En los cuneros.

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Recorría el orfanato con pasos temblorosos, se escuchaban ruidos raros en la zona de los cuneros, era la segunda vuelta que daba para revisar si los niños estaban bien, pero no ví nada fuera de lo normal.

Cerré la puerta pero, no pude dar ni un paso cuando escuché a uno de los bebés llorar, entre de inmediato pues no quería que despertara a los demás, corrí hacia su cunita pero no había nada, sin comprender lo que pasaba las velas que alumbraban el salón se apagaron, todo quedó en completa oscuridad y poco a poco pequeñas luces rojas y amarillas brillaban en las cunas.

No sabía que estaba pasando pero mi corazón estaba a mil por hora...

Cómo si de una película de terror se tratara gruñidos se escuchaban por todas partes, era algo horrible, mis piernas no respondían, no podía moverme de dónde estaba y sentí que algo pasaba entre mis pies. Algo tomó mi tobillo y y comenzó a subir por mis piernas y torso, era muy pesado, yo estaba totalmente paralizada por el miedo...
Solo notaba dos destellos rojos subir por mi cuerpo paro en mi cuello y esos dos destellos quedaron a la altura de mi cara, con mis manos temblando toque lo que estaba sobre mi y puede distinguir dos piernitas enrollada en mi cuello y un pequeño torso erguido enfrente de mi...
Dos pequeñas manos recorrieron mi cara con suavidad y se detuvieron en mis ojos.
De la nada sus dedos parecían navajas que se encajaron en mis cuencas oculares... Solo pude gritar, y fue lo peor que pude a ver echo... Comenzaron a saltar sobre mi muchas criaturas similares a las que tenía pegada a mi cuello no los veía pero los sentía, yo solo gritaba y trataba de quitarmelos de encima lámian mi cara y mordían el resto de mi cuerpo, poco después solo sentía frío y las luces que veía se iban apagando.

- Bip Bip Bip -

Desperté tras escuchar el despertador, eran las 3:45 y tenía que ir a revisar los cuneros. No dejaré que mi sueño me sugestiones.

Salí del cunero y todo estaba en orden, salí y no pude ni dar un paso cuando escuché a un bebé llorar... Cuando reaccioné ya estaba frente a una cuna vacía y las velas se habían apagado.







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