Capitulo 4

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Naruto estaba de lo más relajados encerrado en su cuarto disfrutando de una película de sus películas favoritas una vez más, ya ni siquiera sabía cuándo veces la había visto. Mientras las disfrutaba comiendo unos snacks acompañado con una gran botella de cola, inundado en su ociosidad.

Los sábados eran sus días favoritos, nadie estaba en casa, tenía la casa para sí sola todo el día, para hacer lo que quiera sin que nadie lo molestase para arreglar la casa, ya que sus padres se encontraban trabajando.

La relación con sus padres es buena, tenían una convivencia muy buena y divertida, podía decirse casi perfecta. Se notaba que su padre, el señor Namikaze Minato amaba a su esposa, Kushina. Y siempre que podía le demostraba que tanto la amaba, naruto a esas muestras de afecta solía racionar con asco, pero aunque él no lo admitiera le hacía feliz ver a sus padres felices

El único problema que tenía, era que era hijo único, y eso muchas veces en su infancia lo hacía sentirse solo. Pero con el tiempo conocería a sus amigos que taparían ese hueco.

Cogió su celular para ver la hora, ya que estaba anocheciendo y se estaba comenzando a preocupar que sus padres tardasen tanto en llegar a casa. Se paró de su cama en busca comida, pero al ir a la nevera ya se había acabado toda la comida que se compró hace una semana. Aburrido y hambriento. Busca un poco de dinero en la cartera de su madre, encontrando allí con 20 dolares.

— Encontré unos 20 dólares. —coge, sonriente mente el dinero, guardándolo en una alcancía en forma de sapo. —¡Que suerte! Me voy a ir a comer por ahí ramen. —dice, decidido.

Se fue va de la casa, cerrándola con candados. Mientras caminaba camino a el Ichiraku, el restaurante donde siempre solía comer ramen, comenzó a recordar los sucedidos de hace unos días. Cuando él y Sasuke cayeron uno encima del otro, de tan solo recordarlo le comienza dar un cosquilleo maldiciéndose. — ¿Por qué tuvo de caerse justo de encima de mí? No sé, para mí él podía estrellarse en el piso si quiere —piensa lanzando un suspiro. — Tal vez el hambre que me tienes así —concluyo sujetando su barriga sintiéndola gruñir.

Después de unos minutos, por fin llego al ichiraku, sintiéndose tan hambriento como contento de haber llegado, fue con toda prisa al lugar.

— Hola, señor ¿cómo anda? —entra con una sonrisa, apartando las sabanas de frente que servían como puerta al lugar.

— Hola, Naruto. Muy bien ¿Los mismo de siempre? —responde con su ya típica sonrisa.

— Claro, usted ya me conoce.

— Como usted guste. —el señor comienza a preparar el ramen de unos de sus clientes más frecuentes.

— ¡Rápido, ya tengo hambre! —exclama Naruto golpeando la mesa con unas cuchara.

— ¿Hoy andas muy hambriento, no? —pregunta.

— Es que sentir el olor de la comida me trae loco. —contesta riendo. El señor ríe.

Después de unos minutos, la comida ya estaba lista para degustarla.

— ¡Oh, gracias señor. Se ve delicioso. —Naruto cogiendo una cuchara, para disfrutar de su delicioso ramen, para al darse cuenta de que había una persona a su lado, pero decide ignorarla. Luego de unos minutos alza sus brazos a petición de más. Vira la cabeza, viendo así un chico con el color de pelo negro, comiendo justo al lado suyo.

— ¡SASUKE! —grita exaltado.  ¿Qué haces aquí? ¿Me vienes a molestar?

— Cálmate. —dice en seco. -Solo vengo a comer aquí.

— ¿Seguro? —-pregunta, desconfiando.

— ¿Que? ¿Acaso no puedo comer donde quiera? -—contesta, volviendo a dar una cucharada a la sopa.

— No. Es solo que no esperaba verte aquí. —dice asombrado.

— Pues, para que sepas; también vengo a comer aquí, a veces. —cuenta.

— Mm..., que bien —dijo poniendo sus manos en su muslo, dirigiendo su mirada abajo.

Se produjo un silencio incomodo por varios minutos, ninguno sabía que decir y la incomodidad era notoria.

— Naruto —llama, Sasuke, cortando el silencio incómodo.

— Dime —contesta, centrado jugando con la comida moviendo la cuchara en forma circular. Odiaba los silencios.

— Oye, yo... yo —traga saliva. —Yo te... te quiero... pedir perdón por lo de ese... día. —concluye. — Alguien me empujó, te lo juro.

Naruto queda un muy sorprendido ante sus palabras y al verlo así de nervioso.

— Oh, no, no te disculpes, también es un poco de mi culpa. —pero más queda sorprendido por sus palabras, el seguramente se hubiese comportado de una forma muy diferente. Luego sintiendo como sus mejillas ardían nuevamente al recordar eso.

— Me alegra. —responde el moreno con una sonrisa. — Y también perdona por delatarte con la profesora. —Naruto hace una mueca, acordándose de eso.

— No hay problema. —contesto meneando sus mano. — Ah, sí. Discúlpame por insultarte ese día.

— Parece ser que hoy va hacer noches de disculpas. —ambos rieron.

— ¿Sabes? Hoy no me has parecido desagradable. —confiesa el rubio.

— Gracias por 'ese' cumplido —dice, enfocando esa palabra. -Ni tu tampoco.

— No hay de qué. —sonríe.

— Entonces... ¿amigos? —pregunta el rubio extendió su mano inseguro que le fuera a corresponder.

— ¡Amigos!

Sasuke le extendió su mano con seguridad en forma de finalizar una relación de desconocidos, resolviendo sus conflictos pasados. Dando paso a un amistad.

Ambos rieron, sintiéndose extrañamente feliz.

Después varias horas, ambos terminaron de comer, pagaron la propina y se fueron. Ya era muy de noche, y a esas Naruto le daba un poco de miedo estar solo. Debido a todas las películas de terror que se le venían a la mente, y peor en la noche y solo.

—  Oye —llama Naruto ganándose la atención del moreno. — ¿Puedes acompañarme a mi casa? -dice muy avergonzado.

El se echa a reír.

— ¿De qué te ríes idiota? —le grita.

— Pe-perdón, es solo que nunca me imaginé que me dijeras eso. —contesta tratando de controlar sus risa.

— ¡No te burles! —reprocha el rubio con un puchero.

— Para que sepas que soy bueno, te acompaño —dice pegando le un suave golpe en los hombros, adelantándose.

— Idiota. —susurra siguiéndole.

Los dos chicos estuvieron caminando por varios minutos por la calles oscuras, conversando, burlándose del uno del otro, compartiendo opiniones y montones de cosas. Hasta que llegaron a la casa del rubio que tuvieron que despedirse.

— Bueno, ya llegamos a mi casa. —dice llegando a la puerta de su casa. -— Al parecer mis padres ya llegaron. —señala a una ventana con las luces abiertas. —Muchas gracias.

— No hay de que. —contesta.

— Hasta el día lunes. —se despide con una sonrisa, entrando a su casa.

— Hasta ese día. —dice, pone sus manos en sus bolsillos, y comienza a mirar hacia otro lado. —Y por cierto, sin el uniforme te mas lindo.

Naruto le cierra la puerta bruscamente en su cara. Le tomo por total sorpresa el comentario, no sabia como tomárselo.  Sus mejilla, se comenzaron a sonrojar y, de pronto su corazón comenzó a latir, dejándolo completamente aturdido.



AMIGOS  (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora