Jamás

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Después del interesante encuentro con la madre de su cachorro y la ex del otro, nuestra querida miko se marcho, decidió llevar a sus pequeños a sus aposentos, había sido un día demasiado pesado para ellos, una vez sus pequeños se encontraban en sus camas, ella decidió hacer lo mismo, pero antes tomaría un relajante y muy merecido baño, mientras se encontraba relajándose en el gran manantial que había es su habitación, comenzó a sentir algo, como si alguien la llamara, pensó que talvez le había afectado su encuentro  con esa demonesa de nombre Irasue, una vez termino de asearse salió del manantial, solo era cubierta por una pequeña toalla de color azul que se pegaba muy bien a su cuerpo, sin poderlo evitar al momento de recostarse en el futón callo profundamente dormida, su cabello húmedo se esparcía a su alrededor, dándole un toque aún más sensual a la escena, pero no estuvo segura cuánto tiempo había pasado cuando se escuchó una gran explosión, algo aturdida se vistió rápidamente, tomo sus armas y corrió fuera del palacio, pero antes informo a Jaken que cuidara de sus pequeños y volvió a su forma humana, una vez fuera observo una gran cantidad de demonios pero no pudo siquiera lanzar una flecha cuando fue tomada en brazos.

Aome- Que demonios pretendes, suéltame ahora mismo.

Nuestra joven miko pataleaba tratando de liberarse de su captor.

Inu- Te soltaré cuando estemos lejos de esos idiotas.

El peliplata saltaba con gran rapidez de árbol en árbol, buscando poner la mayor distancia entre ellos y esos malnacidos como el los llamaba, corrió sin parar, corrió como si su vida dependiera de eso, así fue hasta que un ardor provocó que soltara a la mujer en sus brazos, la cuál caía desde lo alto de un árbol pero por fortuna logro caer en pie.

Aome- Creo haber sido clara Hanyu no te quiero cerca de mí, no hoy, ni nunca.

Inuyasha estaba furioso por sus palabras, aunque creía que el maldito de su medio hermano y su padre le habían lavado el cerebro haciendo que lo odiarán por ser mestizo.

Inu- Ya déjate de juegos Aome, tu y yo sabemos que siempre me has amado, tu eres mi hembra y siempre lo serás, te aseguro que el maldito de Sesshomaru jamás podría complacerte como yo.

En ese momento la cantarina risa de Aome lo dejo confundido.

Aome- Valla que eres idiota Inuyasha, Sesshomaru es mi cachorro, pues mi macho es su padre y yo al ser su compañera de vida soy su madre.

En ese momento Aome mostró la marca que Toga le había dejado en el cuello, la marca que la distinguía como única y absoluta compañera del gran general perro.

Inu- No, eso... Eso no, tu... Tú eres mía.

Inuyasha en un ataque de irá se lanzó contra Aome quien con toda facilidad lo esquivó, ataque tras ataque, el Hanyu estaba completamente segado por la irá pues para el fue como ser traicionado por su hembra, aquella que siempre debió ser suya, en esta y en cualquier otra vida.

Aome- Ya deberías entender que por más que trates de negarlo jamás seré tuya, Toga es mi compañero y tú solo eres el Hanyu compañero de un cadáver.

Inu- No tú te equivocas, tu eres mía, siempre serás mía, Kikyo fue mia en vida así como en muerte y tú como su reencarnación debes ser mía.

De pronto Inuyasha fue estrellado contra una fila de árboles y todo cortesía de nuestro amado general.

Toga- Disculpa la demora querida pero unas ratas no querían dejarme pasar.

Rápidamente el general se acercó a su amada pues necesitaba revisarla y estar seguro de que su mujer no estaba herida.

Aome- Descuida, aunque talvez te pasaste un poco, creo que ya no respira.

Pero en ese momento de entre los escombros un Hanyu de traje rojo salió a encarar al de cabello negro.

Inu- Tú, maldito anciano, como te atreviste a marcar a mi hembra!!!

En ese momento el de cabellos negros comenzó a reír mientras tomaba con delicadeza la pequeña cintura de su amada.

Toga- Valla no sabía que eras comediante Inuyasha, según tengo entendido tu hembra es una miko de barro y hueso llamada Kikyo, por lo que no tienes derecho de reclamar a Aome.

Lentamente Toga se separó de Aome y comenzó a caminar hacia Inuyasha el cual con cuidado buscaba entre sus ropas el fragmento que Naraku le había entregado pero no lo encontró.

Aome- Me parece que estabas buscando esto!, no!?

Entre sus dedos la hermosa pelinegro sostenía un fragmento el cual brillaba intensamente al ser purificado.

Inu- En qué momento, tú, entiende Aome este maldito anciano solo te está usando, en cuanto encuentre otra hembra el te dejará Aome, por favor vuelve con migo, te prometo que nada te faltará y te cuidare a ti y a los cachorros que tengamos.

El Hanyu estiraba su mano hacia la miko quien en ningún momento hablo, por otro lado Toga tenía miedo, miedo de perder a su amada, sabía que ella conocía si vida pasada y si antes se había equivocado pero está vez era diferente sabía que no podría vivir sin ella, pues desde la primera vez que la tuvo entre sus brazos supo que ella sería su motivo para despertar cada día, sería el aire que respiraba, ella era su todo, pero la había marcado sin su consentimiento, la había hecho su mujer sin siquiera saber si ella sentía algo por él, así que no había nada en realidad que la atara a él, ya que aunque la había marcado, su marca no estaba completa pues ella no lo había aceptado como su compañero y si otro llegaba a marcarla borraría su marca y ese fino hilo que los unía seria destruido, Toga reaccionó cuando sintió los brazos de Aome enredarse en su brazo, dirigió su mirada a ella y noto el odio en sus ojos.

Aome- Creo que no te a quedado claro Inuyasha, Toga es mi macho, mi compañero de vida y no pienso dejarlo aunque el se cansé de mi y busque a otra, yo seguiré a su lado y por sobre todo, jamás lo dejaría por ti.

Las palabras de Aome salieron con tanta frialdad y con tanto odio que por un momento Inuyasha la desconoció, donde había quedado esa niña ingenua que siempre lo seguía, donde había quedado esa niña que lo amaba solo a él, pero entonces lo vio, un poco oculto detrás de esa mirada de odio había un destello de tristeza y dolor, todos dirigidos a él, Inuyasha miro su mano y después miro a Aome a su Aome quien ahora se ocultaba detrás de su padre, de su ahora compañero de vida, ella ya no era más suya, talvez jamás lo fue y todo por su idiotez, por su idiotez de creer que ella siempre lo esperaría y soportaría todos y cada uno de sus desprecios y maltratos, todo por aferrarse a un fantasma, pues el bien sabía que esa muñeca de barro no era su Kikyo, jamás lo sería y ahora había perdido a su Aome, sabía que no obtendría su perdón, por más que así lo quisiera pues el la traiciono, no solo con Kikyo, también al haber aceptado ayudar a Naraku, por eso con todo el dolor de su corazón le dio una triste sonrisa y después miro a su padre.

Inu- Esperó que a ella si sepas cuidarla y no la lastimes, Aome ya a sufrido mucho y todo por mi culpa, Jamás dejes de amarla.

Con esas tristes palabras el Hanyu se marchó dejando a la pareja atrás quienes habían comprendido bien las palabras del Hanyu, era su despedida, talvez después de eso jamás volverían a verlo.

Debe ser mía (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora