De vuelta a casa

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Nota: ésta historia cuenta con escenas homosexuales explícitas e imágenes del mismo calibre, esta historia es de calibre homoerótico y si no te gusta por favor no leer, espero sea de vuestro agrado.

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-Al fin ha acabado otro día de trabajo, estoy agotado, he estado yendo de un polo a otro todo el día, al menos hoy es viernes-susurré reclinando un poco mi cabeza hacia atrás, estaba totalmente agotado y sin querer, le metí un cuerno en un ojo a una señora-oh, lo siento-el tren a esta hora estaba repleto, la señora se enojó y empezó a gritar que tuviera más cuidado que si no un día terminaría sacándole un ojo a alguien. La gente de ahora está muy sensible, cuando yo tenía quince años, mi hermano sin querer me dio un cabezazo en las costillas y me enterró unos ocho centímetros de cuerno en el costado derecho. Fue algo terrible, pero no fue mortal gracias al cielo.

El tren en el cual iba era uno a vapor, vivo en el Reino unido, en una isla anexa que se llama Backford. Una vez abajo del tren, comencé a caminar a casa, encendí un cigarrillo el cual fumé de inmediato, tristemente fue el último del día, se me acabó la cajetilla, la ciudad al terminar el ocaso se vuelve encantadora, tiene luces hermosas por todos lados, la sal del mar se sentía por todo el lugar. Últimamente me he estado sintiendo algo decaído, extrañamente mi cuerpo me pide drogas, pero duras, las he dejado atrás, pero a veces el cuerpo me dice "¡hazlo, no hay nada malo! ¡Recuerda lo feliz que estabas fumando marihuana! ¡Recuerda que animado estabas con la cocaína!"

Cada vez que lo recuerdo empiezo a transpirar fuertemente, me pongo nervioso, me dan ganas de escapar y conseguir un poco de esas sustancias malas, pero el sentido común me impedía, en mi cabeza resonaba la culpa diciendo "no es bueno para ti, te estás matando lentamente ¡piensa en tu hijo, idiota!". Tengo un hijo de dieciséis años, mide diez centímetros menos que yo, la duda que todo el mundo se cuestiona es... ¿por qué él tiene dieciséis años y yo veintiséis? Pues al explicarlo es significado de que nadie crea lo que sucedió.

Hace dieciséis años, después de gimnasia, me quedé tiempo extra en las duchas, hasta que entró Trisha Huggins, una chica que era ninfómana y le encantaban los chicos menores, a tal punto que decidió abusar sexualmente de un chico pequeño, uno de diez años el cual era yo. Un acto que marcó punto y aparte en mi vida, aunque no me volví homosexual por eso, solamente me desagradaron aún más las mujeres. Aunque no fue la razón principal por la cual sea gay, sino que es algo que se traía de fábrica y pues como muchas cosas, es irremediable.

Si yo viviera en el mundo de ustedes seguramente me reconocerían al instante, pues un toro de dos metros y medio de altura no se ve todos los días, aunque donde vivo pues sí, todos los días me veo en el espejo y miró mi cabello rojo con raíces negras, porque he de aceptarlo no soy pelirrojo natural. Ni siquiera tengo descendencia irlandesa, soy de ambas partes alemán (un alemán de pelo negro), no autentico pero sí en un cien por ciento parcial. Y otra cosa que no hace ver que fuese alemán son mis ojos, esos ojos que tengo son color avellana y pues los alemanes los tienen azules ¿Qué clase de alemán soy? No tengo idea pero bueno, no le puedo hacer nada.

Seguía caminando por la iluminada acera, llena de faroles hermosos y brillantes irradiando color blanco, junto con los edificios que desprendían destellos naranja y amarillos, creando así una luminaria realmente linda y es por eso que adoro esta hora del día, sobretodo porque en la avenida principal Great Empire emana aromas deliciosos de los muchos de restaurantes y pastelerías que tiene. Es una avenida muy grande con dos carriles de automóviles anchos divididos por unas cuatro vías de tren, que recorren toda la ciudad y se dividen en tres secciones: los muelles, el distrito comercial y la estación central.

Me detuve a comprar en un pequeño kiosco una cajetilla de cigarrillos, se encontraba al lado de una garita de señales, olía mucho a humedad y humo. Pagué la cajita y me fui, no quise abrirla para que durara, pues trato de no gastar mucho en estas cosas, no era compulsivo en ese entonces y sigo sin serlo pero de cualquier forma a veces me daban ganas de serlo. Me guardé la cajetilla en mi bolso y continué mi viaje de regreso a mi hogar en donde me espera mi hijo. Le conocí un día cualquiera en mis dieciséis años, un par de policías llegaron a mi casa buscando al padre del pequeño el cual era yo, ya que por todo lo sucedido nosotros éramos su única familia, debido a que la familia de la chica tenía varios antecedentes y reportes que no eran favorables para criar a un niño de seis años, por lo que le adoptamos con todos los nombres familiares y como era de esperarse, me llenaron de preguntas, ya que jamás dije lo que pasó hasta ese otro momento. Mi familia lo acepto realmente bien, cosa que me sorprendió mucho y debido a eso decidí confesar la verdad de mi vida, esa cosa que por alguna razón se debe confesar y no es normal: el ser gay.

Vida De un Padre SolteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora