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Hoy nuevamente, Venezuela y Rusia se encontraban frente a la casa del latino, esta vez dispuestos a cumplir con su trato.

—Mira, te voy a presentar a mis carajitos, pero ya te aviso que son bien ladiyas—comentó el venezolano sacando las llaves.

Rusia rodo los ojos con una sonrisa, esta era la enésima vez que el latino le repetía lo mismo y a base de esa excusa habían aplazado este día.

—красивый, esta bien, estoy seguro de que al menos podremos llevarnos medianamente bien—dijo el euroasiático con una sonrisa.

Desde que habían formalizado su relación, Rusia había convencido al venezolano de conocer a sus hijos, Venezuela pudo empatizar bien con la mayoría, pero luego de eso se negó a presentarle a los suyos al eslavo.

¿Que tan malos debían ser para que no quisiera presentarse los? Bueno, estaba a punto de descubrirlo.

—¡Reunanse chacho' traigo chisme!—anuncio el veneco entrando al rancho, como ellos lo llamaban.

Y en menos de lo que canta un gallo los veinticuatro estados venezolanos estaban reunidos en la sala, por que no había nada que les llamara más la atención que un chisme.

—Yo espero que este bueno ese chisme, apa—dijo Caracas entrando a la sala—, o nos quedaremos sin cena por su culpa.

Caracas se seco las manos en su delantal de cachifa, antes de tomar asiento al lado de Zulia.

—¿Por fin viene a decirno' que Miranda y Táchira son adoptados?

—¿Y que en realidad son hijos de Alemania?

—¿Y que lo más seguro es que no los quería y te los dejó a ti?

"Ñue' su madre las marramuseadas que se intentas estos carajitos" Pensó el veneco.

—¡Carajo, y dale con Alemania!—exclamó mirandino arrecho—, llevan mame y mame con la misma vaina toda la semana.

—Es verdad—mintió el venezolano.

La sala quedó en silencio.

—¿Que, enserio?—gritaron Táchira y Miranda.

—No, no es cierto.

Los hermanos suspiraron aliviados, mientras el resto reían, luego ya habían otros que estaban a punto de mearse encima, Caracas, luego de descojonarse regreso a la cocina mientras que el resto creyendo que su apa solo los reunión para eso se levantaron con la intención de retirarse, al tiempo que Rusia entraba.

—Solo soy jevo de Rusia—dijo fuerte y claro.

Los Estados voltearon a verle sorprendidos, desde donde estaban se escucho el ruido que hizo el sartén al caer al suelo.

—Coño e' su madre.

˗ˏˋ 𝙋𝙪𝙧𝙚, 𝙙𝙖𝙩𝙚 𝙘𝙪𝙚𝙣𝙩𝙖┆𝘙𝘶𝘴𝘝𝘦𝘯𝘦 ˊ˗̖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora