El príncipe de las tinieblas; Sekaiichi Hatsukoi {RxT} FINALIZADA.

20. Una frágil fantasía.

20. Una frágil fantasía.

Akihiko...

Akihiko...

Akihiko...

—¡Maldita sea Akihiko! ¿Cuándo lo entenderás?— Expresé molesto, llegando hasta el peli-plata que se encontraba en su habitación.

—¿Que te sucede Hiroki? ¿Por qué el alboroto?—Dijo desconcertado, levantando la vista del desgastado cuaderno entre sus manos. Se volvió natural verlo pegado todo el tiempo a ese maltratado libro, he pasado tantos años a su lado que ya he dejado de cuestionarle el que aún conserve ese libro.

—¿Cuál es el alboroto? ¿Te parece poco el que te hallas escapado de la ceremonia donde verías a tu futura esposa?— Expresé molesto notando cómo el oji-violeta al fin entendía todo solo mostrando una cara de aburriendo. Aunque esta noticia me haga feliz, no puedo dejar de lado mis responsabilidades.

Usami Akihiko, el hijo menor de una importante familia, conocí a Akihiko desde los siete años y desde ese entonces permanecí a su lado sin importar qué, como un fiel escolta.

—No exageres, no era nada importante.—Balbuceo levantándose de su escritorio sin importarle la gravedad del asunto. —¿Qué? ¿Realmente eres un conejo idiota?—

—¿Cómo me llamaste-...—Ya basta los dos.— Escuche para de inmediato voltear encontrando a una joven mujer entrando a la habitación acompañada de una amable sonrisa.— Hermano, será mejor que dejes de discutir con Hiroki-san sobre eso, sabes perfectamente bien que es una de sus responsabilidades, y mayor aún, él es tu amigo y solo se preocupa por ti.— Dijo llegando hasta mi. Amigos, creo que también me he acostumbrado a esa palabra.

Sakura Usami, la hija del medio, hermana mayor se Akihiko por un año, es una chica pelinegra y esbelta, con increibles modales y hermosa sonrisa, la prometida perfecta para cualquier heredero de las otras familias más importantes en Japón.

— ¿Qué haces aquí Sakura? No me informaron que vendrías.—

—Oye, esta también es mi casa, no necesito avisar cada vez que venga. Además, esta vez es especial, si vine fue porque...—

—¡Akira! ¡Bienvenido!—Se escuchó el grito en la estancia antes de que la joven pelinegra saltara a los brazos de un hombre castaño, olvidando todos esos modales que una dama refinada debe tener, al transformarse en la consentida hermanita del mayor de los hermanos Usami, Akira Usami.

—Sakura, ¿Qué haces aquí? Creí que estabas en Europa.—Pronuncio el castaño con una amable sonrisa al corresponderle el abrazo a su hermana menor. —Regrese cuando me entere que volverías.—