CAPÍTULO 20

5 1 0
                                    


CAPITULO 20

Despedidas

Lo cierto es que acabó y Barnaby seguía sin aparecer así que quiso salir a ver que ocurría. Y le encontró en los baños del pasillo de recepción.-¿Estás bien Barnaby?

–Eso creo, al menos estoy entero y sano pero solo.

–Deja de darle vueltas a eso, siento haber sacado el tema, pero vamos a salir así que debemos prepararlo todo.

La primera parada fue la habitación de Bronwen donde su perrita salió a saludarla pero que sin embargo Barnaby no le calló muy bien. –No debes caerla muy bien, espero que no sea por algo, ya sabes que los perros tienen ese sexto sentido de detectar las malas compañías. –No creo que haya visto nada raro, bueno nunca se sabe. –Exacto nunca se sabe, últimamente ha estado paseando por los pasillos, nunca se sabe lo que ha podido ver esta pequeña, dice acariciándola hasta que ve como Barnaby se acerca y corre debajo de la cama. –No sabía que hasta los perros me consideraban feo. –Reconozco que eso ha sido gracioso, tampoco te lo tomes a pecho, es que nunca me ha visto muy acompañada, siempre ha sido ella mi pequeña, seguro tiene envidia de que alguien más este a mi lado.-Será eso, espero, dice Barnaby riendo mientras Bronwen ya se disponía a abrir los armarios y empezar a hacer su maleta y sus pertenencias, se la veía una sonrisa en la cara, nunca se hubiese imaginado preparando su maleta y salir de allí al fin, era como el típico sueño que se desea pero casi se sabe que es imposible y de repente, de un día para otro sin ni si quiera haber puesto mucho empeño surge.

Mientras está hacía su maleta, se encontró algo que ya ni si quiera recordaba, lo recogió del fondo del bolso con las dos manos, apretándolo y no pudo evitar llorar un poco. -¿Qué ocurre Bronwen? ¿Qué es eso? Pregunta Barnaby. De repente Bronwen se gira hacía él y...Le da un abrazo repentino, no sabía porque le había apetecido pero estaba muy apenada, y aunque iba a salir no sabía si realmente iba a ser capaz de olvidar todo el panorama y las imágenes que ahí había vivido, y por primera vez notaba lo que Camyl le había explicado aquel día que salieron a la ciudad, y es que ella dijo que a lo mejor moría pero que por muy raro que parezca, sentía a los de aquel hotel su familia, y a Bronwen le estaba ocurriendo, sabía que uno de allí era "Sangre" sabía que tampoco podía fiarse como una amistad pero si que lo había pasado bien, por alguna razón, y un poco de nostalgia le causaba. Además nunca se había fiado de Barnaby, como no lo había hecho de ninguno pero menos de él, y ahora, aun sabiendo que quedaban tres y que las posibilidades de que él fuese "Sangre" eran muy altas, se lo estaba pasando bien junto a él.

-Esto es el diario de Darell, dijo. –Nunca nos lo llegaste a enseñar, ¿Puedo leerlo? –adelante. Mientras Barnaby leía todas aquellas páginas tan empalagosas del principio, Bronwen se fijo en otro objeto debajo de la mesa del escritorio y casi le dio más pena que el primero. Se agachó y lo recogió, era una cadenita de las pinzas de Camyl, debió caerse en algún momento aquellas pinzas de repuesto que solía llevar enganchadas entre sí.

-Bronwen, ¿te habías fijado en esto?, dijo Barnaby el cual ya había leído el diario y por algún casual se encontraba en la tapa final de este, antes de cerrarlo.

-¿En que? Supongo que si, lo leí entero. –Es una carta para ti, está pegada a la tapa final. -¿Enserio? Déjame leerla, emocionada Bronwen se acerca dispuesta a arrancarla de la tapa donde estaba pegada, pero Barnaby aparta el diario. -¿Qué haces? –Quiero leerlo también, déjame leerlo antes, solo quiero ver cuanta ilusión te va a hacer. –Ni hablar, es mía, dámelo. Realmente Bronwen parecía furiosa, asique Barnaby disgustado porque no se había salido con la suya y no quería discutir a este punto, lo suelta sobre cama y se va a su dormitorio a hacer la maleta. –No lo puedo creer, en este lugar tan ensangrentado, una nota de

amor para mi, piensa ella, o al menos quería encontrarse eso, nada más la iba a desestabilizar que encontrar una nota que no fuera bonita de parte de Darell o que por lo contrario directamente no fuese él.

