11. Cold

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[Como siempre, oíd por favor la canción del multimedia ^^ PD: es mi canción favorita ah ❤️]

Mi vista y todos mis sentidos están clavados en la anatomía de Michael. Recorro con mi mirada el camino que sus lagrimas dejan al pasar por su clavícula hasta parar en su corazón que late paulatinamente.

Siento mi corazón encogerse por cada sollozo que se escapa de su boca, por cada lágrima que se desliza de sus mejillas. ¿Por qué esta así? ¿Qué ha pasado?

Por mucho que quiera encontrarle una respuesta a mis preguntas, sé que no es el momento indicado, por lo que únicamente me dedico a caminar lentamente hasta llevar a rozar su piel.

En el momento en el que acoto la distancia que nos separa y llego a sentir su respiración entrecortada a la altura de mi cabeza, él da un paso hacia atrás, retrocediendo, huyendo de mí.

—Mike... —le llamo con un hilo de voz.

— ¿Cómo me has encontrado? —pregunta Mike con dificultad.

—No puedo decírtelo —digo firmemente.

—Apuesto lo que sea a que ha sido Becca —su voz ahora es más cortante que hace unos momentos y las lagrimas en sus ojos han dejado de caer.

—Ella sólo quería ayudarte —trato de hacerle entrar en razón y hacerle ver que Becca sólo quiere que él este bien.

—No necesito ayuda. —Gruñe dándose la vuelta y golpeando con fuerza el saco de boxeo.

—Mike, sí que la necesitas...

— ¡Que no, joder! ¡Dejadme en paz! Ya... Ya estoy cansado de todo esto... —en un segundo, su voz pasa de ser un grito aterrador hasta convertirse en un susurro temeroso.

—Mike, mírame —pido en un hilo de voz. Él no obedece y sigue cabizbajo.

— ¿Por qué has venido? —pregunta aún con los ojos clavados en algún punto inexistente y la mandíbula tensa—. Seguramente tú también vienes a hacerme daño.

— ¿Qué? —pregunto atónita—. ¡Yo nunca te haría daño! ¿Por qué lo haría? —me siento dolida ante sus palabras y por el ser consiente de la poca confianza que tiene en mí.

—Al final todo mundo me hace daño... Es por eso que vengó aquí, porque aquí no hay nadie... O bueno, no había nadie.

Suelto una bocanada de aire al darme cuenta de que no importa lo que diga, es imposible sacar a Michael de ese pequeño mundillo en el que todo mundo quiere dañarle.

—Escucha —carraspeo fuertemente tratando de poner la mayor firmeza en mis palabras—. Quiero que por una vez en tu vida disfrutes del momento y dejes de culparte por las cosas que ocurren a tu alrededor ¿Vale? Porque temo informarte que así no va la vida y, lamentablemente, si te pases todo el maldito tiempo pensando en que tu vida es una mierda, pues entonces así lo será. ¿Quieres ser feliz? Entonces comienza de una vez a no sólo quererlo y empieza a intentarlo, ¿entendido? —Respiro profundamente mientras me doy la vuelta con la rabia saliendo de mis poros, quiero ayudarlo, pero no puedo hacerlo si él no me lo permite.

¿Por qué él no lo entiende? Que sí, en la vida hay gente muy mala... Pero también existe gente buena, escasa de encontrar pero al final sí que la hay. Lo único que deseó es que él deje de ver el mundo lleno de oscuridad, tampoco pido que mire todo de color de rosas, pero que por lo menos se quiera a sí mi mismo por lo que es y deje de culparse por su pasado. Eso estaría bien.

Empiezo a caminar por donde mis pies han venido, pero una mano sobre mi brazo me hace parar por un instante.

—Espera, Kazi, no te vayas —me suelto del agarre de Mike haciendo caso omiso a sus palabras. Estoy cansada de esto, estoy cansada de tener que soportar el cambio constante de humor de Michael.

Sin emitir palabra alguna, camino rápidamente hasta donde por deducción asumo que es la salida, agradezco internamente al observar las llaves pegadas en la puerta, por lo que salir de esa casa se me hace extremadamente fácil. Doy un paso hacia adelante y de inmediato siento el frío aire impactar contra mi rostro y colarse por el tejido de mi ropa. Maldigo mentalmente al recordar que he dejado mi abrigo adentro de la cabaña, sin embargo, le resto importancia y echo a andar sin importarme el frío que siento. Observo a unos metros el coche de Becca, al cual seguramente llegare en unos cuantos minutos, sin embargo, debo darme prisa puesto que siento los pasos de Michael a escasos metros de donde yo me encuentro.

Sí, quizás estoy siendo egoísta al irme y dejarle sólo. Pero él también ha sido egoísta aislandose en esa cabaña sin importarle cómo lo están pasando las personas que realmente le queremos.

— ¡Kazi, espera! —escucho a Michael gritar atrás de mí. Empiezo a caminar más rápido, aumentando la velocidad de mis pasos por cada maldición que oigo decir a Mike en voz baja.

—Joder, Kazi, no me dejes sólo por favor —ruega Mike con los ojos cristalizados mientras me coge del brazo y me da la vuelta haciendo que mi rostro quede a escasos centímetros del suyo.

— ¡No te entiendo! ¡Primero dices que todos te hacen daño y por eso te gusta estar sólo, pero luego vienes y me pides que no me vaya! —grito alejandome de su agarre. Él suspira dándose cuenta de que lo que digo es verdad.

—Soy un idiota —se dice a sí mismo en voz baja.

—Y si sigues así lamentablemente no dejarás de serlo. —Espeto cruzandome de brazos.

—Yo... Yo no sé qué me pasa. Es sólo que... De alguna u otra manera, estoy constantemente alejando a las personas de mi lado... Y no es que quiera hacerlo. Simplemente lo hago.

—Mike —le llamo a lo que él clava su azul mirada en mí—. En serio no quiero dejarte sólo, pero si no confías en mí y no me permites ayudarte, no puedo hacer nada además de irme —suavizo mi tono de voz tratando de hacer una vez más que Mike abra sus ojos y decida confiar en mí.

—Tienes razón. Kazi —sonrío internamente ante sus palabras—, creo que es momento de empezar a ser feliz.

— ¡Así se habla! —exclamo feliz para luego soltar un cansado suspiro y encogerme inconscientemente al sentir una ráfaga de viento azotar mi anatomía.

— ¡Oh dios, mírate! ¡Si sigues aquí afuera te dará un resfriado! Ven, te haré chocolate caliente —a pesar de mi enfado hacia Michael, trato de ser cortes y no despreciarle, por lo tanto, a regañadientes, asiento y empiezo a caminar con Michael junto a mí. Trato de no sonreír al darme cuenta de que él esta sin camiseta y posiblemente muriendo de frío, sin embargo, se ha preocupado más por que yo no sienta frío.

Entramos dentro de la cabaña y Michael camina hasta una puerta, no sin antes señalarme un pequeño sofá pegado a la pared en el que con suerte caben dos personas. Camino tiritando hasta el sofá y paseo mi vista por toda la estancia. Nada extraño. Todo esta casi igual al resto de la casa.

Después de unos minutos, Michael aparece por la puerta en la que había entrado, pero ahora se ha puesto una camiseta y lleva consigo una manta y en la otra una taza de la cual sale humo y se desprende un olor extremadamente familiar.

Él, en silencio se sienta junto a mí haciendo que nuestras piernas se rocen y me tiende la manta que lleva en su mano. La miro dudosa, pero, después de unos segundos, extiendo mi mano cogiendo la manta y agradeciéndole con la mirada el gesto. Abrigo mi cuerpo con la suave tela y cojo la taza de humeante chocolate caliente que reposa entre sus manos. Doy un sorbo lentamente ante la mirada atenta de Mike a cada uno de mis movimientos y, poco después, siento el cálido líquido pasar por mi garganta.

—Gracias —agradezco a lo que Mike asiente con una leve sonrisa—. Entonces... ¿Me contarás qué te pasa...? —siento los músculos de sus brazos tensarse al igual que su mandíbula. Sin embargo, trata de ocultarlo dedicándome una sonrisa rota.

—Sí, te lo contare —dice firmemente a lo que un escalofrío me recorre de pies a cabeza.

Este es el momento decisivo y ya no hay vuelta atrás, si quiero ayudar a Mike, debo empezar por saber todo sobre él.

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¿Cuál creéis que sea el secreto de Michael? Haced vuestras apuestas, en el próximo capítulo se sabrá e.e

Winter Lights [#Wattys2015] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora