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Lacey

—Levi —por fin, después de tanto tiempo, lo veía expresar sus sentimientos.

Levi.

El tipo que me atacó por decirle que esa motocicleta no se podía reparar estaba llorando, como sí fuese alguien capaz de expresar el dolor que agobiaba por haber perdido a su hermano en lugar de reprimirlo.

¡Rayos!

Esos eran temas que no conocía.

¿Por qué no estudie psicología?

Tenia a un adolescente llorando sobre mis pies como un bebe deseando recuperar algo que no iba a volver.

—Levi —tenía que ayudarlo, pero no sabía como— todo va a estar bien.

—No, no lo esta. Esa cosa no va a funcionar nunca —Y retomó el tema.

¿Por qué Levi?

Ya estábamos progresando.

Era obvio que se sentía triste por su hermano y molesto solo que no con un ser humano.

—¡Ahora vas a pagar! —y no iba a ser parte de ese desquite.

Levi soltó mi pierna, miró a la moto, tomo una llave inglesa y caminó molesto. Acto segundo Levi se trasformó en un cavernicola desesperado por la paz.

—¡Maldito pedazo de chatarra! —un momento que trajo de regreso al Levi malo.

Un ser agresivo que destruía para liberar el dolor. Solo que esta vez lo hacía con algo que no fuese un ser humano.

¡Por fin lo entendió!

¡Esa cosa nunca iba a funcionar!

—¡Por qué! —admito que fue interesante verlo golpear la carcasa, el manubrio y diversas partes—, ¡Hice todo lo que pude! —pensando que su vida no había valido nada— ¡Deberías estar arrancando! —como yo lo hice en el día que perdí mi beca.

—¡Levi! —eso era lo que tenía en común con él —Por favor— sabía lo que era fracasar.

Lo detuve antes dar el siguiente golpe, le quité la herramienta y lo abracé, como a la única familia que ahora tenía.

Y esta vez...

—¡Por qué! —...no me detuvo.

—Levi —y yo me sentí conectada

—¿Por qué?, Lacey.

—Esa cosa tenia años sin funcionar.

—No me refiero a eso.

—¿Disculpa?

—¿Por qué eres buena conmigo?, después de cómo te traté —mi anterior yo no habría hecho eso.

A lo contrario lo habría grabado y subido a Internet, para humillarlo de la misma forma qué el lo hizo conmigo en todas esas clases.

—Levi.

—Solo dimelo.

—Porque soy una buena persona, como tú.

—No es cierto.

—Claro que sí. Tú eres bueno.

—Yo soy una mierda de persona.

—Levi.

—Alejo a los demás, amenazo a los que intentan ayúdame y manipulo para robar.

—Y aun así nos salvaste —esa fue la primera parte que me hizo confiar en él, después de todo el año que vivimos en el salon— sí fueses una mala persona no nos habrías ayudado.

EXPERIMENTOS LOS ORÍGENES, INMUNES libro 1 | DISPONIBLE EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora