La música encendió llameante de pronto el ambiente alrededor de una casa del árbol colocada en medio de la floresta espesa. Gerard Gómez estaba lleno de una emoción chispeante, y vio como unos peldaños, colocados a manera de escalera, subían hacia allá.
Los subió con prisa, codicioso de presenciar cualquiera que fuera el acto que se estaba desarrollando en la casa del árbol, fundada entre las gruesas y entrelazadas ramas.
Se trataba una vivienda muy grande, y Gerard pudo ver, a su entrada, sin puerta, un hogar muy espacioso, vacío, con ventanas sin cristales, y albergando a unos cuantos graciosos habitantes.
Los vio y escuchó sus instrumentos de materiales fabricados de alguna clase de madera, y como los tocaban con una impresionante habilidad.
Uno, que parecía una jirafa enana, sostenía una especie de melódica fabricada de madera pulida. Otro, un venado de pelaje azul, tocaba con una delicadeza calculada las notas de un raro xilófono; y otros dos, uno similar a un erizo, pero de color rojo, y otro a un búho; soplaban graciosamente a través de sendos silbatos de madera.
Pero la pequeña batería de madera flexible, con platillos resonantes metálicos siendo tocados por un oso de color verde chillante, fue lo que me llamó la atención a Gerard.
Los animales le recibieron muy agradablemente al notar su presencia.
-¡Miren! ¡Tenemos a un visitante! - dijo el oso, que parecía de peluche.
-A decir verdad, es el primero que hemos recibido- agregó el alce, que sostenía ahora un pandero.
-¿Quiénes son ustedes?- preguntó Gerard muy asombrado.
-Yo soy Arknowald- dijo el alce de nuevo. Te presentó a Reynald Okwaski, nuestro músico de percusiones, a Kowlask, a cargo del kazoo junto con...
-¡Qué chistosos nombres tienen!- exclamó interrumpiendo Gerard nada respetuoso.
Pero eso no les molestó en absoluto a aquellos extraños personajes.
-¿Qué es un kazoo, y qué son esos instrumentos estrafalarios? ¿Y por qué tienen una casa del árbol en medio del bosque?
-Nuestro nuevo amigo tiene muchas preguntas, Arknowald- dijo la jirafa.
-Así es, y pensamos responderte- dijo Arknowald guiando a Gerard con su brazo.
-¡Genial! - contestó Gerard emocionado.
-Ese es un kazoo, una especie de silbato que hace este sonido divertido- y en eso sacó un silbato de quién sabe dónde y lo sopló, produciendo un chiflido que encantó al pequeño Gerard.
Y entonces él lo sopló también.
-Y estos otros son también únicos. Este de aquí es un piano de tabla- dijo llevándolo hacia el que había confundido con un xilófono, y mostrándole el sonido que emitía.
-Suena como un xilófono- contestó Gerard.
-¿Qué es un xilófono?- preguntó ahora Arknowald el alce.
-Mmm... no sabría explicarlo... la verdad.
-Bueno, supongo que no has visto esta armónica traviesa. Produce un sonido muy particular –contestó Arknowald desviando su atención hacia el pesado instrumento que cargaba la jirafa.
Y entonces el músico la sopló, mediante un orificio que tenía en su parte anterior.
- Parece un piano de cola en miniatura... - agregó Gerard.
-¿Y qué tal este? Es una batería de madera resinosa. Las baquetas de madera pulida producen los sonidos que el músico piensa.
Gerard había quedado tan impresionado con ella desde el principio, que estaba a punto de pedirle a Arkowald si podía tocarla. Pero en ese preciso instante se oyó una voz aguda proveniente de abajo, de otro personaje que parecía un lagarto emplumado, y que decía:
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Narración de lo que le ocurrió a Gerard Gómez: mi primera verdadera historia
Fantasy"Narración de lo que le ocurrió a Gerard Gómez en un caluroso y soporífero día de abril" es mi primera verdadera historia, pensada y escrita alrededor de los años 2015-2016. Como en ese entonces era un adolescente inexperto y enamoradizo, francament...