Amateur ꩜ abo! larry

Capítulo 11

La respiración de Harry es tranquila, pese a tener su corazón latiendo alocado en su pecho, intentando salir de la cavidad y abrirse paso al mundo exterior para hallar aquello que desconoce por completo. Tiene este ligero temblor en sus manos que resulta molesto para él mismo porque lo deja tan expuesto y vulnerable que es bochornoso.

Sin embargo, Louis parece no notar la intranquilidad de Harry. Y si lo hace, lo disimula bastante bien porque incluso hay una canción bastante ligera y movida sonando en el reproductor de música del auto, a un volumen tan bajo para que ambos estén a gusto.

Con el alfa conduciendo en silencio tranquilo, hay una única pregunta que se repite una y otra vez en la mente de Harry, aumentando con el ritmo de su corazón y creando esa incertidumbre que tanto detesta porque no tiene nada de paciencia y es un ansioso, y también tiene miedo.

El vehemente terror instalado justo al lado de su corazón impertinente es otra de las razones de su incomodidad. Sabe que está arriesgando demasiado con esto, si no es que todo, y también se está convirtiendo en un demente en el proceso. Ni siquiera conoce a Louis más allá de su celo o su habilidad de convertir a Harry en nada más que un lío de gemidos. No tiene idea de quién es, qué hace, ni nada en absoluto, aún así él ya le ha dado su dirección y está por exponer directamente a su cachorro a este alfa que bien podría resultar un psicópata o, en el mejor de los casos, un intenso desesperado por la atención de Harry.

Y él sabe que está arriesgando más de lo que incluso debería, pero está esa hermosa calidez en los ojos azules de Louis que solo le hace respirar pausado, asentir y guardar silencio todo el camino como lo está haciendo justo ahora, porque la tranquilidad del alfa es lo único que necesita para sacar de su cabeza todos los pensamientos que le abruman.

Harry se da cuenta de las miradas discretas que Louis le deja cuando toma una curva o simplemente detiene el auto porque hay algún tipo de tráfico ligero. Sus manos siguen húmedas en su regazo y no puede evitar morder sus labios de la manera más discreta que encuentra porque se siente aterrado aunque quiere convencerse de lo contrario.

Louis va a ver a su hijo del que no tiene idea que existe. Y ni siquiera va a descubrir que lo es porque Harry no tiene ninguna intención para decirlo, y no es como que sea necesario. Además, es ridículo solo pensar en que un alfa creería tal tontería.

—¿Puedes decirme la dirección otra vez? —pregunta el alfa, provocando un pestañeo distraído por parte de Harry y luego un asentimiento de cabeza cuando su cerebro termina de procesar lo que Louis dice.

Cuando Harry indica la dirección de manera detallada, Louis no pierde tiempo en escribirla en el GPS de su teléfono móvil, y luego esta voz femenina llena el auto con un "gire a la derecha en diez metros".

Harry suspira y vuelve a relajar su cuerpo con la necesidad de aumentar el frío del aire del auto pese a que son algo así como las diez y media de la mañana y el frío del otoño está azotando con fuerza en todo Londres.

Después de lo que parece una eternidad, entran en la zona escolar del cachorro y el corazón de Harry amenaza cada pocos segundos con salir y hacer de las suyas sin importarle tener el permiso del omega.

—Estaciona allí —señala Harry a un espacio libre a unos metros de la entrada del jardín. Louis lo hace de inmediato, enciende alguna luz de cambio para indicarle al auto de atrás que va a estacionar, y termina haciéndolo con total éxito después de un par de segundos porque a él se le da demasiado bien esto de estacionar en lugares estrechos.

Harry gira a verle, con sus pestañas ocultando el miedo que se ha alojado en sus orbes momentos atrás, y Louis regresa la mirada con el inicio de una sonrisa demasiado encantadora naciendo entre sus labios delgados. Y si pudiese, Harry solo le besaría allí porque se muere de ganas de hacerlo, pero no tiene ninguna excusa para eso y definitivamente no va a dejar que un alfa se de cuenta del interés que ha nacido como una flor entre el lodo que ha dejado la lluvia algún día atrás.