El príncipe de las tinieblas; Sekaiichi Hatsukoi {RxT} FINALIZADA.

32. Truth comes to light.

32.  Truth comes to light. 

No sabía cuánto tiempo llevaba en la misma posición, manteniendo mi mirada fija en ese punto aleatorio en la pared. No soy capaz de escuchar nada, una parte de mí lo sabía y aún así fui incapaz de creerlo. Misaki se había ido, tan solo hace unos momentos la gran duda se había resuelto. Vi la palma de mi mano, casi podía sentir esa calidez que envolví al ayudarlo a cruzar el lumbral. ¿Por qué se siente de esta manera? ¿Es porque no fui capaz de despedirme? Si, quizás era eso.

Me quedé a su lado hasta el momento en que abrió sus ojos una vez más, una falsa ilusión creció en mi pecho en cuanto escuché ese hilo de voz "—¿Usag...?—" Estúpido, era obvio que no sería capaz de verme ahí. Sonreí un poco, ¿Por qué me comportó de esta manera? No es como si jamás volveré a verlo. El día en que él deba cumplir el resto de sus días en el paraíso llegará, sólo tengo que ser paciente ¿No? Es decir, es un alivio que regresara a su antigua vida. Lo merecía. Suspiré, regresando a mis sentidos.

Es difícil, por alguna razón todo esto está molestándome. Esa escena, ese sentimiento de haber querido decir tantas cosas y no haber sido capaz, ¿Por qué se siente tan familiar? Seguí mi camino, después de haber tomado esa arriesgada decisión era momento de poner todo en práctica. Sé que es una idea muy descabellada para todos, es el deseo que todo guerrero celestial ha mantenido, acabar con la maldad, de manera figurada, acabar con su próximo líder. Conozco el desastre que podría desatarse pero también sé que era la opción más factible para no faltar a mi palabra.

Tanto mi promesa con Misaki como mi trato con este prisionero. —Estas aquí...—Pronunció con tranquilidad, una vez me detuve frente a su celda. Giró a verme, y al fin pude mantener la mirada con ese oji-miel. Estaba en una esquina, justo en la oscuridad de ella. —¿Lo hiciste?—preguntó.

—Se ha decidido, serás tú—Pronuncié un poco serio. Se que siempre mantuvimos está rivalidad sin embargo bajo estás circunstancias ¿Está bien si me siento culpable?

—Perfecto—Sonrió.

—No te atrevas a intentar algo ¿Entiendes?—advertí. ¿Realmente puedo confiar en ti? Toda esta situación, es extraña.

—¿He intentado algo desde que llegué aquí?—Tenia razón, la tranquilidad con la que había tomado todo sin luchar también era ridículo. Tu no eres así sin embargo ¿Por qué? —Sera mejor que ustedes no intenten nada, mantén tu palabra.

—Lo sé, te aseguro que él no se verá involucrado—dije repasando una vez más esas palabras en mi mente. ¿Cuándo las cosas cambiaron de esta manera? —Tú ¿Qué te ocurrió?

Se quedó callado un momento, curvando sus labios solo un poco en una sonrisa nostálgica. —No lo entenderías —susurró. No fui capaz de decir algo más y él tampoco lo hizo. Me retiré del lugar dejándolo en soledad. ¿Qué se supone que haga? Es decir, siempre espere por este día, ese ansiado momento en que tendríamos nuestro último encuentro y el bien reinaría sobre todo pero ¿Esto realmente cuenta como una lucha justa? Ni siquiera te comportas como lo que eres, nada tiene sentido.