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Horacio y Gustabo, junto a la mafia sexy, la habían liado de nuevo.
Realmente no importa cuando leas esto, siempre la han liado y lo seguirán haciendo. Normal de ellos.
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El ultimo recuerdo que había en su mente era el de él siendo cargado por los brazos de conway, mientras corría hasta llegar al auto de policía. Después de aquello, nada. Ahora se encontraba en la comisaria frente al comisario Volkov, greco y el super-intendente Conway. Habían contado un poco de lo que había pasado, pero su mente aún no se acoplaba bien a esos recuerdos, y aunque el comisario volkov seguia hablando y marcando sus delitos él simplemente pensaba en lo enfadado que parecía Conway.
Gustabo se acojonó en la silla de la oficina, sintiendo como el traje de policia que llevaba puesto se empapaba poco a poco con el sudor que emanaba su cuerpo. La cosa había sido muy rapida para él y su compañero y cuando menos se dieron cuenta estaban una vez más en el despacho del super-intendente por enésima vez.
Era la primera vez que el super y los demas oficiales le hacían temblar de miedo e inclusive de decepción consigo mismo, pues hasta él mismo lo aceptaba: la había cagado.
No hacía falta regaños, gritos, insultos o golpes; el silencio y la voz lenta de volkov era suficiente para llenar el lugar de una tensión que en su vida había vivido antes.
Podía sentir incluso la mirada penetrante del super sobre él, juzgandolo, jugando con su ansiedad desde la comodidad de su asiento al otro lado de su escritorio.
Le dolía que le mirara de esa manera.
-Este ha sido el límite, Gustabo, Horacio...- habló Volkov, dejando los papeles frente a Conway en el escritorio.
Gustabo sintió un pinchazo en su abdomen seguido de un dolor parecido a un ardor. Poco se había percatado de su estado de salud en ese momento y, sinceramente, era lo que menos le importaba ahora.
"super- intendente... Por favor, nosotros no queriamos-"
"No querían, y aún así lo hicieron" La voz de el super-intendente por fin se hizo escuchar en la oficina.
Gustabo y Horacio habían sido acusados por multiples delitos a lo largo de su vida, pues hasta ellos debian admitirlo, no solo era para sobrevivir si no que también pensaban que era mucho más divertido ser los malos que los buenos en la ciudad.
Con el tiempo habían cambiado de opinión, y pensaron en que tal vez ser los buenos era mucho más genial que cualquier otra cosa.
El problema ahora no sólo era otro delito más a su expediente, si no que ahora su nombre de oficiales y miembros del CNP estaba manchado.
Los 5 ahora estaban ahí, 3 de ellos mirando con cierta decepcion y rabia a los otros dos. El resto de la mafia sexy como segismundo y emilio habían escapado a tiempo antes de que el super les pillara. Horacio y Gustabo estaban heridos, con sus ropas sucias y manchadas de sangre. Sus placas de policia habían perdido su brillo.
"Se les dió una oportunidad, se les dió una puta oportunidad para demostrar que no sois tan miserables, que no sois tan gilipollas...-" se acercó Conway a ellos.
"-confié en ustedes, confié en que serían buenos oficiales, confié en que olvidarían esas putas mierdas" su voz hizo temblar la oficina.
Ambos asintieron lentamente, bajando sus cabezas. El rostro de Conway muchas veces era inexpresable, pero hoy era mas que claro que el sujeto estaba enfadado.
Gustabo no dijo nada, se quedó callado, no podía hablar sin quebrar la voz. Estaba triste, pasar su propia saliva le era hasta difícil por aquel nudo en la garganta que amenazaba en hacerle llorar. Se sentía tan mal consigo mismo. No había querido decepcionar a Conway, no a él y no de esa manera.
El super-intendente suspiró con pesadez, meneando la cabeza hacia los lados y chasqueando su lengua contra su boca.
"Ngh... Las placas, ahora" gruñó extendiendo la mano hacia ellos.
Horacio se la entregó rápido, dejandola en su mano y levantandose del asiento, sin decir nada salió de la oficina. Gustabo pudo ver el rostro de Volkov por un momento, después de esto su poca relación amistosa se iría a la mierda.
El castaño dejó la placa en las manos de Conway y levantó su vista. Podía ver sus ojos a través de los cristales oscuros de sus gafas, no quería perderlo de vista y tenía miedo de no volver a ver sus ojos.
"Lo siento... Conway" dijó en un hilo de voz, cambiando su visión al suelo.
"No quiero volver a verlos" Conway apretó las placas y licencias en su puño y luego las tiró al cesto de basura junto a su escritorio. Salió del lugar por la puerta trasera de la oficina sin decir más.
Gustabo salió del lugar, caminando rápidamente con sus puños apretados dentro de su tipico abrigo rojo.
Mantuvo la mirada en el suelo hasta que cruzó las puertas de la comisaría, pues podía sentir todas aquellas miradas ansiosas y chismosas sobre él.
Claramente ese había sido el despido mas doloroso por el que había pasado.
Entonces vió al cielo y suspiró, estaba nublado y demasiado oscuro para ser las seis de la tarde, pensó.
Vió de reojo como el comisario Volkov pasaba por un lado suyo, desesperado por buscar a Horacio seguramente.
Gustabo deseó por un momento con todo su corazón que el super-intendente hiciera lo mismo, que saliera y le buscara. Deseaba con todo su maldito cuerpo que esto solo fuese un mal sueño.
Esperó un momento y volvio a caminar, unos metros después comenzó a llover. "Joder..." Al menos ahora las gotas de lluvia le permitirían llorar de una vez por todas mientras caminaba.
El frío le hizo sentir las heridas en su cuerpo de nuevo. Y es que ahora caía en cuenta que había sido golpeado de una manera impresionante, recordaba una disputa terrible que terminó en un fracaso para él, su amigo el crestas y los demás. Fuera de eso su mente aun estaba vagando entre los recuerdos borrosos y lejanos que había de ello.
Levantó una de sus manos y notó las manchas de sangre en sus guantes color rosado.
Oh sí que la había liado.
Limpió ésta en su abrigo y luego la pasó por su rostro, llevandose sus lagrimas.
Con el poco dinero que le quedaba en los bolsillos compró un buen Vodka y se lo bebió por completo mientras se perdía por las calles de la ciudad de Los Santos.
Gran error cometió cuando pensó que esta ciudad sería la definitiva en su vida, ahora tendría que irse de nuevo y comenzar una nueva vida junto a Horacio.
Sin duda lo mas difícil es que no volvería a ver a Conway, era lo que partía su corazón.
Al final del día, se quedó dormido y aún borracho en un callejón cerca de la ciudad de Paleto, había caminado mucho.
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<M A F I A> GTAV ROLEPLAY
RomansaHoracio y Gustabo la han líado. Luego de una separación, cada uno buscará su propio camino, sin darse cuenta que probablemente el encuentro final sea entre ellos dos. Con uno del lado del CNP y el otro del lado de la mafia. _-_-_-_-_-_-_- Historia i...