran solo hechizos y pociones, habían otros tipos de magia que yo aún no conocía.
— Estoy totalmente segura de que fue un beso. — Priscila me sacó de mis pensamientos después de un largo rato.
— Cállate Priscila, claro que no, tenemos que ver las cosas como son, Marcus es un tonto y no besó al Drácula con instinto de depredador sexual. — muchas veces Chloe decía cosas que entendías, pero no del todo.
Pasaron un par de semanas en las que mis viajes al río de Edwalls aumentaron significativamente, viajes que hacía solo, ya no trataba de ir en compañía de mi prima, toda la familia lo notó, pero yo preparaba cada vez alguna excusa. Cuando llegaba al río siempre estaba solo, al pasar algunos minutos él aparecía, escondido, llamando mi atención con alguna seña, a veces nos quedábamos allí, hablando de nuestras familias, aunque la mayoría de las veces íbamos a la laguna, manteníamos todo en orden. La mansión Bloodie comenzó a parecerme el lugar más aburrido del mundo, quería salir cada vez que entraba, mi parte favorita de estar en casa era contarle a Chloe lo que había pasado. Cuando iba al río con Priscila y Chloe sabía que él no iba a aparecer, eso me hacía sentir un poco desanimado, lo que me generaba un poco de culpa, pero la curiosidad del momento, de poder sentir, tocar y de compartir algo con una persona exclusivamente me tenía muy distraído de todo lo demás.
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Sangre y diamantes: El primer brujo
Fantastik"Exhalaba el humo y seguía admirando la belleza de la naturaleza, ¿por qué tenía que ser prohibida para mí?, ¿por qué yo tenía que ser una máquina de destrucción total?". A sus dieciséis años Marcus Bloodie, el primer brujo de toda la hist...