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Otro día, otro día que llegaba a mi vida. No hubiera sido feo sino tuviera que volver a la estúpida escuela.

El día anterior cuando llegué a casa, mi madre casi se infarta al verme, creyeron que había tenido alguna pelea con algún chico del colegio. Pero en cuanto les conté la realidad, mi hermano había sido el único quien no me creyó.
Ya había recibido atención médica de mi abuela, pero mi madre se ofreció en volver a dármela.

-¿Cómo amaneciste?.-Preguntó mi madre abriendo las cortinas de mi habitación.

Simplemente cuando despierto no suelo recordar algunas cosas y está vez no era la excepción. Por lo que no entendía a que se refería. Pues bien, ya tenía tiempo en que no me hacía aquella pregunta. Así que solo asentí mientras frotaba alguno de mis ojos.

-Creo que bien.-Error... Jamás de vi a decir aquello.

Pues bien, fue la llave para que me obligará ir al colegio y no poder fingir estar lastimado, por lo que me fui haciendo un grandioso puchero. Saliendo de casa, con un emparedado en mi mano.

Caminaba de forma lenta debido a que iba comiendo y tomando medidas de precaución, pues me conocía perfectamente y sabía que podría caerme por ir embobado en mi emparedado.

Al llegar a la parada del autobús, deposité aquel aluminio donde estaba envuelto mi comida, al cesto de basura callejero. Y espere a mi transporte público.

-¿Cómo estás?.

En el momento que escuché aquella voz, levanté mi cabeza a lo alto, viendo a aquel sujeto de piel morena y sonrisa perfecta.

-Ah... Me duel aún.

-¿De verdad? O ¿sigues actuando?.-La manera en la que contesté su pregunta había sido exclamando un gemido de dolor, volviendo a colocar mi mano en mi rodilla.

MinHo al verme de esa manera se acercó hacia mí y colocó mi mano sobre su hombro para que pudiera sostenerme de él. Sentía la corta distancia entre ambos, lo cual me encantaba. Miles de sensación había en mi interior y todas coincidían con el estar enamorado.

El autobus había llegado y él me había ayudado a subir primero. Agradecí y traté de buscar mi tarjeta con la cual debía de ser colocada en el escaner para poder tomar mi asiento ene el autobús público. Sin embargo no la encontraba, pero logré escuchar aquel pitido dos veces.

-Ya pagué, toma asiento.

Al escucharlo agradecí sosteniendo me de aquellos tubos que se encontraban en la parte superior para poderse sostener en caso de que estuviera muy lleno. Y como era la mañana en un día escolar era obvio que ok estaría, por lo cual traté de estar bien sujetado para no caerme. Teniendo a MinHo a mi lado.

-Ah...Hyung, ¿por qué decidiste tomar el autobus si siempre vas en tu bicicl?... Cierto, está averiada.

-Está arreglada ahora, pero quise ver cómo estabas.

Al escuchar aquello mis labios sonrieron por sí solos debido a que había sido demasiado tiernas sus palabras que me enternecieron.
Por lo que solo sonreí sintiendo mis mejillas ruborizarse. Era realmente un buen momento.
Cuando creí que no podía ser mejor, fue el momento en que el autobús giró de manera brusca, provocando que la mayoría de las personas ladearan su cuerpo.
Por lo que con mi torpeza, mis manos se habían soltado del tubo. Pude ver como en cámara lenta iba cayendo, sin embargo aquel sujeto que se encontraba a mi lado me sostuvo a tiempo antes de que me golpeara con alguien más.

-Sujetate bien de mi.

De nuevo me había tomado por sorpresa y los nervios estaban a flote. Debido a que mi mano temblaba para tomar sus prendas.

Otra vuelta se había presentado por lo que cumplí con sus palabras y me aferré de él, colocando mis manos sobre su torso. Como si lo estuviera abrazando, ya que en verdad hacía eso.

Era el momento perfecto para oler su perfume, no era un aroma dulce, ni uno fresco, ni siguiera uno empalagoso. Pero si me dejaba hipnotizado, no quería separarme de ellos, simplemente estaba tan contento de escuchar a mi propio corazón señalarme que estaba feliz.

Me solté al darme cuenta que podría parecer como todo un ridículo ante la sociedad. Por lo cual solo reí nervioso, fingiendo que nada había sucedido.

Al llegar al instituto no había llegado sólo a mi aula de clase. Pues aquel mismo hombre que me acompañó al llegar, caminó junto a mí por toda la institución asegurándose de que yo esté en mi salón de clases.
Claramente aquello provocó que cualquier chico o chica me mirara asombrado de estar acompañado de aquella persona, y es que a decir verdad. Al bajar del autobús dije que por el esfuerzo de estar tanto tiempo de pie, mis piernas habían comenzado a doler por lo cual se ofreció en acompañarme a mi aula.

Moría internamente. No sabía cómo expresarme en ese momento.

Justo cuando tomé asiento, JinKi, junto a KiBum y otras chicas se acercaron a preguntarme como había logrado capturar su atención.

-Su bicicleta...¡CASI ME ROMPE LA PIERNA!.-Grité exagerando la situación, sin embargo JinKi había comenzado a reírse, separándose del conjunto.-Supongo que él se siente mal por ello.

-Si es eso cierto, ¿por qué no tienes algo en el pie?.

-¡oh!, lo tengo, debajo de este horrible umiforme tengo una gasa, de hecho, se logra a ver un poco como esta mi pantalón roto.

Al decirlo muchas chicas armaron una "0" con sus bocas am ver la evidencia, sin embargo no pude decir más debido a que el profesor había entrado al aula del clase, por lo tanto debíamos de poner toda la atención posible. Pero mi mente estaba en MinHo.

Sin darme cuenta logré verlo a través de la ventana como él estaba haciendo deportes. Se encontraba jugando un poco de fútbol soccer con sus compañeros de clase. Uno a uno se pasaban el balón, era un completo juego limpio.
Sin embargo cuando MinHo corría para meter gol sus piernas se marcaban aquel músculo que tenía haciendo que se vea más sensual a su vista.

Maldecí en aquel instante a mi mala vista, que no me permitía admirar con tanta atención su formado abdoben, sin embargo podría verlo desde lejos.

Mirándote Desde Lejos (2MIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora