Mi mirada esta fija en el rostro de Michael, observando el revoloteo de sus pestañas, mientras que con un leve ceño fruncido espera algún movimiento de mi parte... Pero no sé qué decir, mi garganta esta seca y por más que quiera hacerlo, ninguna palabra sale de mi boca. Las letras, que deben formar oraciones, no se extienden por la longitud de mi garganta, dejando que un silencio mudo inunde el ambiente y dé paso, a un silencio sepulcral entre nosotros.
—Así que... ¿Yo soy la única? —él sonríe casi por inercia. Como si esperara otra respuesta de mi parte y no aquella simple pregunta.
—Bueno, depende del modo en que lo mires —las palabras se deslizan de sus boca mientras pasa la lengua por sus labio inferior con elegancia, casi con sensualidad.
—No entiendo... —confieso negando levemente con la cabeza. Él ríe por lo bajo y posa la vista en el suelo. Sus pestañas son largas y oscuras, redondeando todo el contorno de sus ojos y haciendo que el azul de su iris contrasté con el tono extremadamente blanco de su piel.
—Bueno... No eres la única chica a la que le he hecho un tatuaje —asiento obvia, ya que eso es bastante lógico—. Pero sí eres la primera chica, que respondió lo que siempre quise oír a lo largo de mi vida.
Ladeo la cabeza tratando de ordenar el rompecabezas que son sus palabras, pero por mas que trato, no logro comprender a qué punto quiere llegar. Él se ríe como si pudiese leer mis pensamientos y notara lo confusa que me encuentro.
— ¿Ves esa nube? —pregunta señalando una gran nube gris que se cierne sobre nosotros. Asiento, aún confusa por su radical cambio de tema, sin embargo, no digo nada, puesto que en el poco tiempo que llevo conociendo a Michael, me ha sido suficiente como para saber que su visión del mundo es muy extraña e inusual, pero a la vez tan clara e irrevocable que me tengo que plantear varias veces si recordarle que hablamos sobre la historia de su vida; y no sobre nubes. Sin embargo, un sentimiento de impotencia me detiene y me hace optar por la salida más fácil.
—Sí —mi voz sale más baja de lo que hubiese deseado y al parecer él lo nota, porque sin ningún rastro de arrepentimiento, suelta una carcajada haciendo que mis mejillas se tiñan de rojo.
—No estoy loco si es lo que crees —él ladea la cabeza, analizando sus palabras—, bueno, quizás un poco sí. —Ahora soy yo la que río ante su declaración—, pero bueno, que me estoy desviando del tema —él retoma la compostura, adoptando una sonrisa de soslayo y haciéndome preguntarme mentalmente como es qué una persona tan rota y destrozada como él, puede buscar hasta el mas mínimo detalle para hacerte reír. Aún sabiendo que él esta peor que uno mismo.
» Entonces ¿Ves esa nube? —asiento nuevamente—. ¿Para ti, qué es?
—Una nube —respondo con toda la obviedad y bordearía posible; esto realmente esta empezando a enfadarme.
—No, no es una nube.
— ¿Qué? —dejo que mis confundidos pensamientos salgan a flote—. Claro que es una nube, ¡es algo obvio Michael! —él rueda los ojos.
— ¡Pero déjame terminar! —se queja, tratando de parecer borde sin embargo, fracasa en el intento al ver una leve sonrisa surcar sus labios, para luego proseguir: —Muchas veces vemos algo simple y no notamos la importancia de los hechos, sin embargo están allí y permanecen ocultos, sólo debes ver más allá de lo físico para lograr encontrar las piezas ocultas.
» Tú ves una nube sobre ese cielo. Yo veo algo mas... Es una nube, sí, pero la cuestión no es lo que es, sino lo que representa. Por ejemplo: cuando es tu cumpleaños, todo mundo te ama y te aprecia como no lo han hecho en todo el año, y te sientes amado, y sientes que les interesas. Pero no es esa la cuestión, porque si realmente te amaran, te lo demostrarían todo el año y no simplemente el día de tu nacimiento. Pero es algo irrevocable, porque pase lo que pase, sabes que es tu día y quieres recibir amor, entonces no te niegas y sonríes. Y en ese momento, te puedo preguntar «¿Qué día es hoy?» Y tu dirás «Mi cumpleaños» y no dirás una fecha. No es el hecho el que importa, sino el significado del presente que vivimos.
— ¿A qué viene todo esto? —vale, ya me ha quedado claro que esa no es una simple nube, sin embargo, no logró entender porque tanta importancia a querer llegar a cierto punto que desconozco.
—Cuando hice tu tatuaje, te pregunte que, qué significaba un tatuaje para ti. Y me respondiste “sentimientos” y yo te dije que eras la única, y estaba en lo correcto. Porque de todas las personas a las que les había hecho esa pregunta. Fuiste tú la única que le dio un sentido razonable a su respuesta... Y la única que hizo que mi corazón latiera con fuerza como si hubiese encontrado el eslabón perdido del que había estado buscando desde hace años.
» Pero no fue así, simplemente te fue tan natural la manera en la que te expresaste, y la manera en la que hiciste a mi corazón sentir vivo, en resumen, eres la única chica que concuerda conmigo en algo; y es en que los tatuajes no son simples dibujos en la piel, que son mucho más que eso... Que las personas no deberían hacerlo por diversión...—Empieza a titubear, como si tuviese miedo de lo próximo que dirá—. Y eres la única chica, a la que quiero.
Mi voz se vuelve a desvanecer de mi cuerpo, como si nunca hubiese pertenecido allí. Mi boca esta levemente abierta por la sorpresa de su confesión. No sé qué hacer, no sé qué decir, solamente siento que mi corazón late desenfrenada mente y mi cara arde de vergüenza, y Michael no esta indiferente ante la situación, puesto que observo como sus mejillas tienen un leve rubor y él no se atreve a mirarme a los ojos. ¿Qué debo responder? ¿Qué debo hacer? ¿Quiero a Michael como un amigo... O como algo más...?
Cientos de preguntas inundan mi mente, mientras la tensión en el ambiente podría cortarse hasta con una tijera.
—Será mejor que volvamos adentro, esta empezando a helar —cambio de tema drásticamente, esperando una mirada decepciona de parte de Michael. Sin embargo, él sonríe levantando la cabeza y conectando su mirada con la mía. Aparto mi vista a algún otro lugar y puedo escuchar una fina risa escapar de su garganta.
—Eh, tranquila, estas nerviosa —se burla él, haciendo mi cara arder aún más.
— ¡No estoy nerviosa! —miento tratando de no perder mi dignidad.
—Sí, claro —él rueda los ojos mientras sonríe sarcásticamente.
—Es sólo que, no estoy preparada para algo serio aún... Me gustas Michael, lo acepto, pero aún no te conozco lo suficiente —él asiente de acuerdo y sonríe con complicidad.
—Pues conozcamos entonces —dice poniéndose en pie y ofreciéndome su mano. La cojo y me levanto de la hamaca en la que había estado sentada.
Caminamos en silencio hasta entrar en casa y al ver que se aproxima una tormenta, no dudamos en despedirnos de todos y subir al coche de Michael, rogando el llegar a tiempo a mi casa, antes de que la tormenta nos atrape en pleno camino.
Pero mis ruegos no son escuchados, puesto que alrededor de veinte minutos después, me encuentro junto a Michael, en plena carretera y con la tormenta azotando el coche y haciéndonos parar nuestro trayecto, teniendo en cuenta que viajar con este clima sería un suicidio.
¡Genial! ¡Estoy con el chico de tatuajes que hace unos minutos me ha confesado que le gusto, en plena carretera, y con una tormenta que puede durar horas!.
Definitivamente. Hoy la suerte no esta de mi lado.
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Winter Lights [#Wattys2015] (EDITANDO)
Romance❝Fuiste mi luz de invierno, aquel roce cálido que necesitaba para alejar el frío de mi alma.❞ Un chico. Una chica. Dos presentes, un solo futuro ¿Cómo pueden dos personas completamente diferentes encajar como si fuesen totalmente iguales? Mackenzie...