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El reporte de lo que se hizo... Cada día que tuviéramos junta, se realizaría una bitácora.

Comenzaba a odiar esto, estar encargado era de lo peor. Y por si fuera poco, los problemas en casa eran peores. Mi hermano había conseguido un empleo y al parecer le pagarían mejor que a mi padre, por lo cual era todo una estrella.
Si lo molestaba, yo sería el culpable.
Si él me molestaba, yo sería el culpable.

Era realmente fastidioso ver como se creía lo mejor de lo mejor. Por lo cual prefería desestresarme visitando a la abuela.

Ella seguía siendo la misma respecto a su carácter, sin embargo le dio una oportunidad a su corazón provocando que yo entrará en el poco a poco. Lo cual era magnífico, pues a pesar de que aún siguiera diciéndome cosas por ser hijo de mi madre. También mostraba su cariño regalandome algún dulce o fruta que ella tendría, e incluso comenzó a enseñarme a cocinar.

5 de mayo, el día del niño. Día en que se presentaría la obra teatral. Por lo cual tendríamos que salir de clases y dirigirnos a aquel parque en donde nos presentaríamos.

Quedaba una semana para el estreno, y a pesar de que ya estaba las cosas listas, teníamos que montar todo para los ensayos.
De esta manera los actores se acostumbrarian a donde están las cosas.

Estaba en mi pupitre de clase, justo en la hora del descanso, lo cual era perfecto para comer. Así que me dirigí a la cafetería escolar a comprar algo.
Encontré un pan de melón y una leche sabor banana. La que me encantaba.

Inserté la pajilla sobre el aluminio de la bebida y comencé a tomarlo, mientras caminaba para volver a mi aula.

Al llegar lo que menos me esperaba estaba ocurriendo, tenía a la mitad del grupo de escenografía alrededor de mi asiento.
Solté un suspiro y me senté para atender sus dudas mientras abría la envoltura de mi pan.
Sin embargo, ellos habían comenzado a quejarse como salvajes que no comprendía nada.

-¡Silencio!, no sé qué es lo que dicen.

-¡Se cayeron las nubes!

-¡Se destrozó por completo!.

-Al parecer el hilo no era resistente ¡y yo se los advertí!.

Hablaban varias personas a la vez. Comenzando a volver a gritar. Por si eso fuera poco llegó JinKi.

-¡TaeMin! ¡Reprobé mi examen!.-Decía en tono triste, casi parecía que lloraba. Así mismo comenzaba a quejarse.

-¡el examen!.-Gracias a aquello había recordado que tenía que estudiar.
En realidad no sabía cómo había logrado pasar, muy apenas mi examen. Pero no era el único, ya que si queríamos salir a nosotros se nos aplicaría el examen antes. Y no había estudiado nada.

Cuando creí que todo estaba mal, logré ver como chicas gritaban elogiando a un sujeto de mi aula.

-¡KiBum! ¡Te ves hermoso!.

-¡Mira que guapo se ve así!.

-¡Se mi novio!.

Al escuchar a las fanáticas de aquel sujeto, me puse de pie sobre mi silla y logré verlo.

Por lo que corrí hacia él tocando su cabello.

-¿Pero qué hiciste?.

-Dijiste que podría teñir mi cabello de rojo ¿no?.

-Te dije que aun no lo sabían, ¡el director no me confirmó nada!. Estaré en problemas. Además ese rojo no es el rojo de peter pan, debía ser un rojo más naranja con toque de café.

Ni yo mismo sabía lo que decía. El grupo de las escenografías volvieron hacia mí quejándose de que no les dije nada acerca de las nubes caídas.

No soportaba todo eso que solté un grito y corrí fuera del aula. No sabía a dónde me dirígia solo quería silencio total.

Debía buscar un sitio perfecto, sin embargo sabía que no estaba seguro en ninguna parte, ni siquiera la biblioteca ayudaría. Sabía que ahí me encontraría a los de maquillaje, quienes estaban haciendo sus practicas finales.

Sin darme cuenta había llegado a la cancha de baloncesto, habían tres personas pasándose entre ellos el balón, yo solté un suspiro y preferí sentarme debajo de las gradas metálicas para ver los partidos de cualquiera que jugare en las canchas o que usará el aro del baloncesto o portería.

El ruido de aquellas tres personas, lo sentía muy lejos, por lo que pude haber dado un suspiro de alivio comenzando a sentir la verdadera paz que necesitaba.

Cuando creí que el silencio era la tranquilidad que necesitaba. Escuché como alguien más se acercaba soltando un suspiro pesado mientras hablaba por teléfono.

-¿De verdad no estarás para la obra que he dirigido?.-Se escuchaba algo molesto.

Yo levanté mi cabeza para mirar a aquel chico que hablaba a través de su teléfono móvil.
Sin embargo no quería ser una molestia por lo cual me puse de pie y justo cuando di un paso, aquel mismo sujeto me detuvo tomando mi muñeca.

-¿Sabes qué?, no importa entonces, tu sigue en tu estúpido trabajo.-Mencionó para finalizar la llamada y mirarme.-TaeMin, ¿cierto?

-Llevamos casi un mes de conocernos y aun no te aprendes mi nombre.-Tal vez es porque no soy especial en tu vida.

-Lo siento, es difícil aprender te muchos nombres y saber distinguir a cada persona. Pero... Tu eres distinto de alguna manera.- Aquel tomó un suspiro y se sentó en el césped verde dando unas palmaditas a lado de él para que yo me sentará. Lo cual hice.-Este sitio es mi favorito, no muchos vienen a ver a la gente jugar, este árbol hace que nos dé sombra y sirve como camuflaje. Nadie nos ve. Por eso cuando me siento estresado o enojado me gusta venir aquí a relajarme. Supongo que tu estas igual.

Al escucharlo claramente asentí, debido a que sabía que el comprendía todo lo que estaba pasando.

-En ocasiones es lindo el silencio. Te hace reflexionar en quien eres y como eres ante los demás.

Yo solo continuaba en silencio, debido a que mencionó que le gustaba ese ambiente no quería interrumpir su atmósfera perfecta. Por lo que preferí quedarme callado escuchando.

-¿Cómo va aquel problema de las nubes caídas?.

-¡Agh!, no me hagas hablar del tema por favor.-Mostré toda la repulsión que sentía de pensar en ello.

MinHo solo soltó una que otra risita provocando que al escucharlo, una sonrisa apareciera mágicamente sobre mi rostro.

-Es difícil atender las responsabilidades ¿no?, ahora imagínate conmigo.

Él tenía razón, sí que tenía una vida muy dura.

Es el presidente de la asociación de alumnos, de su clase, el número uno de la lista de los alumnos con excelencia. Era el chico que todos le agradaban, muy social, amable y volvía a las chicas locas. Ahora dirígia el club de drama por lo cual debía imaginarme todo lo que debía de hacer.

-¡Ay!  ¡Pero pobrecito!.-Exclamé y sin pensarlo ya había extendido mis brazos a su cuerpo.

Cuando me di cuenta de lo que hacía, esperaba algún golpe o algunas palabras diciendo que me alejara, sin embargo no era así. Lo único que logré escuchar fue una risa suya. Si que me hacía bien escucharla.

Al separarnos yo lo mire sonriendo en manera de agradecimiento.

-¿Te sientes mejor no?.

-¿Co...cómo, como lo supiste?.

-Lo veo en tu rostro.

Mi rostro... ¡Mi rostro! ¡Dios mio! ¡Tengo el rostro mas horrible del mundo!
Y lo peor de todo es que ¡él se fija en mi rostro!.
Quería convertirme en una avestruz y undir mi cabeza a la tierra para que nadie me logrará ver. Las imperfecciones estaban a su punto. Y yo me había acercado demasiado a él. Claramente había logrado verlas en definición hd.

¡TRAGAME TIERRA!.

Mirándote Desde Lejos (2MIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora