Es domingo por la tarde y yo estoy trabajando, algo bastante inusual teniendo en cuenta que los domingos son los días libres para la mayoría de los trabajadores; pero, yo hago unas cuantas horas como niñera a diario y mi día libre es el martes. Ya estoy por terminar mi jornada laboral y únicamente debo esperar a que los padres de los gemelos vuelvan de su trabajo.
Cuido a dos gemelos, Andrew y Ethan, unos chiquillos adorables con pecas por todo el rostro y una gran melena naranja. Son las 16:00 y los pequeños están haciendo la siesta. Yo estoy en el sofá del salón esperando a que los padres de los pequeños vuelvan. Ya hace cinco días que he ido a hacer mi tatuaje y no ha habido ningún inconveniente en torno a eso, cosa que agradezco muchísimo. Desde el martes, no he parado de hablar por WhatsApp con Michael, es un chico muy agradable y divertido, me entretengo mucho hablando con él.
Mike: ¿Ya has terminado de trabajar?
Yo: Sí, los niños están haciendo la siesta :)
Mike: ¿Sabes? Estoy muy ansioso por verte esta noche.
Yo: Aw, eso es muy tierno de tu parte :3
Mike: No lo sé, desde que te conocí no puedo parar de pensar en ti, sé que apenas te conozco, pero me siento tan cómodo hablando contigo, es como si te conociera de toda la vida. Como si formaras parte de mí.
Cuando leo su mensaje, mi corazón late rápidamente y mis manos empiezan a sudar ¡Es justamente como yo siento!
Yo: Me pasa igual.
Mike: Es algo raro, pero no quiero que cambie :)
Yo: Yo tampoco :)
Escucho el sonido de la puerta al abrirse y aparto la vista de mi teléfono móvil dirigiéndola a donde el ruido es proveniente. La melena naranja de una mujer bastante joven es lo primero que veo y, tras ella, a un hombre de tez blanca y nariz perfilada.
—¡Hey, Kazi! —me saluda la mujer de bonitos ojos verdes.
—Hola, Layla —saludo haciendo un ademán con mi mano.
—Ya te puedes ir, cielo, gracias por todo —dice esta vez Edward dedicándome una sonrisa.
—No ha sido nada —sonrío y me incorporo del sofá para luego caminar hasta la puerta de salida—. Hasta luego, tened un bien día —me despido y cierro la puerta.
Doy unos cuantos pasos por el pasillo de la derecha y con mi llave abro la puerta de mi apartamento. Sí, los Adams son mis vecinos.
—Mamá, ya he vuelto —aviso caminando a mi habitación.
—Vale cariño, estoy en la ducha —escucho a mi madre decir desde el baño.
Llego a mi habitación y me tumbo en mi cama mientras suelto un fuerte suspiro. Mi cuarto no es algo lujoso, pero tampoco esta mal. Es cómodo y con eso es suficiente.
Yo: ¿A qué hora es tu fiesta?
Dios, se me había olvidado el detalle más importante.
Mike: A las 19:00 :)
Yo: Vale :)
Me incorporo de mi cama y abro las puertas de mi armario, dejo que un suspiro se escapé de mis labios al tiempo que empiezo a rebuscar algo decente para usar esta noche. Nunca he sido esa típica chica a la cual le importa su apariencia, siempre me he considerado una persona con una autoestima alta sin importarme mi físico. Pero hoy, es diferente, porque hoy realmente quiero lucir bien, no sé la razón, pero quiero parecer guapa.
Treinta minutos después, toda mi ropa esta esparcida por el suelo y los muebles que decoran mi estancia. Mi frente suda y mi respiración esta entrecortada ¿Tanto cuesta encontrar algo malditamente decente para usar? Es hora de usar mi arma secreta.
—¡Mamá! —grito alargando la segunda "a".
Mi madre entra a la habitación corriendo y se detiene en la puerta mirando todo el desastre con los ojos abiertos como platos.
—¡¿Pero qué es todo esto?! —sus ojos recorren cada objeto tirado, hasta que se detienen mirándome fijamente de manera acusatoria.
—Sí... Esto... —balbuceo buscando las palabras correctas—. Ya luego lo arreglare, pero ahora necesito ayuda.
—¿Qué clase de ayuda, cariño? —ruedo los ojos, mi madre y sus cambios repentinos de humor me desesperan.
—Tengo una... cita.
¿Se puede llamar cita a lo qué tengo programado con Mike?
— ¡Una cita! —mi madre empieza a dar saltos en su sitio a lo que yo arqueo una ceja—. Perdón, tú sabes; la emoción. —Niego con la cabeza mientras río, esta mujer está loca, pero es la loca que más amo.
Si algo tiene mi madre, es un excelente gusto para la ropa. Ella podría coger ropa que no combinase en lo absoluto y crear con ella un conjunto digno de pasarela. Quizás es porque antes trabajaba como asistente personal de Regina Nelson, una de las diseñadoras más famosas de todo Londres.
Mi madre da unos cuantos retoques a mi maquillaje mientras mantengo los ojos cerrados, ella susurro un "ábrelos" a lo que yo hago caso y levanto mis párpados dejando que mis ojos observen a la chica reflejada en el espejo.
Tiene unos bonitos ojos verdes y unos gruesos labios, ahora decorados por un brillo labial rosa cálido. Su cabellera negra cae en cascada sobre sus hombros, dejando en las puntas leves y delicadas ondulaciones. Sus ojos están delineados por una sombra negra con destellos verdosos y lleva un vestido verde un poco más arriba a las rodillas, ceñido en la parte alta y cayendo en vuelo de la cintura en adelante.
—Mamá, ¿esa soy yo? —pregunto anonada.
—Así es, preciosa —mi madre susurra mientras sus ojos están llenos de orgullo.
Cuando son las 19:00 me despido de mi madre y, cogiendo un abrigo negro ya que es invierno, salgo de casa y cojo un taxi.
El viaje es silencioso y eso me gusta. Desde la ventana observo las luces alumbrando la noche estrellada de Londres. Los coches de diversos tamaños y formas pasear por las grandes calles y rotondas, el reflejo contrastando con las difuminadas luces de los edificios. Es tan bello y tan melancólico a la vez, ¿cómo eso puede ser posible?
—Señorita, ya hemos llegado —la voz del hombre al volante me saca de mis pensamientos. Bajo del taxi y pago al conductor por su servicio.
Busco el edificio en el cual Michael me ha dicho que vive y, después de unos minutos, logro encontrarlo. Entro y cojo el ascensor presionando el botón de la última planta. Las puertas se abren y, justo frente a mí, se cierne una puerta de madera oscura con una placa dorada que dice "5 - A" Toco el timbre y escucho el sonido de unos pasos acercándose. Aprieto con fuerza mi bolsa de regalo, ya que repentinamente el nerviosismo me ha invadido, y suspiro al tiempo que la puerta se abre y unos ojos azules se topan con los míos.
Michael lleva una camisa blanca de manga larga y un vaquero oscuro con cadenas plateadas a ambos lados, unas converses negras y un destello especial en sus cálidos y honestos ojos.
—Hola —su ronca voz sale en un susurro. Tímida y dificultosa, y sonrió, porque me siento feliz, la energía acogedora que emana de Mike me hace sentir cómoda.
Michael me hace sentir feliz, es eso bueno, ¿verdad?
ESTÁS LEYENDO
Winter Lights [#Wattys2015] (EDITANDO)
Romance❝Fuiste mi luz de invierno, aquel roce cálido que necesitaba para alejar el frío de mi alma.❞ Un chico. Una chica. Dos presentes, un solo futuro ¿Cómo pueden dos personas completamente diferentes encajar como si fuesen totalmente iguales? Mackenzie...