UNA NOCHE RARA
AMBER
Ya eran casi las seis de la tarde, nos habíamos perdido todas las clases de hoy, y lo más importante, ¡El almuerzo! ¡¿Cómo quieren que sobreviva sin la comida más importante del día?! ¿O esa era el desayuno? Bueno no importa, el punto es que me quede sin comida.
El intento de comida de Liam fue, una bolsa de papas fritas, una ensalada refrigerada y un atún. ¡Y si ustedes se preguntan qué hombre tiene un atún y ensalada en su refrigeradora! ¡Pues no se! ¡Qué raro!
-¡Tengo hambre!-le dije a Liam mientras le sacudía los hombros.
-Hay maníes en la mini alacena de ahí- dijo el chico señalando un cajón que estaba arriba de la refrigeradora.
Después de haber comido los maníes, me fijé en Liam, estaba con su ropa de siempre, una chaqueta de cuero, con un jean ajustado y su camisa blanca que hacía que se le resalte los pocos pero trabajados músculos de su cuerpo. Él estaba sentado en la cama revisando su celular.
Me acerqué sigilosamente para ver con quien se escribía.
Le quite el celular y me encerré en el baño, me tranquilice mientras veía que tenía sus celular y realmente me sorprendí; Pero me asusté cuando escuché un golpe fuerte en la puerta seguido de un grito.
-¡Dámelo Amber María de la Rosa de las Castañas!- gruñe Liam tocando la puerta.
-¿Enserio? Liam, ¿Un juego para niños?-dije mientras abría la puerta y le daba el celular. ¿Y desde cuando lo juegas?, ¡Eres nivel 200, NADIE, en su vida llega al nivel 200! ¡Tienes todos los accesorios!
-Mmm- dijo Liam mirando el piso-. Mi sobrina se lo descargó, y cuido su mascota virtual por ella.
-Esa es la escusa más vaga que he escuchado en mi vida- le reclamé.
-Ya, ya, es que mis papas nunca me quisieron comprar una mascota, lo tengo desde que tenía 12.
-¿¡Que!? ¡A mí tampoco me compraron una mascota! Y no descargo mis sentimientos con un juego virtual.
-¡Pero es que tu no lo entiendes!, yo añoraba una mascota desde los tres años y mi madre era alérgica a TODOS y cada uno de los seres vivientes del reino animal.
-Pobrecito-le dije mientras le pellizcaba los cachetes como lo hacen las abuelitas.
-¡Hey! Me duele, tengo los cachetes sensibles-dijo mientras se los sobaba.
-¡Pero son suavecitos!- dije mientras los volvía a tener entre mis manos.
-Ya los sé- presumió-. Pero son delicados.
Después de habernos repetido la porción de papas fritas con atún y ensalada, que según Liam es para ocasiones que tenga hambre y le dé pereza ir a la cafetería, nos estábamos alistando para dormir.
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El Secreto del Rebelde [Editando]
RomanceAlgo... Algo muy grande esconde Liam, tras esa imagen de chico malo... Mas detalladamente un secreto. Un secreto, que tal vez solo Amber conozca y una que otra persona más... Pero cual es la razón de este secreto? Por que se creo? Todos de resumen u...