Estaba realmente nerviosa como una quinceañera teniendo su primera cita, pero no solo por lo que se entiende como romance si no también por el miedo, aunque parezca extraño le daba miedo que fuera una nota respecto a los asesinatos o a "Sangre". Pero sabía perfectamente porque no había encontrado esa nota antes, y es que como el diario no estaba relleno del todo, una vez que Camyl y ella llegaron a las hojas en blanco lo cerraron.

"Bronwen, espero que seas tú la que encuentre el diario y que hagas con él lo que quieras pero espero que seas tú quien lee esto, no recuerdo exactamente si deje claro lo increíble que eres en las páginas anteriores pero por si acaso dejo esta nota aquí, esto lo estoy escribiendo el día de la muerte, para ti porque quiero que salgas ilesa de esto. ¿Se siente como hablar con un muerto? Pues estoy casi seguro que me va a matar "Sangre" pues hay alguien en el parking y estoy seguro de que es él, quizá debería quedarme aquí y salvarme de esta, o quizá debería salir y enfrentarme, y aunque ahora pienses que estoy loco y desearías que me hubiese quedado aquí con más posibilidades de sobrevivir no lo voy a hacer, porque está claro que igualmente va a venir, de hecho se esta acercando y quiero que sepas quien es "Sangre" para que te salves, y tengas cuidado con esa persona, la pena sería que ahora te encontrara a ti y fueras tú, entonces ya podría morir del susto y pena que me daría, porque nunca he sospechado de ti.

Y lo estoy viendo claro, se me está escurriendo el boli de la mano, no hay tiempo, solo no te fíes de nadie.

Con cariño, DARELL"

-¿Por qué siempre hace lo mismo? De nuevo no ha escrito el nombre de "Sangre" de nuevo no me ha descrito su físico. Pensándolo de alguna manera podría enseñar esto a Archie y Barnaby para que supiesen que yo no he hecho nada, pues Darell pone bien claro que yo no soy, pues pone que lo ve claro y sigue diciendo que me proteja, por lo tanto se ha dado cuenta de que yo no puedo ser.

Bronwen se dispone a mostrarle a Barnaby lo que ha leído, contento por algún motivo se acerca a leer. –Muy bonito, ¿Y qué me importa a mi? –No sé, eras tú quien quería leerlo, además te lo enseño más para que veas que yo no soy "Sangre". –Muy amable por tu parte conmigo últimamente Bronwen, pero por mucho que diga Darell no me puedo fiar, pues podríais ser compinches, o pobre iluso...Puede no haber visto bien, o puede que te las amañases para parecer un tío, ya sabes todo lo que hemos vivido y sabes muy bien que este tipo de pruebas ahora mismo no nos valen para probar algo. -¿Debería enseñárselo a Archie también, haber si opináis igual? –Elige por ti sola pero yo no lo haría, de hecho, no es necesario, ha pasado de nosotros todo el rato y sigue sin aparecer, está por su despacho, al menos cuando yo he bajado a por el abrigo de Brooks ahí estaba, y ahora le vamos a contar nuestros hallazgos, no.

Pues ahí debía de estar el últimamente desaparecido Archie, que por algún motivo no podía con su tristeza, incluso parecía arrepentido. Ahí estaba, como habitualmente en su despacho, o al menos ahí lo había visto Barnaby al bajar a por aquel abrigo de Brooks que se encontraba en el perchero que una de las veces calló en su trastero y donde también encontraron una nota un poco rara. Podía asustar la manera en la que Archie se movía y casi no se inmutaban .

Bronwen no había quedado muy convencida de lo que había dicho Barnaby pero eso no le quitaba razón, cierto que Archie por algún problema que no contaba no quería verles, asique tampoco quería ir en su busca.

Se puso a observar a Barnaby como recogía toda una vida en una maleta, empezando por todas las cosas de Brooks que había recolectado y también por poca de la ropa que tenía pues casi siempre eran dos o tres chandals que iba rotando con su mandil encima para limpiar. Más que ropas o cosas necesarias para cubrir las necesidades, recogía objetos y recuerdos, recogió las flores que tenía en la mesita de noche, aún sabiendo que no aguantarían mucho, recogió un cuadro con Brooks de la mesa del escritorio-tocador que presentaban todas las habitaciones. Por último pasó al baño de donde cogió un par de cremas, y colonia que tampoco era muy agradable, o al menos puesta en Barnaby ya que el olor de la colonia se juntaba con su olor corporal a lejía y productos de limpieza. Y así se marchó y cerró la puerta tras él.

-¿No vas a recoger los helados? –No, dejalos ahí.

–Pensé que eran más que importantes para ti. –Y lo eran , pero ya que me voy de aquí solo y voy a empezar una nueva vida, lo haré de verdad. –Bueno, si opinas así...

El HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora