Somebody to die for © (Sherlock bbc fan fic)

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Pov Narrador

Las calles de Londres están casi totalmente vacías, como si nunca aquella hermosa ciudad hubiera estado habitada. Ya esta anocheciendo, se puede apreciar a la perfección como el azul se mezcla sutilmente con el naranja y como poco a poco las estrellas tomaban el dominio del cielo brillando con tanta sutileza que podría hipnotizar a cualquiera, el viento corre azotando a las personas que se topa en sus caminos, la lluvia se ha tornado débil y ahora parece un rocío como si acariciara la piel suavemente, el olor a café y a pan recién hecho inunda todas las avenidas golpeando suavemente con el aroma a las narices de las personas que están pasando. Toda parece tan pacifico y tan calmado, como si hace menos de media hora no se haya realizado dos secuestro en las mismas calles que ahora unas cuantas personas ignorantes a su alrededor caminan.

Las personas caminan en direcciones distintas, izquierda derecha, izquierda derecha. Los autos pasan en total silencio, algunos rápidos, otros corren como alma que se las lleva el diablo. Entre todo ese silencio se encuentra una mujer de avanzada edad, usando un suéter para detener, aunque sea un poco, al frío viento londinense, con un vestido floreado tan colorido como el clima en las tardes más frías de Londres, sus pasos son un poco más despacio que los demás, probablemente por la edad, pero sus ojos están atentos a cada cosa a su alrededor, sus ojos totalmente marrones son los que reflejan la astucia de aquella mujer, los ojos pueden revelar más de lo que podemos observar. Aquella mujer tiene en su brazo izquierdo su bolso color negro y en la otra mano sujeta un sobre color amarillo con una única palabra escrita sobre el "Lléveselo". El caminar de la mujer se hace más lento pues sabe que ya no falta mucho para llegar a su hogar.

Mientras tanto, una hermosa melodía tocada a violín, con perfección digna de profesionales, resonaba por todo el departamento 221B deBaker Street, para ser más exactos el quien toca aquella pieza es Sherlock Holmes y la pieza es  Adagio en G menor. Aquel hombre se encuentra frente a la gran ventana tocando con fluidez tal que para tocar igual se necesitaría más de una década de entrenamiento, el hombre toca con precisión, sintiendo cada nota, pasando de una cuerda a otra, haciendo al violín cantar, las cuerdas resuenan cuando el arco pasa sobre ellas, mueve sus dedos con agilidad, entonces puede llegar a la perfección. El frío viento lo golpea haciendo que su bata ondee y su pelo rebelde revolotee con el pasar de este, sus hábiles ojos de color indescifrable se esconden detrás de esos párpados, la respiración de aquel hombre es totalmente calmada, como si tocar esta pieza lo tranquilizara de sobre manera, se sorprende a si mismo pues esta es la misma pieza que interpretó esta mañana y volver a tocarla no estaba en sus planes.

Entonces la recuerda, sí, a ella, su nueva compañera de piso.

Te estarás preguntado, querido lector, ¿quién es esa chica de la cual ni siquiera conocemos el nombre?. Así es. Si no has observado o no te has dado cuenta he usado el plural, lo que quiere decir que yo tampoco sé su nombre. La pura verdad es esa, yo no la conozco, él tampoco, creo que en realidad nadie lo hace por completo. Creo yo que ella sería como la sombra detrás de ti, "la mujer pasional dueña de mil nombres", una mujer que abraza a las sombras y respira el silencio, la persona que logra desaparecer de un momento a otro, de la que no se conoce mucho, como si en realidad nunca hubiera existido. Pero ella si existe. Déjame decirte una cosa, querido lector, aquella mujer es una excepcional, de una belleza muy notable y de una astucia casi incomparable, pero su historia es otra cosa. Su historia, querido lector, es una tira de mentiras tras otras, ha terminado lastimada en las dos maneras que serían capas de quebrantar el alma humana de cualquiera, el de cualquiera pero no el de ella, aquella mujer que sufrió todas esos engaños y atrocidades, la que ha visto los dos lados del mundo, el bueno y el malo, solo ella contra el resto del mundo. Pero como no quiero alargar la lectura con tanta habladuría, querido lector, lo mejor seria continuar.