12. Love

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El cuerpo de Mike se remueve incómodo mientras me mira con inseguridad, mi mano busca la suya y, al encontrarla, le doy un leve apretón tratando de trasmitirle confianza. Necesito que se sienta totalmente seguro si quiere contarme aquello que tanto le atormenta.

Su boca se entreabre y resopla con la mirada perdida, sus pestañas revolotean al tiempo que cierra los ojos por una milésima de segundos para luego volver a abrirlos con notable decisión.

—Yo... —Empieza Mike—, yo no te conté la verdad sobre mi historia, es decir, sí lo hice pero omití algunas de las partes más importantes.

— ¿Cómo qué? Si no quieres decirlo no impor...

—No —me interrumpe Michael—. Quiero hacerlo, quiero que me conozcas, quiero que sepas como soy realmente y quiero que te sientas segura de la persona que tienes junto a ti. —Dice Michael con decisión.

—Vale.

—Mi padre no esta en la cárcel, Kazi.

— ¿A no?

—No.

— ¿Entonces dónde está?

— Él... Él esta muerto, Kazi —murmura Michael mientras me mira fijamente.

— ¿Qué? —pregunto sin creérmelo—. ¿Murió en la cárcel y no pudiste reconciliarte con él? ¿Es eso? —Michael me dedica una sonrisa amarga, una sonrisa tan rota que termina cortando todo indicio de esperanza en mí.

—No, Kazi —Dice Michael—, él jamás fue a la cárcel.

— ¿Qué? No entiendo. Tú dijiste que...

—Sé lo que dije —me interrumpe Mike por segunda vez—. Lo sé, Kazi. Y lo siento, no debí haberte mentido. Es sólo que el dolor es tan fuerte que la idea de decirlo en voz alta me mata interiormente.

—Mike, estoy aquí para ti —digo entrelazando sus dedos con lo míos— sólo confía en mí. No te juzgare. —Él suspira levemente para luego asentir de acuerdo.

—Yo... Yo no sé cómo paso, Kazi. No sé con qué fuerza lo hice pero... El golpe que le di a mi padre el día que intentó abusar de Becca fue tan fuerte que le hizo quedar en coma —abro mi boca con sorpresa ya que esa parte de la historia, hasta hace unos minutos, era desconocida para mí—, y eso no es todo.

— ¿Hay más? —pregunto incrédula, él asiente mordiendo su labio inferior.

—Estuvo dos días en coma, pero luego él sufrió un derrame cerebral... Kazi, las cosas pudieron ser diferentes, yo, yo... —la voz de Mike se empieza a quebrar, haciendo que en un acto involuntario mi mano viaje hasta su mejilla y empiece a trazar círculos en ella— podía haberle apartado de mi hermana sin llegar hasta ese límite. Yo podía haberle hecho daño, pero no tanto. Yo le mate, Kazi, soy un maldito asesino que mato a su propio padre —Michael empieza a sollozar con fuerza, dejando salir todas aquellas lagrimas que había reservado únicamente para sus momentos de soledad.

Todas aquellas lagrimas que una vez fueron como manchas de oscuridad cayendo sobre su cuerpo, oscuridad que le hundía en un pozo infinito en el que se ahogaba poco a poco y que ahora no eran más que el dolor subyacente bajo la felicidad que trataba de aparentar.

Acaricio el cabello de Michael y con delicadeza me atrae hacia él, no rechisto, pues yo también quiero sentirlo cerca, sus brazos me rodean con fuerza mientras las gotas saladas mojan mi camiseta.

—Yo no quería hacerlo —solloza Mike con la voz entrecortada.

—Te creo, Mike.

—Lo juro, yo no quería hacerle daño a nadie.

—Shh —le cayo poniendo un dedo sobre sus labios—. Eras un niño, Mike, tenías miedo, simplemente querías salvar a tu hermana y reaccionaste de forma violenta. No eres malo, Mike, solamente estabas asustado.

— ¡Pero le mate, Kazi! ¡Yo le mate! —exclama Michael con el rostro lleno de lagrimas.

—Escúchame —tomo su rostro entre mis manos—, tú no le mataste. Tú te defendiste y a tu hermana también, tú simplemente actuaste por impulso y debes superarlo ¿Vale?

—Va.. —su labio tiembla y sus ojos se nublan— Va-vale.

—Muy bien —tiró de él hasta quedar los dos tumbados en el sofá, mi pecho contra el suyo y mis manos acariciando su pelo—. Eres bueno Mike, yo lo sé, lo veo en tus ojos, en cada tatuaje que adorna tu piel, en el sonido de tu verdadera risa, en los sollozos que caen como cataratas de tus ojos. Lo veo en las luces que tu mirada reflejan, aún en la oscuridad o en la nieve, en el frío o en el calor. Lo veo allí Mike, en las luces de invierno de tu interior.

— ¿Entonces por qué me siento tan vacío aún rodeado de gente? He recibido ayuda, Kazi, he ido al psicólogo y he hablado con diferentes médicos, he llevado tratamientos que al final término dejando y también he tratado de superar mis traumas por mi propia cuenta. Pero no ocurre nada, nada cambia. Siento un vacío en mi interior, una necesidad que me consume y no se qué es.

—Yo sí lo sé, Mike.

— ¿Qué necesito? —Pregunta Mike con la mirada perdida.

—Necesitas amor. —Afirmo.

Winter Lights [#Wattys2015] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora